El Senado homenajeó este martes al colorado Adrián Peña, que falleció el jueves en un accidente de tránsito. Sus pares aprovecharon la oportunidad para destacar su rol negociador, su capacidad de trabajo y su sentido del humor.
“Insustituible”. Así lo definió la senadora colorada Carmen Sanguinetti, quien agregó que Peña tenía una “capacidad de trabajo” enorme: “A veces le pedías reuniones y te decía: ‘si tengo agenda’. Y su agenda arrancaba a las siete de la mañana. Una agenda que nunca logramos que delegara”.
También destacó su “enorme capacidad para apuntalar, acompañar y respaldar a todos” y su “inteligencia”, en un sentido amplio de la palabra, porque “sabía leer a la gente, llevarse bien con todo el mundo, sabía conectar y aprender rapidísimo”. Sanguinetti sostuvo que Peña era “una persona con un sentido del humor bastante único. Siempre tenía un chiste, una anécdota divertida. Y tenía eso que sólo tienen algunas personas, que es la capacidad de reírse de él mismo”.
La senadora, asimismo, manifestó que el Senado “fue testigo” durante todos estos años “de su enorme capacidad de articulación, de tejer, zurcir, llegar a acuerdos y de lograr muchas veces, cuando uno ya creía que era imposible, negociar alguna palabra o algún artículo”.
Destacó, a su vez, que era una persona de “convicciones fuertes”. “Nunca caía en el agravio, nunca caía en el insulto, nunca derrapaba, pero si creía en algo, lo defendía. Y lo defendía con uñas y dientes. Y Adrián era un tipo agradecido. Muchos lo vimos agradecerle a la vida, siempre reconociendo sus orígenes humildes y agradeciendo la oportunidad que la vida le había dado, pero todos sabemos que eran oportunidades que él mismo se había ganado”, concluyó.
El colorado Germán Coutinho leyó su discurso porque, explicó, necesitaba “intentar administrar la emoción”. Comenzó diciendo que Peña “era mucho más que un compañero de bancada, era un militante que levantó esa bandera con orgullo, era un senador que siempre estaba proyectando el porvenir, sin resignarse, sin darse por vencido, siempre visualizando un camino de consenso, de diálogo, de convencimiento”.
También, agregó Coutinho, era un hijo del “Uruguay batllista, ese modelo de país que construyó nuestro partido, el de los grandes líderes que alguna vez lo enamoraron para siempre, y se involucró a la causa aun en los momentos más difíciles de la historia de nuestra colectividad”. El senador destacó que fueron compañeros de generación de la Lista 15 y, posteriormente, integraron Vamos Uruguay, donde llegaron sus “primeros desafíos personales, algunos sinsabores propios de la política, pero también la alegría de representar a la gente”.
Señaló que fue diputado, senador y ministro, pero “aún le quedaban desafíos pendientes”. Destacó su “crecimiento” y el trayecto que había transitado con “éxito”. “Adrián Peña vino desde abajo. Sus padres hicieron hasta lo imposible por darle futuro. Él les respondió con sacrificio y compromiso. Llegó a ganarse todos los honores”.
- Leé más sobre esto: “La vida de Adrián Peña es la vida que uno quiere para todos los uruguayos: la de la posibilidad”, dijo Bordaberry tras la muerte del senador
Partido Nacional: “Un trillador incansable”
El senador blanco Amín Niffouri destacó que Peña era “un típico representante de la política uruguaya y, como canario, también digo que era un típico representante del departamento de Canelones”. “Proveniente de una familia humilde, él llegó a donde llegó en base al trabajo y al esfuerzo que le puso a esta actividad política”, afirmó.
Sostuvo que el senador colorado era un “trillador incansable” que siempre apostaba a la búsqueda “de los consensos; más allá de que teníamos discrepancias ideológicas y políticas, siempre estábamos en el diálogo constante, con ese humor que lo caracterizaba”.
Niffouri destacó que el “mejor homenaje se lo rindió su gente, su pueblo, San Bautista, que, como dijo Walter Cervini, era para él ‘la sucursal del cielo’. Allí terminó y allí acompañamos en sus últimos momentos a Adrián, y nosotros desde el Partido Nacional no hacemos más que rendirle homenaje a esa gran persona, a ese gran compañero más allá de las filas políticas, a ese gran político”.
Por su parte, el nacionalista Luis Alberto Heber manifestó que Peña dejó “un vacío” en el Parlamento y en el Partido Colorado. Señaló que es “muy importante tener presente que en esta vida se entrega todo, muchas veces tiempo para su familia, pero no podemos entregar la vida”. A su entender, la muerte de Peña tiene que servir para “poner un freno en esta locura” “de ir para abajo y para arriba” que implican “las campañas electorales”, en las que “a veces perdemos el cuidado” y se generan “estos vacíos que son insustituibles”.
El FA destacó su “don de gentes”
El frenteamplista José Carlos Mahía habló en nombre de la bancada de la oposición y destacó que Peña era un “senador muy querido por todos los partidos y muy respetado”. Sostuvo que “Adrián se fue joven para el Uruguay y además con un trabajo muy firme en el departamento que amaba, que es Canelones”.
Destacó, al igual que varios senadores, que Peña era “símbolo del Uruguay al cual nosotros vemos como una especie de espejo, en el cual nos reconocemos. ¿Por qué digo esto? Porque es el hijo de un fasonero de pollos”, que en el “Uruguay batllista” tuvo “un desarrollo propio”, buscó “superarse” y hacer “carrera política”.
Mahía señaló que, además, Peña era un “hombre que, sin renunciar a sus convicciones, defendiéndolas todos los días, buscaba y construía acuerdos”. “Lo hizo en innumerables oportunidades”, acotó. El senador frenteamplista lo definió “como un batllista auténtico”, con una vocación para “jugarse por ideas profundas”, como lo hizo con el proyecto de ley para regular el ingreso a las intendencias. “Sin duda, se va a extrañar su actitud política, su vocación de acuerdos y, sobre todo, su don de gentes”.