La Rendición de Cuentas votada en la madrugada del miércoles fue el primer proyecto en el que la oposición se quebró y el gobierno logró su objetivo de obtener la mayoría en la Cámara de Diputados. Sin embargo, para el politólogo Daniel Chasquetti, el gobierno todavía no ha asumido la “situación de debilidad” que implica su falta de mayorías parlamentarias en la cámara baja.

En entrevista con la diaria Radio, Chasquetti explicó que el proyecto de Rendición de Cuentas correspondiente al ejercicio de 2024 suponía “una serie de decisiones del Parlamento que eran delicadas”, justamente, porque “ponían en cierto modo en juicio la gestión anterior”, dado que se pedía “más dinero para resolver asuntos que dejó pendiente el gobierno de la coalición que hoy está en la oposición”.

Finalmente, gracias a los dos votos de Cabildo Abierto (CA), el oficialismo consiguió que se aprobara la rendición con los artículos que incrementan el tope de endeudamiento neto y otorgan partidas extra para el Ministerio de Salud Pública, la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) y el Ferrocarril Central.

“Es un éxito para el gobierno”, consideró el politólogo, aunque reparó en que el gobierno presenta “dilemas” al momento de “enfrentar decisiones que necesitan modificaciones legales”. Además, al tener mayoría en el Senado pero no en Diputados, “hay un doble sentimiento: ‘por un lado, controlamos; por otro lado, no controlamos’”, analizó.

Sin una coalición que asegure mayorías, como la tuvo el gobierno de Luis Lacalle Pou durante todo el quinquenio, el gobierno está obligado a “negociar caso a caso”. “Todo el tiempo se inicia ese juego”, que consiste en salir a negociar los dos votos que permitan aprobar proyectos de ley en la Cámara de Representantes. Chasquetti sostuvo que “hay una serie de actores a los cuales el gobierno debería identificar y conocer qué proyectos puede acompañar”, pero aún no ve que “el gobierno tenga un trabajo sistemático para conseguir esos dos votos”, ni tampoco que esté claro quién lidera la negociación.

En principio, para el politólogo, “el gobierno debería tener muy claro, antes de enviar el proyecto, cuáles son los dos votos que le van a permitir aprobar”. Consideró que, si bien en el caso de la Rendición de Cuentas “ningún Parlamento le negó a ningún gobierno aumentar el tope de deuda cuando hay realmente problemas”, “ese sentido común no está escrito en piedra y se puede vulnerar porque el juego político tiene esas cosas”.

“Cada proyecto de ley debería tener el camino pavimentado”, sostuvo el politólogo. Para lograrlo, el gobierno también “debería evitar que la oposición se coordine y unifique”, y en eso debe trabajar. Chasquetti apuntó que, a diferencia de otros gobiernos del Frente Amplio, donde “era muy relevante” la figura del vicepresidente en la negociación parlamentaria y la coordinación de las bancadas, actualmente Carolina Cosse “está por fuera del juego”.

“No la he visto liderar ninguna negociación o hacerse cargo de la agenda”, acotó sobre el rol de la vicepresidenta. Por el contrario, el secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez, “parece claro que debería ser el gran negociador dentro de la bancada”, ya que era “uno de los mejores legisladores que tenía el Frente Amplio” y “se llevaba bien con todas las bancadas”.

Por otro lado, Chasquetti señaló que no observa que el gobierno sea “consciente” de cuáles son “las monedas de cambio” en la negociación parlamentaria. Estas son: poner en juego la modificación del proyecto, es decir, sus contenidos sustantivos; o hacer “otra clase de transacciones extraparlamentarias”, como “promesas futuras de sacar determinadas decisiones, promesas futuras de tomar determinadas decisiones ministeriales en ciertas áreas, o entrega de cargos a quien te va a dar los votos”.

Además, a su entender, el gobierno debería tener presente que está “viviendo el mejor momento para negociar” y que, “a medida que pasa el tiempo, cada vez es más difícil conseguir acuerdos porque se acerca la elección”.

Consultado sobre si el tono negociador del presidente Yamandú Orsi podría favorecer la concreción de acuerdos que el gobierno, de antemano, no tiene asegurados, Chasquetti consideró que “ahí está el fuerte” del presidente, pero advirtió: “Es imperioso que haya cambios, porque es un problema de democracia”.

Para el politólogo, un cambio de gobierno también debe implicar un cambio en las políticas públicas, porque “si no, la gente va a decir: ‘¿para qué fui a votar?’”. “Si la democracia no garantiza eso, queda complicado. Esto no es un gran consenso y ‘vamos a estar todos de la mano’. Por algo hay partidos, por algo hay programas, hay distintas preferencias, hay visiones de izquierda, de derecha”, acotó. Al mismo tiempo, el gobierno “tiene que llevarse bien con la oposición, porque necesita la ayuda en el proceso legislativo”, y ahí está “el desafío” y “el arte de manejarlo”.

Chasquetti señaló que hasta ahora no está claro cuál es el estilo del presidente, ya que oscila entre el modelo de “cuando habla el presidente, habla el Estado”, como Julio María Sanguinetti o Tabaré Vázquez, y un estilo “más llano”, de conferencia permanente, más similar al de Jorge Batlle o José Mujica. “Lo interesante sería construir una forma sólida y consistente de comunicación, y creo que están buscando eso”, analizó.