En la previa a la cumbre de presidentes del Mercosur, que tendrá lugar este jueves en Paraguay, los ministros de Relaciones Exteriores y Economía de los países miembros del bloque regional participaron el miércoles en una reunión del Consejo del Mercado Común (CMC). En esa instancia, en la que se acordó una reducción de 10% en el arancel externo común (AEC) -la tasa que pagan las importaciones extrabloque- y firmar un tratado de libre comercio (TLC) con Singapur, se dio un cruce entre el canciller Francisco Bustillo y su par argentino, Santiago Cafiero, por la búsqueda de Uruguay de negociar un TLC con China.
Argentina rechaza el acercamiento al gigante asiático que pretende el gobierno de Luis Lacalle Pou, y argumenta que las normas del Mercosur no permiten negociaciones bilaterales con países de fuera del bloque sin el aval de los socios, mientras que Brasil de momento no ha explicitado una oposición a la estrategia de Uruguay. En tanto, Paraguay ha tenido una postura cercana a la de Argentina, aunque sin llevar la voz cantante en los reclamos; entre otras cuestiones, el país guaraní tiene relaciones diplomáticas con Taiwán y por ende no tiene relación con China.
El canciller uruguayo, Francisco Bustillo, que participó en la reunión junto a la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, dijo al hablar ante sus homólogos que “el bloque debe tener la capacidad de ofrecer a sus integrantes un marco adecuado que permita el desarrollo de sus pueblos y de sus economías”. Aseguró que “a más de 30 años” de la firma del Tratado de Asunción, el texto fundacional del bloque, “no hemos logrado cumplir con los objetivos propuestos”, que eran “la consolidación de una unión aduanera” y “el relacionamiento externo”, temas que “se han visto pospuestos una y otra vez”. En este sentido, Bustillo dijo: “No estamos frente a un mercado común”, ya que “a la fecha el Mercosur sólo se asemeja a una zona de libre comercio imperfecta”.
El ministro afirmó que Uruguay “considera impostergable insistir” en “la modernización del bloque en materia de relacionamiento externo”. Y así como celebró “la culminación exitosa de las negociaciones con Singapur”, lo que considera “una muestra clara de que el Mercosur debe decididamente impulsar su agenda externa y así mejorar su acceso a mercados extranjeros”, ratificó que Uruguay quiere alcanzar un acuerdo similar con China, más allá de las críticas de los socios regionales.
“Nuestro país viene en un marco de absoluta seriedad y conforme a sus convicciones manteniendo intercambios con la República Popular de China con miras a alcanzar un acuerdo de libre comercio”, señaló. También dijo que el gobierno de Luis Lacalle Pou mantiene “conversaciones” con otros países con el mismo objetivo.
Cafiero: “Modernizar no implica disgregar el bloque”
Previamente, quien había hecho uso de la palabra y dedicó casi toda su oratoria a defender los avances conjuntos de los cuatro países del bloque -en alusión a la intención de Uruguay con China, aunque sin mencionarlo de forma directa- fue Cafiero. “En un planeta ya no sólo regionalizado sino fragmentado, con proyecciones de crecimiento a la baja de todos los organismos internacionales, con serios problemas de desigualdad, incluso de hambruna, ¿alguien puede imaginar, con el corazón en la mano, que vivirá mejor sin sus vecinos y sus hermanos? ¿Acaso existe algún estudio serio que demuestre la ventaja de emprender caminos en solitario sobre la regla de oro del consenso en la que se basa este bloque?”, preguntó el representante del gobierno de Alberto Fernández.
En esa línea, Cafiero se refirió al “perjuicio que cualquier ruptura del consenso” del Mercosur puede “acarrear sobre la suerte cotidiana” de los cuatro países miembros. Y así fue como hizo referencia al término “modernizar”, utilizado habitualmente por jerarcas del gobierno uruguayo: “Para Argentina, modernizar no implica disgregar el bloque y la toma de decisiones unilaterales, sino asumir la responsabilidad de transformar y profundizar el proceso de integración. Para nosotros modernizar es trabajar con nuevas herramientas dentro y no fuera del proceso de integración”.
Finalmente, dijo que el acuerdo alcanzado por el bloque con Singapur “es un hecho que pone de manifiesto que el Mercosur puede y está dispuesto a negociar acuerdos y que puede hacerlo como producto de un trabajo mancomunado y, otra vez, consensuado”. “La mejor estrategia no es apresurarse a cerrar acuerdos que profundicen nuestras brechas productivas y científico-tecnológicas con otros estados o bloques y luego dificulten la relación comercial entre nuestros países”, agregó el canciller argentino.
Como Bustillo habló después de Cafiero, tuvo oportunidad de responderle. “Hemos escuchado en intervenciones previas algunas afirmaciones que parecerían poner en duda la convicción integracionista de Uruguay y, más aún, nuestro compromiso con el Mercosur”, lamentó el ministro uruguayo. “No aceptamos que se ponga en duda nuestra libertad de integrarnos con naciones hermanas, pero también debemos decir en forma clara que Uruguay negociará junto con sus socios o individualmente en el marco que nos permiten las normas del Mercosur aquellos acuerdos que estimamos fundamentales para aportar mejores niveles de bienestar para el pueblo uruguayo”.
