El intento de renuncia del presidente del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa), Jaime Saavedra, sorprendió a los trabajadores del organismo, pese a que conocían las “dificultades que estaban teniendo dentro del directorio los actores del oficialismo”, explicó en la diaria Radio Víctor Mango, integrante de la dirección del Sindicato Único de Trabajadoras y Trabajadores del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (Suinau).
El martes trascendió que Saavedra tenía la voluntad de poner su cargo a disposición tras diferencias con el vicepresidente de la institución, Eugenio Acosta, quien en algunas resoluciones del directorio votó junto con el director de la oposición, Ángel Fachinetti (Partido Colorado), y en contra de Saavedra. Sin embargo, luego de mediar el presidente de la República, Yamandú Orsi, y el secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez, Saavedra dio marcha atrás y no renunciará al Inisa.
Para Mango, “lo bueno de todo esto” es que Orsi “confirma a Saavedra en su cargo o lo respalda”, algo que para el sindicato “es crucial”, teniendo en cuenta que se trata de una “institución muy compleja” y que, hasta ahora, ha “podido avanzar muy poco, en todo sentido”.
El último desencuentro entre Saavedra y Acosta, quien fue director de Seguridad del Inisa durante la presidencia de Gabriela Fulco (2016-2018), se dio en torno a una sesión del directorio del Inisa vinculada a los ascensos de tres funcionarias a diferentes cargos de subdirección y coordinación de centros de reclusión de adolescentes. Mango explicó que en el instituto no hay carrera administrativa, por lo que “todas las designaciones –encargaturas– son discrecionales del directorio”.
Saavedra se opuso al mecanismo por el cual se realizarían esas promociones y pidió tiempo para analizarlas. Sin embargo, se convocó a una sesión extraordinaria, en la que Acosta, junto con Fachinetti, votó a favor de los ascensos. Mango sostuvo que sorprendió que, ante el pedido de Saavedra de estudiar esas designaciones, “se haga una sesión extraordinaria”, la cual sólo se convoca cuando hay situaciones urgentes.
No obstante, es sabido “que las diferencias no sólo son por eso, sino que también hay una mirada diferente hacia la institución” entre Acosta y Saavedra, señaló Mango. Para el dirigente, el presidente del Inisa “tiene una visión más abierta”, mientras que Acosta, “da la sensación, tiene una visión más de seguridad”. Consideró que “el gobierno va a tener que tomar otras definiciones”, ya que no es posible un funcionamiento normal mientras persistan las diferencias entre las autoridades del directorio.
“Lo que pedimos es que esto se arregle rápidamente, porque esta institución debe caminar. Hasta ahora no hemos podido avanzar sustancialmente, prácticamente nada. Hay que tomar alguna definición rápidamente”, aseveró.
Mango explicó que la realidad actual del Inisa –estable en el número de adolescentes privados de libertad y sin grandes conflictos– ha permitido que “se empiece a trabajar de un tiempo a esta parte con una mirada de más apertura, de más actividades”. El dirigente señaló que se ha apostado “mucho” a la educación formal y no formal, y consideró que las mejoras son producto de “un cambio en el perfil de los jóvenes y un compromiso brutal que hay desde hace mucho tiempo por parte de los trabajadores”.
“Es otro Inisa hoy, no aquel que tuvimos cuando Eugenio Acosta era el director de Seguridad”, afirmó Mango, y expresó que el modelo de gestión de la presidencia de Fulco era muy distinto al actual; recordó que tuvieron “una muy mala experiencia” con ella. “Desde nuestro punto de vista, el discurso que ella promulgaba hacia afuera no era lo que se vivía hacia adentro”, señaló, y acotó que “era una institución que estuvo hasta militarizada”, con presencia de la Guardia Republicana en algunos centros.
El sindicalista reconoció que “es tremendamente difícil” realizar “todo el acompañamiento” de los jóvenes, no sólo por la falta de personal, sino también “por las dificultades que tienen los mismos chiquilines”. Sostuvo que “es muy difícil trasladar a determinada cantidad de chiquilines a la educación formal”, pero “se hace todo lo posible para que suceda”, aseguró.
Saavedra ha dicho que la proporción de adolescentes usuarios del Inisa y de trabajadores es actualmente buena, y que la institución no necesita un mayor presupuesto. El sindicato discrepa en estos puntos y buscará hablarlo con Saavedra, afirmó Mango.
“Es verdad lo que dice Saavedra. En realidad hay 1.650 trabajadores en el Inisa, pero en el trato directo hay sólo 450. El resto de los trabajadores está en otros sectores de la institución”, aclaró el dirigente. El Suinau hizo propuestas al directorio, “días antes de este problema que se suscitó entre el oficialismo”, vinculadas al ingreso de personal, salud mental, cuestiones salariales y edilicias, porque “la parte edilicia del Inisa está detonada”, afirmó Mango.
Al respecto del presupuesto, el dirigente advirtió que el Inisa no puede presentarse “con tres mensajes presupuestales distintos”, como sucedió en el período pasado.