Este martes llega a Montevideo el primer tren cargado de celulosa al puerto de Montevideo, según anunció el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) este lunes. El convoy de 13 vagones, con una carga de 832 toneladas, partió en el viaje de prueba el lunes de la planta de UPM 2, en Pueblo Centenario, y sobre las 17.00 del martes llegará al Centro de Control de Tráfico Ferroviario, ubicado en la calle Paraguay, donde habrá un acto con las autoridades del ministerio, para luego continuar su camino al puerto.
Ante el anuncio del MTOP, el Movimiento por un Uruguay Sustentable (Movus) emitió este lunes un comunicado en el que advierte sobre algunas “cosas que no se van a decir” cuando se celebre la llegada de la locomotora.
En primer lugar, Movus apunta que lo que se inaugura “no es el Ferrocarril Central”, puesto que la nueva vía del tren no cruza el río Negro y no llega a Paso de los Toros –como sí lo hacía el antiguo tren–, sino que “va sólo desde la planta de UPM en Centenario a la entrada de la terminal celulósica de UPM en Montevideo”, por lo tanto, “es el tren de UPM”.
En otro punto, el movimiento asegura que los trenes circularán a “47 kilómetros por hora” y no a “80 kilómetros por hora”, como han dicho las autoridades, y explica que aunque “eso puede pasar en algunos tramos rectos”, “las limitaciones impuestas por el inconveniente trazado de la vía, que mantiene curvas pronunciadas y largos trayectos dentro de áreas urbanas, limitan la velocidad media del tren”. Por este motivo, Movus sostiene que las locomotoras más rápidas “demorarán cinco horas y 45 minutos en recorrer los 270 kilómetros”, que unen la planta de UPM y el puerto de Montevideo. Según anunció el MTOP, habrá cuatro viajes diarios del tren.
Movus denuncia que el costo del “Tren de UPM” supera los 3.000 millones de dólares, cuando comenzó con “un presupuesto de 800 millones”. “La empresa constructora dice que le costó 1.000, pero en 15 años, sin justificación financiera alguna, los uruguayos le pagaremos más de 2.500 millones por la vía”, afirma el movimiento. Además, sostiene que la población uruguaya pagará a la empresa “casi 200 millones por obras públicas relacionadas y 90 [millones] por mantenimiento”, a lo que “se suman costos para las intendencias, expropiaciones y otros que superan los 3.000 millones”.
Por otra parte, sostiene que los uruguayos “le pagamos al consorcio constructor desde octubre de 2022 por todos los tramos ‘terminados’. El pago bimensual se hace en porcentaje de los más de 500.000 dólares diarios que se pagarán por la obra durante 15 años”.
Por último, el movimiento destaca que los trenes circularán por zonas pobladas cargados “con cientos de toneladas de productos químicos peligrosos”, “sin respetar distancias mínimas” y “sin contar con barreras de contención”. Además critican que los trenes funcionarán con diésel cuando en el resto del mundo se apuesta al desarrollo e impulso del transporte eléctrico. “El Tren de UPM es un tren diésel, contaminante y que depende del petróleo para funcionar. Los cambios introducidos al proyecto en la profundidad de las trincheras hacen muy difícil que pueda algún día ser electrificado”, asegura el grupo.
No al tren de UPM: la empresa avasalla “la soberanía nacional bajo la prescindente mirada del sistema político”
Por su parte, el grupo de colectivos No al Tren de UPM también difundió un comunicado el mismo día, en el que expresa que “no hay nada que festejar” con la llegada del tren a Montevideo. “Desde el inicio de la obra hemos denunciado que el trazado de la vía pone en riesgo la vida y la seguridad de miles de uruguayos”, porque la vía por la que transitarán diariamente “trenes cargados de productos químicos peligrosos no respeta las distancias mínimas de seguridad con las viviendas linderas ni cuenta con barreras de contención para accidentes en las áreas urbanas”.
En esa línea, los colectivos sostienen que con esto se va en contra de lo que ocurre con los trenes de carga en el resto del mundo, que se “retiran de las áreas urbanas, dejando dentro de ellas sólo los trenes para pasajeros”. Pero aquí, “en el afán de servir a los intereses de UPM, se desoyeron las advertencias de urbanistas, no se respetaron los planes de ordenamiento territorial y especialmente se desconocieron las iniciativas legislativas impulsadas por los ciudadanos, mediante decretos que coartaron el legítimo derecho de todos a decidir en la cosa pública”.
Al igual que Movus, el colectivo No al Tren de UPM denuncia los sobrecosto de la obra, “ya reconocidos por el Ministerio de Transporte [y Obras Públicas], de 2.982 millones de dólares, tres veces y media más que el presupuesto original”, y además sostiene que “lejos está” de ser el Ferrocarril Central “que pregonan los personeros de UPM”.
Por otra parte, apuntan que “la improvisación y la urgencia” en la construcción de la vía “generaron innumerables e innecesarios problemas”, como derrumbes, daños a viviendas, cortes en servicios públicos y en la circulación de los ciudadanos.
“Los uruguayos, en especial los vecinos de la vía del Tren de UPM, no tenemos nada que festejar. Tenemos sí más denuncias sobre las condiciones de la obra y el profundo dolor de ver cómo se avasalla por parte de UPM la soberanía nacional bajo la prescindente mirada del sistema político”, concluye el texto.
El colectivo No al Tren de UPM está integrado por No al Tren de UPM Montevideo, No al Tren de UPM Colón, Sayago y Peñarol, No al Tren de UPM Canelones, Otro Trazado de Florida, Vecinos de 25 de Mayo No al Tren de UPM y Vecinos de Sarandí Grande.