Para Virginia Cáceres, después de la segunda intendencia de Mariano Arana, el Frente Amplio (FA) dejó de tener “un proyecto de ciudad a largo plazo”, algo que “se ha profundizado” en la actual administración. La candidata colorada a la Intendencia de Montevideo (IM) y extitular de la Administración Nacional de Educación Pública presentará formalmente sus propuestas a mediados de marzo, pero adelanta que, en el mentado tema de la basura, propondrá que “cada municipio pueda definir qué tipo de recolección de residuos quiere tener en su zona”. Sobre sus compañeros de la Coalición Republicana, el nacionalista Martín Lema y el cabildante Roque García, señala que “seguramente” compartan “líneas programáticas generales”, pero subraya que su candidatura tendrá “un perfil propio”, conforme a “los valores, los principios y las propuestas” del Partido Colorado (PC).
¿Qué diferencial tiene tu candidatura dentro de la Coalición Republicana?
La idea de las tres candidaturas dentro de la coalición es que, justamente, los tres podamos desplegar nuestros perfiles. Yo represento al PC, soy una mujer colorada y batllista y, por lo tanto, todas mis propuestas van a estar bañadas por esa mirada. Seguramente los otros dos compañeros tendrán sus improntas en base a sus principios y sus valores.
¿Qué características tendría una impronta “batllista” en la IM?
Para empezar, creo que Montevideo se ha transformado en un departamento muy desigual, porque los servicios a los que se puede acceder dependen de la zona en la que uno viva. No es lo mismo los servicios a los que accede quien vive en el municipio CH, por ejemplo, a los que accede la gente que vive en el municipio G. Hay que empezar a generar acciones para que la ciudad efectivamente tienda a la igualdad; ahí se requiere una presencia mucho más fuerte del Estado, de la intendencia, generando los bienes y los servicios que permitan que dé lo mismo vivir en cualquier parte de Montevideo.
¿La administración actual no está teniendo en cuenta esas desigualdades?
Creo que no. Montevideo ha profundizado la desigualdad en la ciudad a partir de la gestión.
¿Qué evaluación hacés del sistema de recolección de basura?
La basura es un tema que está puesto sobre la mesa y no lo puso el sistema político. Es la ciudadanía la que lo puso y eso muestra una disconformidad con lo que está sucediendo. Por supuesto que hay un aspecto cultural, no tengo ninguna duda. Tenemos que transitar hacia un proceso donde la ciudadanía se involucre mucho más y se sienta arte y parte en mantener la ciudad limpia.
Ahora, para eso, el punto de partida es que la intendencia cumpla con la calidad del servicio, y ahí es donde en este momento está fallando. Si yo les pido a los vecinos que por favor empiecen a reciclar y separar los residuos en su casa y después cuando bajan en el contenedor de su casa no tienen dónde poner el plástico por un lado y los residuos húmedos por el otro, no tiene mucho sentido.
Nuestra propuesta es la descentralización territorial. Cada municipio va a definir el diseño y la ejecución de la recolección de residuos; por supuesto, manteniendo la intendencia la rectoría en la materia. La idea es que cada municipio pueda definir qué tipo de recolección de residuos quiere tener en su zona, y eso va a implicar diversos tipos de recolección según el espacio territorial. Acá la clave es no pretender una solución única para todo el departamento.
¿La limpieza sería la prioridad número uno en la asignación presupuestal?
Tiene que ser una prioridad. A mí lo que me incomoda un poco de toda esta discusión es que nosotros hoy en una ciudad como Montevideo deberíamos estar discutiendo cómo meter tecnología al sistema de recolección, cómo perfeccionarlo, cómo parecernos a una ciudad de primer mundo y, en realidad, estamos teniendo una discusión que es casi básica, que es cómo logramos que el contenedor no esté repleto de basura.
¿El rechazo de una parte del PC al préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo en la Junta Departamental fue un error?
No, porque estábamos hablando de un endeudamiento de 25 años. En ese primer préstamo solamente el 30% era para saneamiento y el resto era para la compra de contenedores que la intendencia tenía que comprar con dineros propios; de hecho, los contenedores se compraron igual por otro fideicomiso que se hizo. Además, lo que se compró ni siquiera tenía nada distinto o particular, supuestamente eran contenedores que no se abrían y que no iban a permitir el hurgado, y a los pocos meses vimos que el contenedor estaba abierto porque se despegaba del otro lado, o sea, era el mismo contenedor que ya teníamos.
Por lo general, ¿cómo te movés por la ciudad?
Más que nada caminando, porque cuando vivís en el Centro moverte en auto es realmente una odisea, entonces terminás circulando más rápido si vas caminando.
¿Estás a favor de la visión del FA de priorizar el transporte colectivo sobre el transporte individual?
Esa en realidad no es una visión del FA, es una visión del departamento. Nosotros tenemos un departamento en el que ha crecido muchísimo el uso de los medios personales de transporte, principalmente el auto, y eso hace que la ciudad colapse cada vez más, porque, además, no hubo un acompañamiento en la infraestructura de las calles.
Obviamente, hay que tratar de desestimular el uso de los medios personales de transporte y estimular el uso de otros medios. Hay que mejorar el sistema de transporte público. Hoy en un ómnibus tenés un promedio de una hora cada diez kilómetros, y si circulás en auto el tiempo que demorás se reduce casi a la mitad, por eso la gente elige eso.
Una de nuestras propuestas es el tren que une Montevideo con El Pinar, que hace mucho tiempo se viene escuchando, pero no hemos dado ninguna señal clara de avanzar en ese proceso. Creemos que es el momento de sentarse alrededor de una mesa y empezar a tener las conversaciones necesarias con las empresas de transporte, el gobierno nacional y con todos los involucrados para dar los primeros pasos para que esto se transforme en un hecho de la realidad.
