El pasado jueves, en el marco de la interpelación en la Cámara de Diputados al ministro del Interior, Luis Alberto Heber, por el aumento de los homicidios, el Frente Amplio (FA) presentó una moción de censura. Este es un mecanismo establecido por el artículo 147 de la Constitución, que indica que “cualquiera de las cámaras podrá juzgar la gestión de los ministros de Estado, proponiendo que la Asamblea General” declare que “se censuran sus actos de administración o de gobierno”.

Como la moción fue presentada en Diputados, la misma cámara debe resolver si pasa el tema a la Asamblea General, que está compuesta tanto por los diputados como por los senadores. Este martes será la discusión en la cámara baja, donde el FA cuenta con 42 de los 99 integrantes y requiere que la moción sea “aprobada por mayoría de presentes”, tal como indica la carta magna. Por tanto, ya que los partidos de la coalición de gobierno anunciaron que no acompañarán la moción, salvo que falten a la sesión varios de los legisladores oficialistas, la censura no continuará camino a la Asamblea General.

Esta es la segunda moción de censura que proponen los legisladores del FA en este período. La primera también fue contra Heber, pero por su gestión como ministro de Transporte y Obras Públicas y debido al acuerdo con Katoen Natie, pero tampoco prosperó. En legislaturas anteriores, la entonces oposición, liderada por blancos y colorados, promovió diversas mociones de censura contra el entonces ministro del Interior, Eduardo Bonomi, pero nunca tuvieron efecto porque no alcanzaron los votos.

La única vez que una moción de censura prosperó en Uruguay, según recordó días atrás el diario El Observador, fue en 1968 durante el mandato de Jorge Pacheco Areco. El caído fue Jorge Peirano Facio, por entonces al frente del Ministerio de Industria.

Pero, ¿qué implica exactamente que se apruebe una moción de censura? Básicamente, “determinará la renuncia del ministro”, según establece la Constitución, pero no está exenta de un intrincado proceso que podría terminar incluso en la disolución de las cámaras legislativas.

Una vez presentada la moción en la Asamblea General, después de haberse aprobado en la respectiva cámara, “por la mayoría absoluta de votos del total de componentes” -y ya no de los presentes en sala-, se podrá aprobar. Pero sucede que “el presidente de la República podrá observar el voto de desaprobación cuando sea pronunciado por menos de dos tercios” de la Asamblea General, que en ese caso debe convocarse nuevamente.

“Si la Asamblea General mantuviera su voto por un número inferior a los tres quintos del total de sus componentes” el presidente podría mantener al ministro en cuestión “y disolver las cámaras”. “En tal caso”, dice la carta magna, “deberá convocar a nueva elección de senadores y representantes”.

No hay votos suficientes

Pero en este caso el FA no alcanzará los votos porque Cabildo Abierto (CA), el socio de la coalición de gobierno que se muestra más reacio a la gestión en seguridad, reunió este lunes a sus bancadas de senadores y diputados y resolvió que no acompañará la moción. Las dudas se generaron cuando el pasado jueves, luego de la interpelación, CA no acompañó la postura mayoritaria de sus socios coalicionistas y no expresó respaldo a Heber, sino que criticó su gestión en un texto que contó con el apoyo parcial del FA.

En diálogo con la diaria, el diputado cabildante Álvaro Perrone dijo que “cambiar el ministro no lleva directamente a cambiar la situación de inseguridad” que, a su entender, atraviesa hoy el país. “Nosotros en la interpelación fuimos con nuestra moción y nuestro planteamiento porque entendemos que hay que modificar algunos aspectos que tienen que ver con la seguridad, principalmente con mayor despliegue en territorio de policías y móviles, mayor cantidad de seccionales y darles otra impronta, ya que hoy son solamente para recibir denuncias y no tienen capacidad de acción”, señaló.

En resumen, si bien no está conforme con la gestión, no cree que cambiar al ministro sea solución alguna. Expresiones similares vertió su correligionario Martín Sodano, quien, en diálogo con este medio, dijo que no comparte la moción de censura presentada por el FA porque es “una hipocresía al sistema político y a la gente”. “En 15 años destruyeron la seguridad pública y pretenden que en tres años esté todo de mil maravillas”, apuntó, y dijo que “el tema son las políticas que llegan al territorio, no la persona que está encabezando la cartera”.

Consultado sobre por qué no acompañaron la visión mayoritaria del resto del oficialismo, Sodano dijo que ese texto “decía que estaba todo perfecto, todo hermoso, y absoluto respaldo, total, a toda la administración”. “Y si estoy en desacuerdo con puntos” de la gestión, “no te puedo votar eso”, sentenció.

Pero el problema es un poco más profundo, porque algunos integrantes de la coalición consideran que si CA acompaña al FA en la moción de censura, automáticamente deja de formar parte del gobierno. Así lo explicó el diputado del Partido Colorado (PC) Felipe Schipani, quien, en diálogo con la diaria, deseó que los liderados por Guido Manini Ríos no levanten la mano “porque eso sería abandonar la coalición”.

“En el mismo momento en que levanten la mano tendrían que renunciar los ministros de Cabildo y todos los que ocupan cargos de gobierno”, expresó, y agregó que lo actuado por ese partido en la interpelación de la semana pasada “fue una decisión inoportuna” porque lo que deben hacer quienes integran el gobierno “es respaldar”.

Sobre la moción del FA, Schipani la consideró “una desproporción” y “ciertamente contradictoria, porque no hubo peor momento para la seguridad pública del país que durante los gobiernos del FA” y “en aquel entonces se respaldaba al ministro de la época, no hubo ningún cambio en la política de seguridad”.

De parte del Partido Nacional, el diputado Juan Martín Rodríguez dijo que no votarán la censura porque “las expresiones y las acciones manifestadas” por Heber en la interpelación “han sido contundentes en cuanto al enfático e irrestricto combate” a “la delincuencia, al crimen organizado y al narcotráfico”. “Naturalmente pretendemos que los resultados sean mejores y para eso es que les exigimos a nuestros jerarcas el máximo de los esfuerzos porque nuestra condición de inconformistas nos determina el rumbo”, apuntó.

Aunque reconoció que la interpelación “dejó un gusto amargo producto del resultado de la moción que fue aprobada”, agregó que “en términos futbolísticos los puntos se juegan mañana”, en referencia a hoy, porque allí “se resuelve si el ministro cuenta o no con respaldo parlamentario”.

Similar es el posicionamiento de su correligionario Sebastián Andújar, presidente de la Cámara de Diputados, que dijo a la diaria que “el ministro fue muy contundente” en la instancia parlamentaria de la semana pasada y que “los datos respaldan” su gestión, “sobre todo si lo vemos desde el punto de vista comparativo con el anterior gobierno”.

De parte del FA, quien fue el miembro interpelante, el diputado Sebastián Valdomir, dijo a la diaria que “lo más importante de la interpelación ya sucedió” y “es que el ministro se retiró sin el apoyo mayoritario de la cámara”. “Nosotros propusimos la moción de censura para que pasara lo que terminó pasando el jueves, que es obligar a las distintas bancadas a posicionarse, porque no vale ser crítico afuera del Parlamento con la gestión del ministro y luego venir a sala y apoyar su gestión”, sentenció.

En este sentido, dijo que el resultado fue “el ministro yéndose ofuscado, fastidiado, porque después de 25 horas no logró concretar que la cámara aprobara una moción de apoyo explícito a su gestión”, lo que quiere decir que “hay aspectos de la gestión que no son satisfactorios para la mayoría de la cámara”.