“Yo soy hombre del partido y de la coalición, capaz que por eso no tengo tanto protagonismo ni salgo mucho en los canales ni en los diarios, porque me cuido bastante de lo que digo. Si creo que voy a perjudicar en algo con mis declaraciones, y no voy a aportar, no las hago”. Así habla el senador del Partido Colorado (PC) y ex intendente de Salto Germán Coutinho, de la Lista 15, en su despacho del Palacio Legislativo. 

Se refiere a las idas y vueltas públicas que hubo entre dirigentes del sector Ciudadanos, a raíz de la renuncia de Carolina Ache al cargo de subsecretaria de Cancillería y luego a la salida de Adrián Peña del ministerio de Ambiente por haber mentido sobre su título.

“Lo que más me dolió de Peña no fue lo que le pasó sino ese ida y vuelta entre compañeros del partido en la redes y en los medios, porque no estamos acostumbrados a resolver las cosas así. Históricamente, resolvimos las cosas entre nosotros y puertas adentro”, dice Coutinho en entrevista con la diaria, en la que habló de la actualidad del PC, la posible vuelta de Pedro Bordaberry, su insistencia en la desmonopolización de Ancap y el proyecto de eutanasia, que adelanta que no votará.

En pocos días se cumplirán tres años del gobierno de coalición. ¿Qué evaluación hacés de este tiempo que pasó?

Estoy en política hace 35 años y he hecho decenas de evaluaciones. Esta es una evaluación incomparable con todas las anteriores, porque después de 15 años de gobiernos del Frente Amplio [FA], los partidos tradicionales volvimos al gobierno en modo coalición, y a los 13 días nos encontramos con la pandemia y una situación sanitaria sin antecedentes para Uruguay; es muy difícil evaluarlo. Fue un escenario muy triste, porque fallecieron muchos uruguayos, generó muchos problemas, pero a su vez el gobierno demostró estar a la altura, con un presidente [Luis Lacalle Pou] que en corto plazo dio con los estándares y tomó muy buenas decisiones, como el [Grupo Asesor Científico Honorario] GACH y el manejo de la pandemia. Después, de los contextos políticos también hago una evaluación altamente positiva, porque somos cinco partidos políticos que hace 15 años no estábamos en el gobierno, con una mayoría absoluta. En los grandes temas se votó siempre 56 en 99 y 18 en 31. Eso fue una prueba importante. Ante los que decían que nos habíamos juntado solamente para ganar la elección quedó demostrado que no fue así. Y después hay muchas cosas para mejorar.

¿Cuáles?

El funcionamiento político de los cinco partidos. Hemos funcionado en el Parlamento y en el Ejecutivo, pero no hemos tenido un escenario de cinco partidos en militancia coordinada. Nos preocupamos demasiado por el gobierno y descuidamos las partes organizativas, de intercambio de la coalición como partidos políticos, sabiendo que es la principal herramienta para intentar volver a ganar la elección. Entonces, ahí me parece que hay mucho por recorrer. 

¿Falta más cohesión política en la coalición?

Hay que afinarla mucho más, porque la coalición llegó para quedarse y va a ir junta en el próximo período. Entramos en tiempo de militancia y de gestión de gobierno hasta el final, pero también de gestión política, y eso en estos tres años no lo hemos cultivado ni practicado mucho.

Decís que la coalición va a ir junta a la próxima elección, pero imagino que como colorado querés que si el oficialismo gana otra vez sea encabezado por el PC, no por el Partido Nacional.

Sí, pero también tengo que ser consciente de que hoy pertenecemos a una coalición de gobierno, y que si bien no es una coalición nucleada como el FA, tenemos que coordinar la elección. Yo no me imagino a los líderes del FA diciendo dos cosas totalmente opuestas, porque hace rato que fueron cultivando hacia allí. Nosotros somos más nuevos, pero tenemos que ir hacia allí. Creo que hay que hacer el Compromiso por el país antes de octubre.

¿Sin saber los resultados de primera vuelta?