En Desayunos informales, el candidato del FA Mario Bergara dijo que hay analizar estas propuestas, pero también apuntó sobre la “viabilidad política”, porque “uno no puede pensar en un megaproyecto que tenga cinco años enteros la ciudad toda levantada”.
Pero eso no puede ser un impedimento para realizar una gran obra. ¿Cuánto tiempo tuvimos Avenida Italia toda cortada por el túnel ese que hicieron, que todavía no terminamos de entender cuál es su beneficio? Por supuesto que son cosas que uno tiene en cuenta cuando planifica. Yo soy medio obse[siva], en la vida, en general, con el orden y la planificación, porque eso te permite tener un eje claro y saber a dónde te dirigís. A Montevideo le falta planificación de largo plazo, como cuando alguien se sentó y soñó la rambla, que fue una obra inmensa. Tenemos que volver a soñar con esas grandes obras.
¿Qué postura tenés sobre los barrios privados?
A mí no me gusta una ciudad con barrios privados; esa es una visión absolutamente personal.
¿Pero considerás que es algo que hay que revertir?
Hoy existen, es una realidad, y tampoco voy a ser una abanderada de decir “hay que sacar todos los barrios privados que existen”, porque no lo creo tampoco. Es una opción que existe y que la gente utiliza por distintas razones, [pero] no creo que desde el gobierno departamental haya que generar una política de estímulo para que aparezcan más barrios privados.
¿Qué prioridad le darías desde la IM a la agenda de derechos?
Yo creo que, para que sea plural y diversa, una ciudad debe hacer sentir parte de la ciudad a todos los ciudadanos, a todos. Y eso implica tener –así lo creo en general en mi vida– un discurso moderado. Cuando el péndulo se corre demasiado para un lugar, también desde allí se puede generar violencia y se puede generar segregación, porque puede haber mucha gente que se sienta excluida desde ese lugar.
Lo importante es encontrar ese punto medio para que todos los montevideanos sientan que están representados en las acciones que lleva adelante la intendencia. A veces, desde lo discursivo nos corremos demasiado para un lugar y dejamos afuera a un montón de gente; gente que, además, no dudo que está dispuesta a respetar la diversidad y colaborar para que la convivencia en Montevideo sea armónica y pacífica. Si nosotros encontramos ese punto, la convivencia y la diversidad van a ser mucho más respetadas por todos los ciudadanos.
¿Por qué pensás que en Montevideo la gente prefiere al FA desde hace 35 años?
Primero, porque no hace 35 años que Montevideo está mal. Creo que después del último gobierno de Mariano Arana [2000-2005] lo que empezó a pasar fue la falta de planificación, la falta de un proyecto de ciudad a largo plazo; entonces, la gestión departamental se transformó en la impronta personal de cada una de las personas que ocupaban la intendencia. Y me parece que en estos últimos cinco años se ha profundizado esa falta de gestión. Estamos en un punto en el que el proyecto político que gestiona la intendencia se agotó y se necesita un cambio en la ciudad.
Los montevideanos hace años que estamos como en un estado de inercia. Lo que yo digo es que esto va más allá de las opciones políticas ideológicas que se tengan a nivel nacional; esto tiene que ver con la ciudad en la que queremos vivir y cómo generamos un proyecto que nos motive a todos.
¿La idea es que la Coalición Republicana tenga algún tipo de documento programático en común?
Seguramente, en algún punto los equipos técnicos trabajen para armar unas líneas programáticas generales, pero después, por lo menos desde mi candidatura, nosotros vamos a estar realizando propuestas que son propias y que las están elaborando los equipos técnicos que ya están trabajando.
¿Te sentís cómoda con eso?
Yo me siento muy cómoda, sí, porque son tres candidaturas que tienen que ofrecer cosas distintas para que efectivamente dentro de la coalición esté la posibilidad de elegir tres opciones. Además, yo acepté la candidatura porque quiero marcar un perfil propio y porque quiero ser una candidata que represente al PC, que represente los valores, los principios y las propuestas del PC.
¿Qué te parece la propuesta de Roque García de incorporar oficiales de las Fuerzas Armadas a la IM?
Prefiero no opinar de las propuestas de los demás candidatos de la coalición. Lo que sí puedo decir en términos generales es que las Fuerzas Armadas colaboran muchísimo con nuestro país. Ahora, cada organismo del Estado tiene una competencia, una función y un sentido de por qué existe en el Estado, y me parece que hay que respetar esas funciones y ser cuidadosos con los espacios que ocupa cada uno.
¿Te sorprendieron las críticas de dirigentes del FA por haber renunciado para ser candidata?
No me sorprendieron desde el punto de vista político, porque forma parte de todo esto. Lo que sí me sorprende es que el FA todavía siga utilizando ese argumento cuando el exrector de la Universidad [de la República, Rodrigo Arim] renunció para ocupar un cargo en la OPP [Oficina de Planeamiento y Presupuesto], nada más ni nada menos. Pero, además, fijate vos qué paradoja que me acusen a mí de un trampolín político cuando el ministro del Interior [designado, Carlos Negro] es un exfiscal, con lo que implica eso, porque la Fiscalía es un ente que nosotros queremos proteger y que debe estar absolutamente alejado de los procesos políticos para que no sea puesto en cuestionamiento. Bueno, un fiscal pasa a ser ministro del Interior y no hay ninguna discusión ni autocrítica por parte del FA. Y no lo digo por el próximo ministro, a quien respeto mucho, sino por lo que significa simbólicamente que un fiscal pase a desempeñar un cargo político.