En su discurso, el canciller de Brasil, Carlos França, no hizo mayores referencias al tema de debate, mientras que su homólogo de Paraguay, Julio Arriola, manifestó que con el acuerdo con Singapur “ha quedado claramente demostrada la proyección internacional de nuestro bloque” y que “con la presencia de todos” los estados hay “mayor capacidad y fuerza negociadora”, y por tanto se debe “seguir por este camino”. Además, en un comentario indirecto hacia el gobierno de Lacalle Pou, Arriola dijo que Paraguay “reafirma la importancia fundamental del respeto a la letra y al espíritu de los textos fundacionales del Mercosur, del consenso en la toma de decisiones y del comercio libre basado en reglas previsibles y equitativas”.
Por su parte, el viceministro de Relaciones Económicas e Integración de ese país, Raúl Cano Ricciardi, ratificó en declaraciones consignadas por la Agencia de Información Paraguaya que la decisión de Uruguay debe ser consensuada en el bloque y que existen diferencias respecto a las estrategias para llevar adelante las negociaciones. “Juntos podemos proyectarnos al mundo de una manera más relevante”, dijo.
No descartar a Brasil y la visión de Abdo
la diaria consultó a dos especialistas en relaciones internacionales sobre esta discusión y el trasfondo del TLC con China. El docente e investigador en Ciencia Política y Derecho de la Universidad de la República Carlos Luján explicó que “el principal actor de todo esto es China” y “lo más importante es cómo recepciona” ese país “esta situación en un contexto geopolítico muy distinto al que teníamos hace seis meses”, antes de que se terminara el estudio de prefactibilidad para un TLC.
“El segundo actor relevante es Brasil”, expresó, y agregó que “para China lo interesante no es sólo un TLC con Uruguay sino la posibilidad de tener un vínculo más cercano con Brasil”, y “si fuera con todo el Mercosur, mejor”. En esa línea, opinó que “las señales de China de avanzar con Uruguay no significan para nada que esté desinteresada del bloque en su conjunto o de Brasil en particular, incluso para ir en negociaciones de distintas velocidades”. “Yo no descartaría que Brasil termine subiendo la apuesta y plantee que lo de Uruguay es parte de una negociación más amplia de todos los países”, dijo.
Igualmente, consideró que se trata de “procesos que pueden llevar años”, lo que es necesario tener en cuenta para el análisis. “Hace dos años y pico no sabíamos ni de la existencia del coronavirus; hace seis meses no preveíamos que iba a haber una guerra en Europa”, señaló. Además, añadió: “En esos marcos de cambio de época tan fuertes como los que estamos viviendo en esta década, cómo nos vamos a posicionar y qué es lo que va a pasar en el próximo lustro me parece que es incierto e inestable”.
Por su parte, Ignacio Bartesaghi, director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica, planteó que la postura de Paraguay en esta sesión del CMC, en la que se deslizó la necesidad de que los acuerdos bilaterales extrabloque tengan el consenso de los socios, es “la posición de la cancillería”, que “siempre ha sido muy crítica” con el planteo de Uruguay; pero a su entender “el presidente Mario Abdo Benítez tiene una visión más amplia” y “por eso es clave” la reunión del jueves entre los mandatarios, porque “esto se va a resolver a nivel político” y no “técnico”.
Con respecto a Argentina, dijo que “no quiere abrir su economía” con ninguna potencia relevante porque “es un país extremadamente proteccionista, que aplica medidas de todo tipo y color para protegerse y que no le sirve un Mercosur muy activo en política exterior”. Sin embargo, aseguró que el gobierno de Fernández no niega la posibilidad de Uruguay de firmar un TLC con China por las consecuencias directas que pueda tener, ya que Uruguay “no mueve los números”, sino que “el temor que siempre tuvo Argentina con respecto a permitir flexibilidades en el Mercosur” es que Brasil tome ese camino, y si se permite ahora una excepción al gobierno de Lacalle Pou, luego no habría argumentos para impedírselo al gigante del bloque.
No se permitió la participación del presidente de Ucrania
Otro suceso político ocurrido en la cumbre es que se decidió, por falta de consenso, no permitirle la participación al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, quien había solicitado ser escuchado por el bloque regional. El pedido del presidente ucraniano había sido dirigido a Abdo Benítez, ya que Paraguay ocupa hasta el jueves la presidencia pro témpore del Mercosur, que ahora estará en manos de Uruguay.
Si bien no aclaró qué gobierno no aprobó la participación de Zelenski, que gobierna al país en guerra con Rusia, Cano Ricciardi aclaró que “no hubo el consenso para poder tener esa comunicación”.