Sí. El Compromiso por el país lo hicimos después, y fue una experiencia positiva, funcionó y hoy es nuestra hoja de ruta. Pero creo que la coalición tiene que ir avanzando. El FA es un rival de fuste, al que le queda mejor la oposición que el gobierno, y nosotros tenemos que adaptarnos a esa situación. Por lo tanto, para mí antes de octubre tenemos que tener un Compromiso por el país, para ir a noviembre ya encaminados y decir “esto lo vamos a hacer juntos”.

¿Qué análisis hacés de la situación del PC en la actualidad?

Creo que está mucho mejor de lo que se pronostica. Primero, porque hace años vienen hablando de eso y no sucede; segundo, porque a veces muchos lo dicen desde adentro mismo para buscar los cambios que no han podido generar en las urnas. Dicen “al partido hay que cambiarlo”, pero después siempre ganamos los mismos. El PC cumple un rol fundamental en la coalición, porque ha hecho sus aportes: a la [Ley de Urgente Consideración] LUC le pusimos más de 200 artículos. Conocemos más el gobierno que el resto de los partidos que integran la coalición. El PC cuenta con varios actores como para poder ser candidatos y además tiene esa posibilidad que siempre está allí de que pueda retornar Pedro [Bordaberry]. De lo que podríamos hablar es de que hoy faltan candidatos en el PC y parece que los otros partidos están llenos de candidatos. 

Para vos, Bordaberry debe volver.

Creo que sería muy bueno que vuelva, porque en este siglo ha sido uno de los principales protagonistas. Fue candidato a la Intendencia de Montevideo en 2005, obteniendo casi el 30% de los votos, en 2009 y 2014 fue candidato a la presidencia, y entre 2015 y 2019 todos -frenteamplistas, blancos y colorados- coinciden con que fue el mejor senador. Entonces, alguien que desarrolló una actividad política con ese protagonismo durante todo este tiempo claramente tiene estándares mucho más altos que todos nosotros para poder aportar. 

Pero algo pasó, porque Bordaberry dejó la política activa. De hecho, el anuncio de que se iba lo hizo mucho antes de que terminara el período legislativo anterior.

En abril de 2017. Creo que una de las cosas que pasaron es que él tenía otras expectativas. Nosotros en 2014 terminamos muy golpeados [Coutinho fue compañero de fórmula de Bordaberry en esa elección]. Entre otras cosas, no salió la reforma que impulsamos [plebiscito para bajar la edad de imputabilidad], para la que habíamos hecho un esfuerzo importante. Después, hubo legisladores que decidieron ser autónomos y algunos se cambiaron de partido. Parecía que hasta ahí había llegado, priorizó otros temas de su vida, y me parece legítimo. Pero, en verdad, si mañana quiere volver, es el principal protagonista de este siglo en el PC. No es la primera vez que alguien que es protagonista decide no estar y eso genera que bajen las expectativas del PC. Este es el partido más grande de todos, ganó 19 veces, no es un partido que pueda ocasionalmente depender de candidaturas, se ha sostenido siempre. Pero fue un antes y un después de la crisis de 2002, cuando el PC asumió todas las responsabilidades, todos los costos políticos, porque fue muy duro para la gente, y empezó otro proceso a partir de 2005, del que no nos pudimos recuperar nunca más electoralmente. 

¿Cómo viviste el auge y la caída de Ernesto Talvi?

No viví el proceso Talvi. Hasta la interna ni había hablado con Talvi. Tuve una reunión con él, porque en la interna de Salto [José] Amorín Batlle le ganó como 5 a 1, y me llamó para felicitarme y hacer una reunión. Nos reunimos varias horas para diseñar la campaña electoral de él desde junio a octubre. Recuerdo que fue una reunión de casi tres horas y él habló dos horas 45... Me pareció que iba a ser muy difícil, porque yo soy político de siempre, tengo 52 años pero tengo más de 30 años en la política, estoy desde la elección de 1984, con 14 años. Por lo tanto, creo que tenía para aportarle en esa campaña, pero Talvi fue contundente al contarme cuál era su estrategia; y recuerdo que ante cualquier intervención que yo le quería hacer me decía que nosotros, los políticos, lo subestimábamos, y él nos había ganado la interna. Entonces, esa reunión la tomé como un manual de qué relación iba a tener con Talvi durante los próximos meses. Después me vino a preguntar qué me parecía, si canciller o senador, y le dije que se quedara con el Senado, porque la Cancillería siempre iba a tener un jefe, y que era difícil liderar teniendo un jefe, porque el gobierno tiene un organigrama y él lo iba a tener que cumplir. Pero terminó de Canciller...

