Los restos óseos humanos hallados el 6 de junio en el Batallón 14 corresponden a una mujer, según informó este jueves la jefa del equipo de antropólogos que trabaja con la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH), Alicia Lusiardo, en una conferencia de prensa convocada por Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos.
“Es un esqueleto del sexo femenino. A esto se ha llegado a través de dos tipos de metodologías. La metodología que implica la observación de rasgos en distintas partes del esqueleto –ausencia, presencia o tamaño–, pero también verificado por métodos métricos. Hemos podido medir, a pesar del deterioro, varios de los huesos más importantes y arrojan el resultado también de que este es un esqueleto de sexo femenino”, explicó Lusiardo.
“En relación con los otros componentes del perfil biológico, con la edad y la estatura, hemos intentado varias metodologías, pero no estamos en condiciones de hacer ninguna determinación”, agregó.
Según la antropóloga, esto se debe “claramente” al “daño que han sufrido algunos huesos que son clave a la hora de hacer una determinación con mayor precisión, y por lo tanto no tenemos la certeza ni tenemos un grado de precisión para ofrecer que sea acorde a una investigación de este tipo”.
Lusiardo dijo que estarán “pendientes de lo que se determine por la comparación de análisis genético de las piezas de este esqueleto con la base de datos de Familiares, como para que se despeje un poco en relación con más datos”.
Tal como se había informado el día posterior al hallazgo, estaba “en una fosa que fue cavada en la roca, por la poca profundidad de los suelos en ese sector en particular del predio militar. Una vez cavada la roca se colocó cal, se colocó el cuerpo, se volvió a colocar cal por encima y por último se colocó una losa”, detalló la especialista.
Además, indicó que “luego de las tareas de recuperación en el predio” no se encontró “vestimenta asociada a estos restos ni ningún efecto personal”.
Sobre el estado de conservación de los restos, Lusiardo apuntó. “El esqueleto está esencialmente completo, está representado esencialmente todo, lo cual no quiere decir que estén completos cada uno de los huesos”.
“Hemos logrado registrar un deterioro generalizado en lo que son los extremos de los huesos largos, donde hay hueso esponjoso, donde la estructura ósea es más débil. Allí hay un daño, particularmente generado por raíces de plantas que invadieron los espacios vacíos entre la cal y los huesos, y que incluso ingresaron a ese tejido óseo esponjoso, dañándolo y generando entonces una incompletitud de las piezas”, afirmó.
Ahora una muestra de los huesos viajará a Argentina, donde se buscará determinar la identidad. Lusiardo destacó que el deterioro de los huesos no implica de por sí un problema para obtener el material genético; se deberán hacer los estudios específicos, pero creen que hay “buenas chances”, ya que la cal ayuda a preservar el material.
En este sentido, agregó que ahora la junta médica y el equipo de genetistas deberán decidir cuáles son las muestras que viajarán a Córdoba; por el momento no se sabe qué tipo de análisis se hará, por lo que no se puede saber el tiempo que pasará entre que llegue la muestra y se obtengan los resultados.
Sin dudas
A pesar de las varias incógnitas que continúan abiertas, Lusiardo tiene una certeza: este cuerpo es de una persona detenida desaparecida. “Es un enterramiento clandestino, porque ocurre en un lugar donde no se puede hacer un enterramiento legal, estamos hablando de un predio militar. Estamos hablando de un cuerpo que recibió un tratamiento que tiene que ver con una posición, con el ser depositado y con evidentes intenciones de ocultamiento, al habérsele agregado cal y sumándole todavía la losa que agrega más a esta necesidad de ocultamiento del cuerpo”.
“De manera que no nos quedan dudas de que esto es un enterramiento del trabajo que estamos realizando, de un detenido desaparecido, no nos queda ninguna duda”, subrayó.
Además, comentó que están haciendo “el análisis donde se releva toda la información que pueda aportar sobre la vida de la persona y que tenga un cotejo con lo que se sabe de las posibles identidades; lo que son características individualizantes, que nos puedan hablar de actividades en vida de la persona, o variantes que todos podemos llegar a tener. Eso es parte del análisis que estamos haciendo ahora y no depende del sexo de la persona”.
La identidad de la víctima
La identidad de la víctima se conocerá dentro de unas tres semanas a partir de que los restos sean enviados a un laboratorio en Córdoba, algo que se concretará en los próximos días.
