“La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón, así como el espíritu de una situación sin alma. La religión es el opio del pueblo”, supo escribir el filósofo Karl Marx en Contribución a la Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, obra publicada en 1844. Con base en esa frase, como otras acuñadas por distintos intelectuales, es que se llevó adelante en la tarde del jueves la exposición Política, religión, izquierda y movimientos sociales, coordinada por Siembra Uy, en la que dieron sus puntos de vista el trabajador social e investigador especializado en religión Nicolás Iglesias, la directora de Salud de la Intendencia de Montevideo y militante social Virginia Cardozo, y los legisladores frenteamplistas Amanda Della Ventura y Nicolás Viera.
Viera, representante por Colonia, sostuvo que parte de “premisas básicas” como que “el cristianismo es revolucionario” y que la palabra de Cristo “es una palabra de amor”, la cual es imposible asociar a “cuestiones de odio”. “Yo no acepto que nadie me diga lo que tengo que pensar, y tampoco acepto que nadie me diga lo que tengo que creer en base a la palabra de Cristo”, expuso. En ese sentido, indicó que se tiene que pensar o “tratar de construir un razonamiento” sobre qué rol cumplen la iglesia y el cristianismo en la construcción comunitaria: “Es una construcción que se hace en el barrio, con los mas desposeídos, que se hace con una visión revolucionaria de cambiar la realidad que nos golpea bien fuerte”.
Es así que consideró que la izquierda “ha perdido un tiempo grandioso” por un “infantilismo” de “despreciar” a aquellos que creen. “Capaz por esa mirada de Marx, que no comparto. Tenemos que hacer un esfuerzo mayor desde la izquierda en pensar cómo tenemos que echar raíces en esa sociedad, no sólo por un interés político en transformarlo, sino por la necesidad de dar una mano en lugares que están muy jodidos”, consideró Viera.
“Creo que toda la distancia que generamos con las religiosidades son distancias que las supo ocupar la derecha, que se tradujo electoralmente después, claramente”, expresó en la misma línea Cardozo, en diálogo con la diaria. En ese sentido, advirtió que lo que no se cubre con política pública lo terminan cubriendo los sectores “más conservadores”, y a modo de ejemplo puso sobre la mesa la política de drogas. Si bien se avanzó, consideró que falta: “La única herramienta que tiene la gente es ir a Remar. Ahí hay un vacío de política pública que lo llenan las iglesias”, indicó, y agregó que lo que corresponde es ocupar los espacios para “transformar las realidades”.
En tanto, Della Ventura planteó a la diaria que el desafío del FA es “cómo muestran”, quienes encarnan el pensamiento del evangelio, que “la idea del mundo justo y de luchar por lo que menos tienen es de la izquierda”. “El desafío es que la gente pueda llegar a la conclusión de que esos partidos [en alusión al Partido Nacional y Cabildo Abierto] no representan sus derechos, y no defienden sus derechos. El mensaje de cómo se logra asociar la religión desde el punto de vista del compromiso por los pobres, la verdad, la justicia. Ese es el desafío, que no es nada fácil”, añadió.
Al ser consultada sobre si se deberían generar espacios que sean específicamente para quienes profesan alguna religión, Cardozo dijo que en su opinión no, porque hay “compañeros y compañeras del FA que son creyentes”, algo que pasa “cada vez más”. “Tenemos que romper con esa idea de que la izquierda es atea y de que, de última, está el PDC [Partido Demócrata Cristiano], que tiene una representación de los católicos. Tenemos que entender que hay un entramado de compañeros creyentes y estamos dejando por fuera a otras espiritualidades y religiones que son parte de la vida del FA”, estableció.
Para Cardozo hay “lógicas” de la Biblia que “son revolucionarias”, por ejemplo, que “la justicia se basa en la dignidad y en el valor del otro por igual”. Señaló que en el proceso de “El FA te escucha” se incorporaron las iglesias como actores clave para conversar: “Me parece un acierto importante ir a discutir con las iglesias, con los espacios religiosos, acercarse a ver qué piensan. Espero que esos puentes sean parte de la práctica política”.
El caso de Brasil
A dos semanas del balotaje en Brasil entre Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro, ambos candidatos se disputan el voto religioso, y las fake news están a la orden del día, tanto que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) tuvo que salir a desmentir que “hizo un pacto con el diablo”. Varios estudios y encuestas confirmaron que alrededor de 60% de los evangélicos brasileños votaron por el presidente Bolsonaro en la primera vuelta electoral del 2 de octubre.
Viera dijo que en Brasil “está el manual de lo que no hay que hacer”, e hizo foco en el “fenómeno” que son las iglesias evangélicas, que “ata mucho el poder de plata y la política”. Además, sostuvo que en los barrios más pobres, donde el Estado “no logra llegar”, hay una iglesia que “da respuesta a cosas sencillas de la comunidad”, donde el pastor es el referente “porque cumple sus funciones”. “Finalmente, se termina transformando en un poder electoral donde hay diputados, senadores, y candidatos a presidente evangelistas”, concluyó.