El titular del Ministerio del Interior (MI), Carlos Negro, compareció este miércoles ante la Comisión de Seguridad y Convivencia de Diputados donde informó sobre los avances de las causas que investigan el atentado a la fiscal de Corte, Mónica Ferrero, y al Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), dio un estado de situación en materia de seguridad de la criminalidad organizada en la región y en el país, y detalló las acciones concretas que el MI está llevando adelante y los resultados que ha tenido.

En diálogo con la diaria Radio, Negro se pronunció sobre los dichos del presidente de la República, Yamandú Orsi, respecto de que el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, es “el ejemplo de un proceso” para “analizar” en materia de seguridad. Negro evaluó que la opinión tuvo un “hilo conductor” que “lo que establece es convocar a una conversación desprejuiciada en materia de seguridad”. “La seguridad tiene un componente ideológico detrás que ha primado; Uruguay ha tenido un debate muy fuerte donde se dividieron las aguas entre ‘frutillitas’ y ‘mano dura’ o ‘autoritarios’, y así fuimos navegando a los bandazos entre una y otra solución, y no nos fue bien”, acotó.

Para el ministro, la discusión fue “estéril” porque “partía de adecuar los hechos a la teoría”, cuando se debe hacer lo contrario. “Esa discusión que se basaba en preconceptos es a lo que invita el presidente Orsi a dejar de lado y a tener un debate estudiando objetivamente cómo se comportan los fenómenos criminales en el resto del mundo, particularmente en América Latina; ver los modelos que se han aplicado, y seguramente uno de los modelos hoy más importantes para observar como fenómeno sea El Salvador”, cerró. El jerarca se preguntó “cómo no vamos a estudiar un proceso que llevó a Bukele al poder y a que aplicara las políticas que aplica en materia de seguridad”, en un país que también es “digno” de estudio: “40 años de guerra civil, 40 años sin democracia, niveles de república muy desmerecidos y una población que no conoce cabalmente lo que es la democracia y las garantías” configuran un caso “radicalmente distinto al uruguayo”.

“Vamos por un modelo uruguayo de seguridad pública (...). El modelo uruguayo está siendo diseñado, está siendo implementado y tiene una mirada a largo plazo adecuada a las condiciones sociales, pero también políticas y democráticas, de Uruguay”, condensó al respecto. Por otro lado, dijo que el modelo de El Salvador “está en desarrollo”, aún no se puede decir “si es exitoso o no” y se asienta en un modelo político distinto al uruguayo, por lo que “todavía no podemos sacar una conclusión”, sino que “estamos viendo hacia dónde va”.

El lunes, el cabo César Alejandro Ferreira fue asesinado en un intento de rapiña en el Cerro, y, consultado al respecto, el primer mandatario respondió: “No tengo ni idea”. En una reflexión sobre la conducta comunicacional del presidente, el jerarca dijo que “Orsi es una de las pocas personas que están siempre”: “Si no está es porque se está bañando o porque está en una actividad que no le permite atender el teléfono (...), pero si no está en ese tipo de actividades, te atiende rápido”, acotó. Aseguró, además, que si no mira el teléfono al instante “es porque está muy ocupado”, y destacó la existencia de un “diálogo absolutamente directo” entre la cartera y Presidencia, así como una “fluidez totalmente armoniosa” a través de sus comunicaciones institucionales.

Las novedades del atentado a Ferrero y un diagnóstico en seguridad

Sobre el atentado que sufrió Ferrero, el ministro dijo que “en muy poco tiempo se dio con los responsables del hecho” y detalló que “individualizar” el apoyo logístico y los ideólogos “no es común en este tipo de delitos”, porque “la cuestión probatoria tiene una singular trascendencia y los autores materiales se encargan de proteger a quienes los contrataron”, lo que complejiza la investigación. “Tenemos una persona prófuga a nivel internacional, no está en el país y estamos tras ella, pero además de eso estamos siguiendo la investigación para ver qué más hay. Hay todavía tela para cortar y aspiramos a seguir subiendo en este escalón que sabemos que tiene mucho que ver con la criminalidad organizada”, concretó.

En un diagnóstico, Negro advirtió que Uruguay “no es ajeno a la criminalidad organizada”, pero tiene la particularidad de estar en “niveles incipientes”, porque “aún no hay una organización fuerte de las bandas”, sino una “proliferación” de bandas criminales y clanes familiares cuya confrontación “ocasiona un gran número de muertos y gran volumen de violencia”. En base a experiencias internacionales, explicó que en un segundo estadío y con la conformación de un grupo predominante la situación “se pacifica, pero a sacrificio de que las bandas lograron un nivel organizativo mayor”, y en el tercero “es cuando toman definitivamente el aparato estatal, lo que se denomina comúnmente como un Estado fallido”.

Por otro lado, enmmarcado en el debate presupuestal, Negro expresó “la satisfacción de que la propuesta del MI fue prácticamente toda recibida”. En las discusiones vinculadas a la creación de cargos, el ministro recordó que “el compromiso fue la incorporación de 2.000 nuevos policías, que es muy diferente a la creación de 2.000 vacantes”. “El mecanismo de desfigurar los dichos o la realidad es de tinte político”, acotó, y dijo que están en “la senda apropiada”: detalló que al asumir tenían 1.200 vacantes “que van a ingresar en el período”, que “se suman a los 500 nuevos cargos, entonces ya estamos en 1.700”. “Nos quedan 300, y a eso sumamos que 500 operadores penitenciarios van a venir a colaborar con el sistema carcelario y que por los mecanismos de rendición de cuentas se pueden crear nuevos cargos”, aseveró.

Frente a las críticas por parte de la oposición respecto de las demoras en concretar un Plan Nacional de Seguridad, Negro recordó algunos números de su cartera: “En 22 días logramos la captura de 56 traficantes del interior del país”; paralelamente, “pusimos tras las rejas a los dos principales dirigentes de bandas locales”, y en ocho días “no hubo un homicidio en Montevideo luego de que se aplicaran operativos focalizados” –una “estrategia de intervención policial” por “cuadrantes” que consiste en ingresar al territorio “quirúrgicamente”– desde “el 2 de noviembre en adelante”, aunque “siguió más allá del 10 y del 12 porque luego, si bien hubo homicidios, no estuvieron vinculados a conflictos entre bandas”.

Sin embargo, “tenemos un fenómeno de violencia que está estructuralmente inserto en la sociedad uruguaya”, y “terminar de un día para el otro, mágicamente, con la violencia en el país puede partir solamente de un discurso demagógico”, evaluó. Dijo que los 277 homicidios que relevó el Observatorio de Violencia y Criminalidad del MI entre enero y setiembre de este año configuran “una meseta alta y preocupante” que nos ubica “en mitad de tabla en América Latina cuando estáabamos de mitad de tabla para abajo”.

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