El comité interinstitucional que monitorea la situación del agua que suministra OSE, luego de la decisión del gobierno de aumentar la salinidad, a raíz del déficit hídrico, continúa reuniéndose periódicamente para definir las líneas de acción mientras dure la medida.
Si bien desde los organismos que integran el comité se insiste en que el consumo de esta agua -a excepción de aquellas personas con comorbilidades asociadas a la hipertensión- está permitido, el ministro de Ambiente, Robert Bouvier, reconoció este jueves que el agua “no es potable en la definición perfecta de potabilidad”, aunque sí “es bebible y consumible”, lo que a su entender “es otra definición que casi abarca la otra”.
Al entender de Bouvier, y basándose en una definición que dio la ministra de Salud Pública, Karina Rando, “estrictamente, si vamos a puntos realmente técnicos y demás, el agua no es potable, pero es bebible y consumible”, a pesar de que en su momento dijo en Desayunos informales que los cambios en la salinidad “son particularidades estéticas”, y aseguró que “sigue siendo potable”.
El agua potable es definida como “el agua apta para consumo humano, que no represente riesgos para la salud o que no genere rechazo por parte del mismo”, según se plasma en el Decreto 375/01, promulgado el 11 de noviembre de 2011. Ese decreto reconoce la norma UNIT 833.2008 corregida en julio de 2010, que señala que el valor máximo permitido de sodio para que el agua sea considerada potable es de 200 mg/l, teniendo en cuenta las propiedades sensoriales del agua. Al mismo tiempo, en el caso de cloruros, el nivel máximo es de 250 mg/l.
En este contexto se sitúa la medida adoptada por el directorio de OSE de aumentar el nivel de sodio a 440 mg/l y de cloruros a 750 mg/l.
Distintas visiones en la coalición
Consultado por la diaria, el diputado de Cabildo Abierto (CA), Rafael Menéndez, entendió que las declaraciones de Bouvier son “por desconocimiento”, pero que igualmente “es raro” que el ministro utilice esos términos, puesto que se trata de “un tremendo error”.
El agua de OSE “es potable porque se somete a un proceso y, por lo tanto, queda apta para consumo humano”, más allá de que existan aguas que no pasaron por este proceso o que sean, “en definitiva, más saladas que otras que tienen distintos matices, pero que igualmente son aguas que siguen siendo aptas para consumo”.
Si bien desde CA no piensan tomar acciones respecto de esto, sí entendió que “estos son buenos momentos para reflexionar” sobre si “está bien que permitamos que saquen del acuífero guaraní un agua apta para consumo humano para producir hidrógeno verde o metanol” mientras se impulsa “un proyecto para sacar agua del Río de la Plata, que en muchos momentos del año es salobre”, en referencia al proyecto Arazatí, así como “nadie se ha quejado cuando a UPM se le regalan 120 millones de litros por día de agua limpia y devuelve 110 de agua contaminada”.
El exministro de Ambiente y actual senador por el Partido Colorado, Adrián Peña, entendió en diálogo con la diaria que Bouvier se refirió a “una cuestión estrictamente técnica”. La definición de “agua potable” incluye “determinados mínimos” y estrictamente “en el sentido técnico hay un parámetro que no se está cumpliendo”, es decir, el de los niveles de salinidad, pero el Ministerio de Salud Pública definió que “sí se puede tomar”.
De todas formas, entendió que “quizá la comunicación podría haber sido un poco mejor” en este tema, como elaborar “una campaña de bien público hace tiempo”, pero que desde el gobierno se está “haciendo magia” porque se está evitando “que no haya agua para evacuar los baños, para la higiene, para la producción industrial y de alimentos”.
Para evitar este tipo de situaciones, sostuvo, en este período se empezó a “construir una alternativa”, como es el proyecto Arazatí, que tiene además “una sonda en el lugar de la toma que mide el nivel de salinidad”, más allá de construir reservas de agua para estos “episodios de salinidad”.
Desde el FA entienden que queda “en evidencia el mal manejo de la crisis”
En tanto, la vicepresidenta del Frente Amplio (FA), Verónica Piñeiro, entendió que las declaraciones de Bouvier “dejan en evidencia el mal manejo de la crisis que atraviesa el país”.
“El agua de OSE hoy no es potable”, sentenció, porque “no cumple con los requisitos establecidos en la norma”, y alterar la calidad del agua “supone alcanzar un punto crítico” al que se llega “por un mal manejo de la crisis hídrica”.
Según Piñeiro, “la protección del agua y del servicio de agua potable tendría que haber iniciado por el manejo y cuidado de su cantidad” a través de restringir el uso “para no llegar al deterioro de su calidad”.
“La confianza en el agua potable que OSE construyó durante toda su historia se dilapidó por malas decisiones en la gestión de la crisis hídrica”, en lo que entendió es “una herencia muy negativa que como país nos va a costar años recuperar”. El FA explicó que ya tomó “algunas acciones parlamentarias” y seguirán discutiendo el tema “en los próximos días”.