Fue en agosto de 2021 que todo empezó –o terminó– para Martín Pérez Banchero, hasta ese entonces, director nacional del Ministerio de Turismo (Mintur). En declaraciones al semanario Búsqueda, dijo que el entonces titular de la cartera, Germán Cardoso, pidió que lo echaran porque se negó a firmar compras directas de publicidad que, según entendía, estaban por fuera de la norma. La mecha se encendió, una semana después llegó hasta Cardoso y las llamas lo obligaron a renunciar.

Luego, lo ya conocido: el Frente Amplio (FA) pidió establecer una investigadora en el Parlamento sobre la gestión de Cardoso. Y el exministro, que tuvo que volver a su banca de diputado, contraatacó, solicitando una investigadora de la administración anterior del Mintur, del FA, a cargo de Liliam Kechichian. En un hecho inédito en el Parlamento, se conformaron dos comisiones investigadoras de una, donde un legislador –Cardoso– era denunciante y denunciado.

La empresa de publicidad Kirma, de Estonia, el “asesor honorario” y amigo desde la infancia de Cardoso, Elbio Rodríguez, y el adscripto del exministro, Daniel Reta, se llevaron varios titulares. El caso terminó en la Justicia, a cargo del fiscal especializado en Delitos Complejos de tercer turno, Gilberto Rodríguez. El lunes, Pérez Banchero declaró por segunda vez sobre esta causa, y luego conversó con la diaria, no sólo sobre la gestión de Cardoso al frente del Mintur sino también acerca de cómo ve al Partido Colorado (PC), del que, pese a todo, dice que no se quiere ir.

¿Qué te dejó todo este proceso que viviste dentro del Mintur y luego afuera?

Claramente, para mí fue una situación de fuertes emociones, que me hizo mover algunos de los pilares de mi vida. A mí siempre me gustó mucho la política, siempre sentí vocación por la política: soy colorado por mi abuelo materno, me movió la figura de Jorge Batlle, su visión reformista y de pensar el Estado. Y después de lo que me pasó en el Mintur, tuve un quiebre en el que dije: “no sé si voy a seguir en la actividad política”, capaz que vuelvo al ejercicio de mi profesión, abogado. No fueron momentos fáciles, porque sentí desilusión y soledad, por el vacío que se me hizo desde gran parte del partido –no de la Lista 15, que siempre me apoyó–, que ha tratado de mirar para el costado, y que espera que el tema desaparezca y hacer como que no pasó. Pero sigo siendo colorado y teniendo una visión batllista, republicana y liberal, por tanto, debo seguir en el partido, y mi primera batalla es tratar de que el PC siga manteniendo un espacio para que la gente honesta, de trabajo y de bien sienta que el partido todavía es una herramienta útil.

¿Durante la gestión de Cardoso en el Mintur no había gente honesta y de bien?

En el Mintur las irregularidades eran gigantes y el manejo fue muy malo. Y las reflexiones posteriores también han sido por demás desacertadas en lo político. Cuando, para defender la gestión de Cardoso, se dice que el FA hacía lo mismo, es una respuesta aberrante, porque el FA nunca puede ser la medida de la corrección. Si el FA es la medida de lo que está bien y está mal, que gobierne el FA de aquí a la eternidad.

¿Cuándo empezaste a dudar de la gestión de Cardoso?

Primero, vamos a comparar los dos procedimientos, porque son de compra directa por excepción, pero se instrumentaron de formas diferentes. El ordenador del gasto siempre es el ministro, porque al ser compra por excepción –por el monto–, la mayoría de las veces es por resolución. Ahora bien, una cosa es quién es el ordenador y otra es quién autoriza la compra. Durante la administración del FA, era el subsecretario Benjamín Liberoff; durante la gestión de Cardoso, el encargado de las compras fue Daniel Reta. Eso me molestó, porque yo entendía que el director de Turismo era quien tenía que decidir las compras, pero el ministro tenía facultades para poner a otra persona, y me desplazó de esa función.

En Fiscalía Reta admitió firmar expedientes sin leerlos.

