En setiembre de 2021 el gobierno anunció que un equipo negociador con integrantes del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Ministerio de Economía y Finanzas había empezado el estudio de factibilidad para un tratado de libre comercio (TLC) con China. Este miércoles, diez meses después, el presidente Luis Lacalle Pou brindó una conferencia de prensa en la Torre Ejecutiva para informar que ese trabajo ya terminó y que la conclusión es “positiva”: se evaluó que un potencial acuerdo es “beneficioso” para ambos países. Por lo tanto, ahora empezarán formalmente las negociaciones para un TLC.
“Los acuerdos suponen prosperidad, oportunidades y trabajo. Nuestro desvelo, desde el inicio del gobierno, es tratar de comerciar los productos, la materia prima, lo industrializado y la tecnología de nuestro país. Y en un análisis exhaustivo –no antojadizo– de la posible existencia de un TLC con China, hemos llegado a esa conclusión. Por eso, en los próximos días nuestros equipos, en contacto con los equipos del gobierno chino, formalmente iniciarán las conversaciones para el TLC”, indicó Lacalle Pou.
El mandatario señaló que es “una noticia alentadora” por “la importancia que tiene China en nuestro comercio exterior”. Dijo que espera que el TLC se pueda concretar durante lo que queda del actual período de gobierno, “pero si tiene que ser en el que viene, así será”. “Cuanto antes se haga, mejor para los uruguayos, para las oportunidades, la prosperidad y el trabajo. Ese es nuestro apuro, no poner las firmas. Algunas cosas que vamos a empezar en el gobierno las terminará el gobierno que viene; siempre son procesos acumulativos. Todos los gobiernos de los últimos años han tratado de iniciar un TLC con China; en este caso, hemos tenido la oportunidad de avanzar formalmente”, señaló.
En 2016, el expresidente Tabaré Vázquez visitó China y firmó una serie de acuerdos de complementariedad con el país asiático, y si bien planteó la posibilidad de avanzar hacia un TLC, algo que no prosperó.
Consultado por la prensa sobre las visiones geopolíticas de un posible TLC con China, Lacalle Pou contestó que el gobierno ve el TLC “desde un punto de vista netamente comercial, que no trae otra obligación que la que se suscribe en un TLC”.
“A veces se mezclan las relaciones comerciales con las políticas. Tampoco hay que ser ingenuo, pero esto es un TLC. Si el día de mañana se puede hacer un TLC con Estados Unidos –que no está en la mesa–, por supuesto. Nuestra obligación es abrir mercados”, afirmó. Ante una consulta sobre si se divulgará el estudio de prefactibilidad que culminó, dijo que no; “estratégicamente” hay algunos temas del estudio de factibilidad que “en virtud de la futura negociación” conviene ir dosificando a la hora de hacerlos públicos, indicó.
Al inicio de la conferencia, Lacalle Pou subrayó que ya les había dado la noticia a los líderes “de todos los partidos políticos del país”. Uno de ellos, el senador Guido Manini Ríos, de Cabildo Abierto, dijo a la diaria que la factibilidad aprobada “es una buena noticia” y agregó: “Pero, como dijimos el primer día, hasta que no sepamos cuál será el contenido del tratado, a quiénes afecta y qué consecuencias tendrá, no podemos decir si será bueno o malo”.
Desde filas de la oposición, el senador Daniel Caggiani dijo a la diaria que “es una buena noticia para Uruguay” que haya terminado el estudio de factibilidad, aunque todavía no se conocen “las conclusiones ni su diseño”. Destacó que tampoco se conoce cuál será la hoja de ruta de las negociaciones, y si el gobierno chino “también va a hacer un comunicado en ese sentido”. Además, el senador señaló que se debería saber si las negociaciones se harán de manera bilateral o si “se trabajará con una aprobación tácita de los socios del Mercosur”.
Esto último está en relación a que Argentina en mayor medida, y también Paraguay, han planteado críticas a la idea de Uruguay de avanzar en un TLC con China por fuera del bloque. Estos países entienden que la normativa interna impide acuerdos individuales, mientras que Uruguay no acepta esa condicionante. Lacalle Pou dijo que este tema estará sobre la mesa en la cumbre de presidentes que tendrá lugar en Asunción el 21 de julio.
Caggiani sostuvo que “hay que ser cautos a la hora de analizar cuáles pueden ser los alcances, sobre todo teniendo en cuenta que hay variables que Uruguay no maneja y también juegan en la ecuación política y comercial”. A su vez, marcó que insistirán con la convocatoria del canciller Francisco Bustillo al Parlamento –fue citado hace un mes y aún no asistió– “para poder conocer los pormenores de este anuncio y tener más elementos”. Explicó que la pretensión es tener la información “para ir conociendo cuáles son los sectores que pueden tener una ganancia importante en materia de un posible acuerdo comercial, y cuáles pueden perder con la apertura comercial hacia China”.
El objetivo del estudio de prefactibilidad es analizar las potencialidades y riesgos de un acuerdo comercial. Si bien estos convenios pueden abarcar diversas áreas, lo primordial es la negociación de los aranceles, es decir, la tasa de importación que se cobra por el ingreso de productos. El objetivo de Uruguay es ingresar con menos costos al mercado del gigante asiático, y como contrapartida llegarán productos chinos a valores más bajos, lo que puede impactar en sectores de la producción local.
Desde el sector privado, Washington Durán, presidente de la Comisión de Comercio Exterior de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), dijo a la diaria que se estaba esperando el anuncio “desde fin de año”, plazo que inicialmente manejó el gobierno para cerrar el estudio previo. “Ahora llegó el momento de comenzar a jugar”, dijo en referencia a la negociación del TLC, que evaluó que será “compleja” y duradera en el tiempo por las diferencias idiomáticas y culturales.
“Es un TLC con una cobertura muy amplia. Hay que trabajar entre 20 y 30 capítulos [por sectores de actividad] y eso lleva mucho tiempo”, indicó. También resaltó que la CIU entregó a los ministerios que participarán en las negociaciones su estudio de impacto, porque “sin dudas habrá ganadores y perdedores”. La gremial pidió en el documento una “apertura gradual del mercado uruguayo”, con un cronograma “de desgravación arancelaria progresiva” con plazo de hasta 15 años en ciertos casos, y con “un universo suficiente de excepciones”.