“Donde no hemos tenido mucha suerte es en las relaciones exteriores”, decía el presidente Luis Lacalle Pou en la cena anual del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), en noviembre de 2023, una valoración que se condice con el análisis que hacen los politólogos Nicolás Pose y Nastasia Barceló en lo que respecta a la política exterior del gobierno saliente. En diálogo con la diaria, los analistas pusieron las luces largas para echar luz sobre lo que puede pasar durante el próximo gobierno, encabezado por Yamandú Orsi.

Para Pose, evaluar la política exterior tiene “algunas particularidades” en comparación con otras políticas públicas, “en las que podés tener resultados más tangibles”. “Es una política [la exterior] que es un medio para alcanzar otros objetivos” y eso marca la “primera dificultad metodológica” para realizar el análisis, consideró el doctor en Ciencia Política por la Universidad de la República.

“Una alternativa a esto es contrastar lo que se dio frente a los objetivos declarados, es decir, frente a lo que el gobierno planteó” que iba a hacer, propuso Pose. Desde ese punto de vista, evaluó que el gobierno de Lacalle Pou “llegó claramente con una idea muy ambiciosa”, al establecer la búsqueda de “acuerdos de comercio preferencial” con países. Sin embargo, se “encontró con algunos desafíos estructurales que ya existían en Uruguay y que quizá no fueron contemplados en ese plan”.

Esas dificultades se tradujeron en la falta de los acuerdos comerciales anunciados, como el tratado de libre comercio con China y la adhesión al Acuerdo del Transpacífico. “No tenemos novedades concretas”, valoró Pose al respecto. Recordó también el intento de Uruguay de flexibilizar el Mercosur para que cada país miembro pueda negociar bilateralmente con otros países, sin las trabas del bloque económico. “Logró una compensación con un acuerdo bilateral con Brasil, pero el objetivo general en materia de política de esa restricción no se logró”, apuntó.

Pose destacó, “en términos de novedad”, que se alcanzó el acuerdo técnico entre la Unión Europea y el Mercosur, aunque no lo adjudicó directamente a las gestiones de este gobierno, sino a la “continuidad de esfuerzos que se han acumulado” a lo largo de diferentes mandatos. “Su suerte está echada, pero se está encaminando”, señaló, en referencia a que aún resta que lo acordado sea refrendado por el Parlamento Europeo y por los diferentes poderes legislativos de los países del Mercosur.

Señaló que el gobierno de Lacalle Pou se “chocó con restricciones estructurales” que no fueron debidamente evaluadas. “Capaz que lo que no estuvo suficientemente contemplado es que estas restricciones estructurales no son sencillas de levantar. Se subestimó la capacidad de levantarlas”, consideró.

Menor “confrontación” y “elementos disruptivos”: la política exterior de Orsi

Barceló, doctora en Ciencia Política por la Universidad de San Pablo, comentó que el próximo gobierno ha empezado a dar señales en clave “geopolítica-estratégica”. Esto se pudo observar en los primeros movimientos de Orsi luego de resultar electo el domingo 24 de noviembre: el viernes posterior viajó a Brasilia para reunirse con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula Da Silva, lo que “demuestra una visión, un rumbo de la política exterior de Uruguay, que es bastante distinto al que venía adoptando el gobierno de Lacalle Pou”, valoró Barceló.

En ese sentido, señaló que en los próximos cinco años puede generarse el “retorno de algunas tradiciones” de la diplomacia uruguaya, como, por ejemplo, una mayor proximidad política con Brasil. “La tradición política-diplomática que Uruguay ha tenido a lo largo de la historia es primero la región, y la región para nosotros es Brasil y Argentina”.

“Dar señales en ese sentido es importante”, valoró la politóloga. Además de la reunión que mantuvo Orsi con Lula, se destacan las reuniones en el marco de la cumbre del Mercosur con el presidente de Colombia, Gustavo Petro, el mandatario de Paraguay, Santiago Peña, y el presidente de Bolivia, Luis Arce. El futuro presidente ha enfatizado asimismo en la necesidad de generar un encuentro con el presidente argentino, Javier Milei, que podría concretarse antes de la asunción de Orsi el 1o de marzo de 2025.

Pose coincidió con Barceló en cuanto a que espera que “durante los primeros dos años, que son los que coinciden con el gobierno de Lula, haya una política exterior que va a tener bastantes puntos de coincidencia con la política exterior de Brasil en la agenda internacional”. En ese sentido, apuntó a los “grandes asuntos”, como “la posición ante un mundo multipolar, el no involucramiento de la región en los conflictos y la posición con respecto a Medio Oriente”, en referencia al conflicto en la Franja de Gaza.

El politólogo marcó que el gobierno saliente “apostó por dinámicas de mayor confrontación” y por el vínculo con “ciertas alas del gobierno de Brasil que finalmente no tuvieron efecto”, en referencia a la inclinación por generar alianzas con el gobierno de Jair Bolsonaro mediante su Ministerio de Economía, controlado por el bolsonarismo, en lugar de hacerlo por la cancillería. “El gobierno uruguayo apostó por la posición de Economía y terminó prevaleciendo la cancillería”, indicó.

Asimismo, dijo que espera que en el próximo período haya una “menor confrontación” en lo discursivo, “si bien los objetivos comerciales no cambian”. “Uruguay seguirá buscando margen de maniobras para hacer acuerdos con terceros, pero lo va a hacer en un tono más orientado a la búsqueda de mínimos acuerdos comunes”, consideró.

Barceló también apuntó que en el próximo gobierno parecen vislumbrarse algunos “elementos disruptivos”. En esa dirección, destacó la iniciativa del futuro secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez, en cuanto a la necesidad de generar una “diplomacia científica”, con el objetivo de impulsar las relaciones internacionales en las áreas de la ciencia y la tecnología.