Si bien hay tres detenidas desaparecidas sobre las que hay información de que fueron desaparecidas en territorio uruguayo, desde Familiares expresaron que prefieren no hablar de nombres porque “son 40 las compañeras que están desaparecidas”, en referencia a las mujeres uruguayas detenidas desaparecidas en Argentina, Paraguay o Chile, pero también a extranjeras que viajaron a Uruguay durante su detención.
“Nosotros no nos referimos solamente a tres al hablar de las compañeras que están desaparecidas en el territorio uruguayo, porque sabemos cómo fue todo el trabajo que existió con la Operación Cóndor. Son 40 compañeras”, insistió Graciela Montes de Oca. De todas formas, destacó que “la mayoría de los datos de las compañeras” están en las bases de datos genéticos que maneja el laboratorio donde van a ser estudiados estos restos.
Destacó que no se puede anticipar un nombre “hasta no tener la identidad”. Subrayó que los militares represores “nunca nos dieron la información de qué hicieron con nuestros familiares, por lo tanto nosotros estamos buscando a 40 compañeras de nuestros núcleos familiares, no podemos ponerle un nombre. Sabemos que hubo traslados de compañeros desde Argentina hacia Uruguay, de Uruguay a Paraguay, lo mismo que en Chile, por lo tanto no podemos ponerle un nombre hasta que no esté la identificación. Puede ser cualquiera”.
A menos de 130 metros del hallazgo
El hallazgo del cuerpo ocurrió a 90 metros de donde fueron hallados los restos del maestro Julio Castro en 2011 y a menos de 130 metros de donde, en 2005, el entonces comandante en jefe del Ejército, Ángel Bertolotti, informó al presidente Vázquez y a Macarena Gelman que estaban los restos de su madre, María Claudia García, con base en una información recabada de uno de los militares posteriormente condenados por delitos de lesa humanidad.
Tras no encontrarse restos en el punto indicado, volvió a consultarse varias veces a la fuente original, que fue haciendo rectificaciones del lugar en función de los cambios en la fisonomía del terreno. Algunas de esas rectificaciones se acercaron aún más al lugar donde fueron hallados los restos.
El historial de mentiras de las FFAA
Uno de los puntos en los que se basa Familiares para no descartar ninguna posibilidad son los antecedentes de información falsa brindada por las FFAA. Esto ocurrió tanto en la Comisión para la Paz, en cuyo ámbito afirmaron que todos los restos habían sido desenterrados, cremados y las cenizas esparcidas en el Río de la Plata, como en el informe ordenado por el presidente Tabaré Vázquez en 2005, en el que se aportó la información sobre el lugar de enterramiento de María Claudia García y otros datos que resultaron falsos. Entre estos últimos estaba el lugar de enterramiento de Eduardo Bleier, cuyos restos fueron encontrados en 2019 en el Batallón 13, en contraste con el informe, en el que aseguraron que había sido enterrado y desenterrado en el Batallón 14, algo que, por otra parte, desdecía sus propias afirmaciones de 2003 en el marco de la Comisión para la Paz.
“Sus restos fueron enterrados en el predio del Batallón I Mec. [Infantería Mecanizada] Nº 13 y no en el Batallón I Parac. [Infantería Paracaidista] Nº 14, como lo establece el antes mencionado informe [en referencia a la Comisión para la Paz]; posteriormente fueron exhumados. Trasladados al predio del Batallón I. Parac. Nº 14, fueron cremados; siendo sus cenizas y restos esparcidos en la zona”, señalaba el informe de 2005.
Las tres detenidas desaparecidas en Uruguay
María Claudia García fue secuestrada en Buenos Aires el 24 de agosto de 1976 y llevada al centro clandestino de detención Automotores Orletti, donde su esposo, Marcelo Gelman, fue torturado hasta la muerte. Ese mismo año fue trasladada a Montevideo, donde estuvo detenida en la exsede del Servicio de Información y Defensa (SID) y habría sido trasladada a la Base Valparaíso, también dependiente del SID. Su hija, Macarena Gelman, recuperó su identidad en el año 2000.
La maestra Elena Quinteros fue detenida en la calle Ramón Massini el 24 de junio de 1976 y trasladada al centro de torturas 300 Carlos, que funcionaba en un predio lindero al Batallón 13. Tanto el informe de la Comisión para la Paz como el informe entregado al presidente Vázquez sostiene que fue asesinada en noviembre de 1976 en el 300 Carlos.
Amelia Sanjurjo fue detenida el 2 de noviembre de 1977 y trasladada al centro de torturas La Tablada, dependiente del Órgano Coordinador de Operaciones Antisubversivas, donde fue torturada hasta la muerte.