¿Y cómo viste la renuncia de Adrián Peña al Ministerio de Ambiente por haber mentido sobre su título?

Me dolió mucho. Me parece un error que paga muy caro, pero que había que pagarlo. Fue ese gol en el minuto 93, que la pelota se le escapa de las manos a un arquero que venía jugando un buen partido. Tengo bastantes diferencias con Peña, he estado casi siempre en escenarios distintos, pero me dolió, porque venía haciendo una buena gestión. Y a pesar de su edad estaba apostando a prepararse, a capacitarse y a estudiar. Eso es una virtud, que gente grande quiera estudiar, y él lo estaba haciendo. Entonces, para mí transformó una virtud en un error. 

¿A vos te gustaría ser precandidato colorado?

Tuve una etapa de mi vida política que tiene que pagar sus costos, porque los errores se pagan. En 2014 me equivoqué: el traje de candidato a vicepresidente no me entraba por ningún lado, tenía hombros grandes, alto... Yo era salteño y norteño 100%, tuve que venir de un día para el otro a Montevideo, Canelones, Maldonado, Rocha, lugares casi desconocidos, a ser el candidato a vicepresidente del PC, no estaba pronto. Me encandilé con las luces. Fue un error que cometí y que nos costó, por lo tanto, tengo que seguir pagando ese error. No estoy pronto para ser candidato y no importa si me gustaría o no. Tengo 52 años, me apuré en esa etapa, ya sé lo que es precipitarse y tropezar contra una piedra, y no tengo ganas de volver a repetir ese error. Creo que hay varios referentes que son bastante más que yo para poder ser candidatos. 

¿Seguís con la idea de impulsar la desmonopolización de Ancap?

Yo fui el único legislador que no votó el acuerdo que hubo entre todos los partidos políticos del Senado para armar los artículos que se armaron [de la LUC], que rigen ahora. Yo quería votar de entrada el artículo 229, que estaba en la LUC original del Ejecutivo, y era la desmonopolización. Ese fue el que no tuvo el apoyo ni adentro del PC ni en ningún otro partido, y entre todos terminaron haciendo esto, con el FA, que después pasó a querer derogarlo, fue bastante raro. Yo sigo creyendo en la desmonopolización, en la competencia; soy batllista, hincha de las empresas del Estado, pero me gusta que compitan, y los ejemplos que he visto de competencias en Uruguay han sido buenos: Antel y el Banco de Seguros, por ejemplo. La dejé de impulsar porque estábamos en el medio de la campaña de la LUC, y cualquier cosa que metieras en el medio generaba escenarios que podían ser contraproducentes para la campaña, por lo tanto, me callé. 

¿Estás conforme con la aplicación de la fórmula para establecer el precio de los combustibles de la LUC?

Fue un error. Estoy con la tranquilidad de la transparencia, al final esto era mejor de lo que había, pero no estoy conforme con el manejo del escenario del combustible, y creo que lo mejor es la desmonopolización, que va a hacer competir y eso automáticamente va a hacer bajar los precios. 

En el Senado se está por tratar el proyecto de ley para legalizar la eutanasia, que ya fue votado en Diputados. ¿Qué opinión tenés sobre la iniciativa?

No la voy a votar. 

¿Por qué?

Tengo muchísimas razones, que voy a desarrollar en mi intervención en el Parlamento. Estoy en pleno escenario de conversaciones, negociaciones y de estrategia sobre ese tema. Y no sé si será tratado en el Senado, porque si uno ve los anuncios públicos de los representantes de la Comisión de Salud, hay una mayoría que no vota.