A partir de este viernes 6 de mayo a las 17.00 y hasta el viernes 27 estará en el Centro de Exposiciones Subte (plaza del Entrevero, Montevideo) la muestra Esta es mi historia ¿Y la tuya?, una iniciativa del colectivo Memoria en Libertad, integrado por niñas, niños y adolescentes víctimas directas del terrorismo de Estado entre 1968 y 1985. Se trata de una exposición de objetos hechos por presas y presos políticos durante el cautiverio, que regalaron en las visitas a familiares y cuyo recuerdo “fue fundamental en el imaginario de las infancias y la construcción de la memoria”, según expresa la presentación de la muestra.

“La entrega de estos objetos se hacía a través de las reglas penitenciarias de cada centro [de detención], siempre arbitrarias y sistemáticamente cambiantes, por lo cual era difícil saber cuándo y en qué condiciones se iba a recibir. Una de las tantas formas de la tortura sistemática ejercida desde el Estado sobre las niñas, niños y adolescentes era dañar o apropiarse de los mismos, así que muchas veces los regalos llegaban rotos o directamente no eran entregados”, agrega la presentación.

La muestra se inició por el interior del país el 2 de octubre de 2020, cuando se montó en la Casa de Artigas, en Sauce, Canelones. Luego pasó por Paysandú, Mercedes, San Carlos, y ahora llegó a la capital del país.

Juguetes artesanales, miniaturas, dibujos, poemas, cartas y otros objetos hechos por los presos políticos durante los años de cautiverio para regalarles a sus hijos y demás familiares forman parte de esta exposición, que fue acumulando memoria a lo largo del recorrido por el país.

“A través de estos objetos nuestros seres queridos estaban presentes en momentos clave de nuestra vida cotidiana: cuando se iniciaba una estación nueva, cuando empezaban las clases, si debíamos emprender un viaje o si alguien estaba enfermo/a. Si bien, no nos pudieron acompañar físicamente, por medio de estos regalos los sentíamos presentes”, sigue la presentación.

Victoria Sequeira, integrante de Memoria en Libertad, contó a la diaria sobre las experiencias que recogieron en el interior del país. “Fue muy importante poder contar esta historia. Hay un silencio infinitamente mayor que en Montevideo. Pudieron contarnos su historia y acercarnos sus objetos. Al interior llegábamos unos días antes y pedíamos que la gente trajera sus objetos y los exponíamos”, agregó.

Pero quienes aportaron a la exposición no los dejaron. “La gente no los dejó, se los llevó. El tiempo en que estábamos en cada localidad los exponíamos y luego los devolvíamos. De hecho, a la gente le cuesta muchísimo dejarlos en una vitrina. Pero eso disparó poder escuchar las cosas que pasaban en el interior con esos niños”, dijo.

Sequeira expresó que vienen realizando un registro audiovisual de la trayectoria de la muestra para, en un futuro, hacer algo que contribuya a la construcción de memoria.

Además, contó que no todo lo que han acumulado se puede mostrar porque depende de los espacios de exposición, y han ido adaptando la muestra a cada lugar, según los objetos. “Hay muchos barcos, que son grandes, pero también hay un juego de té en miniatura hecho con huesos, con las tacitas del tamaño de mi pulgar, alucinante”, puso como ejemplo.