Reta habló de la desprolijidad y [el subsecretario Remo] Monzeglio, en su discurso de asunción, hizo un homenaje a su grupo de amigos, “los desprolijos”. O sea, la desprolijidad para Monzeglio y Reta es una conducta de vida, pero para mí es la antítesis de eso: soy una persona ordenada, de trabajo, que no puede convivir –y menos en el Estado– en ese reino de la desprolijidad. Pero volviendo a lo anterior: el FA compraba con un fundamento, que era el de la agencia Young & Rubicam, que era claro y preciso, pero en la administración de Cardoso casi todas las compras fueron sin informe y los informes ya no tenían semáforo.

Se hacía un informe con colores.

Sí, con tres luces: se sabía claramente que si era verde, cruzá, y si era roja, no. Todo lo que se compraba era con la luz verde. Había reuniones donde los funcionarios participaban, se manejaban todas las propuestas y se elegían, había una participación institucional. Pero durante la administración de Cardoso ya no la hubo, lo que hubo fue oscurantismo, y eso se vio plasmado en la conformación de las facturas. En el FA conformaban la factura Liberoff y una funcionaria, y en la administración Cardoso lo hacían el ministro y Reta. Pero hay otro punto gigante: la conformación de factura es lo que da fe de que se está prestando el servicio.

O sea que la factura se hace cuando se confirma que se está prestando el servicio.

La factura la emite el prestador. Una empresa libra una factura, y cuando la recibe el Mintur, hay un informe o hay funcionarios que conocen que la empresa puso la publicidad, por lo tanto, firman la factura, porque se prestó el servicio. En la administración de Cardoso, los funcionarios dejaron de conformar las facturas, porque la regla fue el oscurantismo. A fin de 2020 se compraron 700.000 dólares de publicidad digital. Era un disparate, no tenía sentido, porque estábamos en el medio de la pandemia. El Mintur no iba a gastar, porque no había publicidad, ya que no se podía hacer turismo. No tenía sentido comprar esos 700.000 dólares, que eran a Xaxis, Kirma y Cisneros. Entendí que a Xaxis no se le podía comprar, porque pertenece a la agencia Young & Rubicam, y no puede proponer ni controlar algo en lo que tiene un interés. Por eso, a fines de diciembre [de 2020] tanto Cardoso como Elbio Rodríguez me llamaron, desesperadamente, para que yo igual diera el pase administrativo para hacer la compra...

¿Entonces?

Me negué, pregunté a la agencia [Young & Rubicam] qué era Kirma y me informaron que no tenía vínculos con la agencia. Hasta que me fui del Mintur, nunca supe que la propuesta de Kirma había entrado por Elbio Rodríguez y Daniel Reta, ni que se había armado a conveniencia para pasarla, y yo era el director nacional de Turismo... El Mintur siempre paga con servicio en trámite o cumplido, el Estado nunca puede pagar antes, tiene que haber una autorización del Ministerio de Economía y Finanzas, y tiene que ser por algo conveniente. Si en el Mundial de Qatar uno paga antes y le hacen tal descuento, por ejemplo. Por lo tanto, para pagarle a Kirma tenía que estar cumpliéndose el servicio, se me dice que sí y se agrega la factura firmada por Cardoso. El ministro dio fe de que Kirma estaba cumpliendo el servicio y yo me fui del Mintur pensando que Kirma estaba cumpliendo el servicio. Y todos los funcionarios del Mintur que miraron el expediente y vieron conformada la factura pensaron que Kirma estaba cumpliendo el servicio... Como no había división de marketing funcionando, porque la habían desarmado, nadie controlaba y no se sabía que Kirma no sólo no había prestado el servicio sino que nunca había contestado un mail, que no se la había podido localizar y que todavía no se sabe si la empresa realmente existe o no.

¿La gota que derramó el vaso fue la compra de publicidad de vía pública a Netcom?

