El presidente de la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH), Marcos Israel, consideró que “es un tema menor” la ausencia del presidente de la República, Luis Lacalle Pou, en el acto de reconocimiento de responsabilidad por las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, que se realizó este jueves en el Palacio Legislativo. “Él es el que habilitó el acto. Este acto se hizo porque el presidente le pidió a la vicepresidenta [Beatriz Argimón] que lo hiciera”, agregó el titular de la INDDHH.

La ausencia del presidente fue un elemento que lamentaron los familiares de detenidos desaparecidos que habían propuesto definir la fecha del acto en función de la agenda del mandatario, porque entendían que su presencia “era fundamental”. Sin embargo, para Israel este es un “tema menor” porque “si contabilizamos todos los presidentes que no lo hicieron…”.

En el lugar del mandatario concurrió la vicepresidenta para dar cumplimiento a la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Además, estuvieron presentes el ministro de Defensa Nacional, Javier García, y el general del Aire Rodolfo Pereira, jefe del Estado Mayor de la Defensa, entre otros pocos integrantes del oficialismo. En esa línea, el presidente de la INDDHH dijo que prefiere quedarse con el “80% del vaso lleno y no con el 20% vacío”.

Israel dijo que el acto de reconocimiento “fue un hito” y que “pasaron muchos años para que se hiciera esto. Recordó que la sentencia de la Corte IDH por las desapariciones de Luis Eduardo González González y Óscar Tassino y los asesinatos de Diana Maidanik, Silvia Reyes y Laura Raggio se dictó en 2021. “Me pareció muy importante que se hiciera”, agregó.

No obstante, también cuestionó la “actitud de una parte del público” que abucheó a la vicepresidenta cuando solicitó “a toda aquella persona que tenga conocimiento” sobre el posible paradero de restos humanos, que brinde la información. “Por un lado, damos un paso para delante, y por otro, uno para atrás. Esto tenía que haber sido recibido como lo que fue: un hito positivo en el que el Estado finalmente cumple con una sentencia que tenía que haber cumplido hace muchos años”, expresó, y agregó que para Argimón “debe haber sido un trago amargo” cómo la trató parte de los presentes.