Medialunas, masitas, agua y cerveza –de marca nacional– esperaban en una mesa al aire libre ayer de tarde en la chacra del expresidente José Mujica en Rincón del Cerro. Era el último punto de la agenda de Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, en la visita oficial a Uruguay. En el encuentro, al que asistió con Fernando Haddad, ministro de Hacienda de Brasil, también estuvo, por supuesto, la exvicepresidenta Lucía Topolansky, así como el presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, la vicepresidenta de la coalición de izquierda, Verónica Piñeiro, el presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, y el intendente de Canelones, Yamandú Orsi. El jerarca canario fue el último en llegar, cuando Lula ya había arribado –según supo la diaria, Mujica llamó a Orsi ayer mismo para que fuera a su casa–.
También se hizo presente el músico Mario Carrero, quien le regaló varios discos de música uruguaya a Lula: de Ruben Rada, Los Olimareños, El Alemán y –claro está– Larbanois y Carrero. Lula estuvo cerca de una hora y media en la chacra, distendido, a tal punto que le pidió a Mujica que lo llevara a dar una vuelta en su famoso Volkswagen Fusca celeste.
Cuando el presidente de Brasil abandonó la chacra con toda su comitiva, Mujica habló largo y tendido en una rueda de prensa. Dijo que no podía resumir todo lo que hablaron con Lula porque “hay temas de nostalgia”, ya que “hace muchísimos años” que mantiene una relación con él, “en momentos de triunfos y también de los otros”. Dijo que el mandatario de Brasil está “en un partido muy difícil” y subrayó que es “falso” que en ese país “hubo un pleito de la izquierda contra la derecha”, ya que “el verdadero pleito es democracia con respeto o autoritarismo, esa es la gran contradicción, y Lula expresa una amargura por el estado en que está Brasil, por las contradicciones que tiene”.
“Me estuvo relatando lo que le pasó con un grupo de mujeres indígenas, que tienen que hacer 40 kilómetros para ver a un médico, pueden estar 20 días para verlo y después no tienen recursos para volver. Cuestiones por el estilo. Es pantagruélico. Y el gobierno que estaba se gastó una fortuna en la campaña electoral, y ahora hay que hacer frente. No la tiene fácil Lula, y ojalá que una parte del pueblo brasilero lo entienda y recobre esa maravilla que tiene, que es el país de la alegría”, sostuvo.
Señaló que también hablaron “de nuestra América y de lo que tenemos por delante”. Mujica subrayó que no es gobernante ni lo va a ser, y no sabe “cuál será el predominio de las ideas dentro de 20 años”, pero “hay que hacer muchas cosas que no tienen que separar entre izquierda, derecha y centro, porque si no, los que vivimos al sur somos boleta”, porque “hoy hay poderes en el mundo que van más allá de lo que puede hacer un estado”. “Si no encontramos una forma de respetarnos y de juntarnos los que vivimos en este continente, somos boleta”, insistió.
Consultado sobre qué medidas concretas de integración regional se deberían llevar adelante, dijo que “chancho flaco sueña con maizales gordos” y señaló que no iba a explicitarlo sino a decir “apenas cosas generales”. “Seré un viejo medio nostálgico, abombado y todo lo que ustedes quieran, pero yo no vi jamás en la historia política de América Latina una alianza como la que logró concertar Lula para poder triunfar en estas elecciones. Es una lección de ductilidad, juntó a gente con la que se había peleado y había estado enfrentado; priorizó todo lo que sirva para enfrentar el problema central. Es una lección política con patas para aprender”, subrayó.
“Necesitamos comerciar, pero tenemos que cuidar lo que tenemos en el barrio”
A Mujica también se le preguntó por la reivindicación del presidente de la República, Luis Lacalle Pou, de “poder salir al mundo” en materia de comercio, ya que más temprano, en la reunión con el mandatario uruguayo, Lula dijo que tenía razón al plantearlo. Mujica destacó que, según un informe que hizo la embajada de Uruguay en Brasil, nuestro país le vende al Estado de San Pablo “más que a cualquier país europeo”, y lo mismo sucede con Río de Janeiro. Incluso subrayó que le exportamos cacao a Brasil, “que se procesa en Uruguay y después lo comemos con los [bombones] Garoto”. “Necesitamos comerciar, pero, guarda, tenemos que cuidar lo que tenemos en el barrio”, señaló.
De todos modos, dijo que “se puede y se debe” hacer las dos cosas, porque “tenemos el desafío de Tarzán, que cuando se agarraba de una liana y quería agarrar otra, no podía largar la otra hasta que estuviera agarrado”. Insistió con que “chancho flaco sueña siempre con maizales gordos” y que “todo gobierno tiene que luchar por los intereses del país y tratar de abrir, pero no puede perder lo que tiene seguro”.
Ante la visión de Lula de que hay que cerrar el tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea para luego sí buscar un acuerdo de ese tipo con China, Mujica dijo que “hace 20 años que negociamos con Europa, está todo aprobado teóricamente, pero en la práctica no camina”. Pero “geopolíticamente Lula tiene razón: tenemos que tener una pata allá y otra pata allá, porque depender de uno solo es muy peligroso ya que un día te cierra la puerta y quedás colgado”. “Está bueno estar diversificado, no poner todos los huevos en la misma canasta, pero en la práctica yo qué sé lo que pasa. Eso me supera”, acotó.
Luego Mujica fue consultado por la idea de Brasil y Argentina de crear una moneda común sudamericana. Contestó que Uruguay tiene un acuerdo firmado con Argentina por el cual “podemos vender en plata nuestra moneda y comprar en plata de ellos, mutuamente, no precisamos ninguna moneda; lo tenemos aprobado pero no lo aplicamos”. “Eso está más al alcance de la mano, más cerca que todos los dolores de cabeza de fundar una moneda. Yo no estoy en contra de la creación de una moneda, pero es más difícil que chiflar y comer gofio”, subrayó.
Por último, ante otra pregunta de la prensa Mujica se refirió al discurso del presidente Lacalle Pou en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en el que invitó a los países de América Latina y el Caribe a crear una “zona de libre comercio”, más allá de las afinidades ideológicas entre gobiernos. Mujica dijo, otra vez, que “chancho flaco sueña con maizales gordos” y añadió que “para soñar, todos soñamos”, por lo tanto, “vamos a mejorar el Mercosur, y si no podemos mejorar el Mercosur, qué vamos a hacer eso”. “¿Usted cree que México va a largar la teta que tiene con Estados Unidos? Ni en pedo. Ahora, como sueño, hermoso, yo lo aplaudo. Pero tenemos más obstáculos que... Entonces, tenemos que movernos y tratar de juntarnos lo más que podamos”, finalizó.