Primero, hubo una propuesta de Netcom de vía pública. El Mintur en la administración anterior compraba 220.000 dólares por año en total a un promedio de seis empresas, y cuando me llegó una propuesta de un millón de dólares por un año a una sola empresa, a tres veces y algo más de lo que vale en el mercado, dije que no. Un mes después, llegó la misma propuesta, pero en vez de por 12 meses, por tres, entonces se hizo la compra más grande de vía pública a una sola empresa, 300.000 dólares, y más caro de lo que vale en el mercado, para diciembre, enero y febrero de 2021, en pandemia, que no hubo turismo. En julio me llegó un expediente para renovar la cartelería, para tres meses más, abril, mayo y junio. ¿Cómo iba a aprobar algo que ya se había vencido y no había forma de controlarlo? Eso me espantó, me generó mucho estrés. Yo no discutía los fundamentos, porque no los conocía y no era competencia mía; yo hacía pases, pero cuando el pase era manifiestamente irregular, lo objetaba. El monto no tenía precedentes, eran más de 500.000 dólares. Pero lo que objetivamente no tiene discusión es que en julio no me pueden proponer algo que se venció en mayo. No podés venir a venderme para el recital de Guns N' Roses del domingo, que ya pasó, porque es imposible materialmente. Ante esa compra, hablé con José Amorín [Batlle, líder de Lista 15] y le dije que me quería ir del Mintur. Me dijo que esperara un poquito más. Fue el único expediente que no resolví. Entonces, me llamó Cardoso y me dijo que tenía que firmar ese expediente o me echaba. “Echame”, le contesté. Y bueno, me echó.

¿Ese expediente fue el que te hizo más ruido?

Fue una sumatoria de indicios: números extraordinariamente más caros que todos los antecedentes, sin informe de Young & Rubicam, sin participación de los funcionarios y no se conocieron los fundamentos, en el medio de una pandemia... Es claro que me generaba una enorme desconfianza de qué pasaba. Y hasta hoy nadie asume responsabilidades. ¿Por qué se pagó eso? No hay argumentación alguna.

¿El procedimiento de compra directa de la gestión de Cardoso era más discrecional que el de la administración del FA?

Era absolutamente oscuro, secreto, sin fundamento, cerrado y sin participación institucional; calificarlo de “discrecional” es generoso.

El subsecretario del Mintur, Monzeglio, cuando fue a la investigadora del Parlamento, en octubre de 2021, mostró unas gráficas que consignaban que tenías mucho menos kilómetros (2.624) recorridos que él (6.360) y Cardoso (17.860).

Monzeglio fue a mentir al Parlamento para encubrir a Cardoso. El parámetro de cuánto se recorre no existe, porque no tendría sentido que todos los jerarcas recorran. Yo hice más kilómetros de los que dice ahí. Monzeglio saca los números en cuanto a los viáticos cobrados, porque Monzeglio era una máquina de cobrar viáticos, salía y cobraba viáticos por todos lados.

Los tres ministros colorados que empezaron con el actual gobierno, en marzo de 2020, Ernesto Talvi, Carlos María Uriarte y Cardoso, dejaron sus cargos, por una razón u otra. ¿Qué pasó en el PC?

Me da mucha pena cómo está el PC hoy. Es el partido que construyó el Uruguay, tiene una sólida formación liberal y republicana, obviamente que, con luces y sombras, como cualquier partido que gobernó tanto tiempo, pero perdimos identidad. El PC no marca diferencias con el gobierno, en muchas cosas parecemos una mascota del Partido Nacional. Somos un partido unitario; ante esta creación constante y continua de cargos de las intendencias blancas, nosotros deberíamos decir algo. Los que somos jorgistas de la primera hora, que queríamos la reforma del Estado, cuando no se bajan funcionarios y se aumentan, deberíamos decir algo. El PC está confundiendo la función en el gobierno, tenemos que aportar nuestra impronta. Cuando tuvimos un candidato a presidente que levantó la bandera de los 136 liceos, no me parece sensato terminar el gobierno con cero liceos de esa propuesta de Ernesto Talvi.

Pero Talvi se fue.

Y es una pena para el partido que se haya ido. Notoriamente, después de lo que me pasó a mí, me hace entender algunas cosas de Talvi. El sistema político es duro.

¿Tendrías una charla con Cardoso, te tomarías un café con él?

No.