Un montón de empresarios de diversos rubros se saludaban, reían y conversaban en un coqueto espacio del hotel Radisson. Lo mismo hacían otro montón de dirigentes políticos, y todos se cruzaban entre sí y se sacaban fotos. Estaba por comenzar un nuevo evento de la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM) de Uruguay. Lo que los reunió fue un almuerzo en el que el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, dio un discurso con sus claves para un eventual gobierno suyo, ya que se posiciona como uno de los principales precandidatos del Frente Amplio (FA) para las elecciones de 2024.
Se vendieron 550 tickets y todos los comensales se distribuyeron en mesas. Algunas nucleaban a dirigentes del gobierno como el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Isaac Alfie, y el ministro de Transporte y Obras Públicas, José Luis Falero. También había dirigentes del FA de varios sectores políticos, tanto de los que apoyan su precandidatura como de los que van por otras opciones. Pero la mayoría de los presentes eran empresarios variopintos. Desde Julio César Lestido, presidente de la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay, al exfutbolista Andrés Scotti -que ahora gestiona un centro deportivo-, pasando por Óscar Dourado, de los taxis.
Ante todos ellos, Orsi presentó sus lineamientos, sus ideas centrales para el futuro del país. Y durante su discurso el intendente de Canelones se enfocó en ocho claves. Dijo que iba a dar “precisiones que no son más que pinceladas” que considera “determinantes para lo que se nos viene”.
En primer lugar señaló que el país “necesita nuevos impulsos transformadores que generen una plataforma firme para alcanzar mayores niveles de desarrollo”, y apuntó que “es deseable y posible” tener “ritmos de crecimiento económico considerablemente más altos” que los recientes. Para ello, hay que “prestar atención a los problemas que enfrentan amplios sectores de nuestra sociedad”, consideró. En este sentido, y por una cuestión de coyuntura, llamó al gobierno a incluir en la próxima Rendición de Cuentas una partida que ayude a “amortiguar los impactos” de la sequía.
Un segundo elemento, para Orsi, es que “no existe prosperidad sin solidaridad” y que su objetivo es que “los frutos del mayor crecimiento se distribuyan de manera equitativa”, para lo que, entre otras cosas, es necesario “fortalecer las herramientas destinadas a corregir las desigualdades que provocan las economías de mercado”. Para conseguirlo “es imprescindible blindar la infancia, invertir en los primeros mil días de vida y asegurar, por ejemplo, el acceso a la educación e intensificar nuestros esfuerzos en las escuelas de tiempo completo”, apuntó.
En tercer lugar, dijo que “la sustentabilidad no es un eslogan” y señaló que “la agenda de transformaciones debe incorporar el cuidado del medioambiente como un factor crucial”. Cuarto, llamó a “fortalecer la soberanía integrada”, y dijo que “toda planificación de esfuerzos debe contemplar ser fuertes y flexibles: fuertes en nuestra soberanía y flexibles para integrarnos con la región y el mundo”. Apuntó que “es una falsa contradicción plantearnos apertura versus Mercosur” y lanzó una referencia al gobierno al criticar “el exceso de anuncios” con referencia al tratado de libre comercio con China que no se concretó. En quinto lugar se refirió a la necesidad de “una nueva institucionalidad para la inversión en investigación”, lo que derive en una mejoría tanto en innovación como en la incorporación de tecnología.
El sexto punto de Orsi fue sobre la necesidad de “inversión pública y privada de largo aliento, con la previsión de que el alcance es nacional o no es”, un planteo que también ha hecho el principal referente del MPP, el expresidente José Mujica, y todo el sector en su conjunto. “Debemos retomar la idea de regionalizar el país para potenciar un crecimiento equilibrado, sólo así podremos hablar de desarrollo”, expresó.
En el séptimo punto hizo especial énfasis. “Debemos entender la seguridad como un derecho que sólo el Estado puede garantizar”, dijo, y luego agregó que “es clave que el Estado no pierda espacios”, con referencia no sólo a espacios públicos, sino también a barrios enteros y “cárceles, rutas, frontera, mar territorial”. “Todo eso no puede estar en disputa”, advirtió. Y ahí llamó a terminar con “la banalización del debate y llevarlo todo a un tema personal, pensando que va a venir un superhéroe que lo va a resolver”, porque “es bastante más complejo”. Hizo referencia a varios organismos estatales que deberían intervenir para aportar en la materia, que son más que el Ministerio del Interior, y luego apuntó al “acceso democrático a la Justicia”. “¿Podemos seguir teniendo una Defensoría de Oficio en la indigencia institucional en la que está? ¿Las cárceles están resolviendo algo más que en retener gente amontonada y juntando bronca?”.
Finalmente, apuntó al concepto de “pública felicidad”, de José Gervasio Artigas, que ya mencionó en otras instancias. Dijo que esta “se edifica sobre la decencia”. “En la política no vale todo y menos en la gestión pública. Priorizar la relación personal sobre el interés general cuando se tiene poder no nos conduce a buen puerto”, expresó.
Al cerrar su oratoria se refirió a la “acumulación positiva” en la que cree: “Estoy convencido de que en nuestro país se pueden construir acuerdos básicos entre un amplio conjunto de actores políticos y sociales. No confío en las unanimidades ni en que una mitad del país pueda poner sus posiciones en contra de la otra mitad”.
Antes de finalizar el evento se abrió una etapa de preguntas de los presentes, que fueron sobre diversos temas. Dos concitaron especial atención. Una porque apuntó a la fórmula, ya que le preguntaron si de ganar la interna le pediría a Cosse que fuera su candidata a vicepresidenta, así como si aceptaría ser el número dos de la actual intendenta de Montevideo en caso de que ella gane. “Ser presidente de un país como el Uruguay o ser vicepresidente no precisa que explique el honor, gratificación y orgullo que representa”, resumió al aclarar que ambas opciones tienen su visto bueno.
La otra pregunta fue sobre qué significa para Orsi ser de izquierda, a lo que respondió: “Ser de izquierda implica entender que debemos ir hacia una sociedad más igualitaria pero que esa igualdad, a la que todos aspiramos, no puede estar nunca jamás alejada, separada o divorciada de la libertad. Libertad e igualdad me definen como un militante de izquierda”. Allí levantó los primeros aplausos del mediodía.