En la madrugada del lunes, Bernardo Arévalo asumió la presidencia de Guatemala, tras intentos por impedirlo. La demora de casi diez horas para la asunción fue porque el domingo un fallo de la Corte Constitucional dictaminó que el Movimiento Semilla, fundado por el flamante presidente y por el presidente del Congreso, Samuel Pérez, está suspendido.
Por ese motivo los opositores argumentaban que los diputados del Movimiento Semilla no podían asumir sus cargos y así conformar la junta directiva del Congreso, que es la encargada de la investidura, lo que finalmente se hizo en la madrugada. El gobierno uruguayo saludó al nuevo presidente de Guatemala y lamentó los intentos de “obstaculizar la transmisión de mando tal como lo establece el mandato constitucional”.
Uruguay acompañó a través del canciller interino Nicolás Albertoni una declaración conjunta de todos los países que tenían autoridades presentes en Guatemala, en la que expresaban firme rechazo a las “acciones tendientes a obstruir la transición democrática”.
Los países hicieron un llamado al Congreso de la República a “cumplir con su mandato institucional de entregar el poder como exige la constitución en el día de hoy al presidente electo Bernardo Arévalo y a la vicepresidenta Karin Herrera”.
“El pueblo guatemalteco expresó su voluntad democrática en elecciones justas, libres y transparentes, avaladas por la comunidad internacional a través de sus misiones de observación electoral. Esa voluntad debe ser respetada”, dice la declaración.
En el comunicado de prensa emitido por la cancillería uruguaya, el gobierno ratificó “una vez más su respaldo irrestricto al respeto de la voluntad popular emanada de elecciones democráticas justas, libres y transparentes, avaladas por la comunidad internacional”.