La Cámara de Diputados debatió este martes el proyecto denominado “Muerte digna”, por el cual se busca regular la eutanasia. Tras más de catorce horas de discusión, la iniciativa recibió el apoyo de la bancada del Frente Amplio (FA) y de algunos legisladores del Partido Nacional (PN), del Partido Colorado (PC) y del Partido Independiente. Votaron en contra los representantes de Cabildo Abierto y de Identidad Soberana.

El miembro informante del oficialismo fue el diputado frenteamplista Luis Gallo, quien en su intervención se refirió a la iniciativa como uno de los temas “más trascendentes” que ha abordado en su trayectoria legislativa. “Cuando discutimos los extremos de la vida, desde la concepción y la formación del embrión hasta la muerte, siempre son temas polémicos, por eso hay que tratarlos con altura, con respeto y con sensibilidad”, afirmó Gallo, que además de legislador es médico de profesión.

Gallo dijo que se interiorizó en el tema de la eutanasia a partir del caso de Fernando Sureda, exgerente de la Asociación Uruguaya de Fútbol que falleció a los 70 años a causa de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que padecía y que lo llevó a militar por la eutanasia. El diputado señaló que estaba en desacuerdo con el proyecto que presentó en la legislatura pasada el colorado Ope Pasquet sobre eutanasia y suicidio asistido, porque se “centralizaba en la despenalización del acto médico y no tomaba como centro a la persona”, pero sí con el fondo del asunto, y a partir de entonces comenzaron a trabajar para llegar a un acuerdo.

“Tenemos hoy un solo proyecto con la firma de casi todos los partidos políticos de Uruguay, que en esta legislatura mejoramos”, celebró Gallo, en referencia al texto que se votará en esta jornada.

El miembro informante hizo un repaso histórico de las distintas concepciones y aplicaciones de la eutanasia o el suicidio asistido, con el fin de mostrar que ha sido una práctica aceptada y utilizada a lo largo de la historia, y a nivel nacional destacó el “enorme paso” que dio Uruguay en 1933 cuando introdujo en el Código Penal el artículo 37, que sigue vigente y refiere al homicidio piadoso.

“Necesariamente, el pensamiento de la sociedad uruguaya ha evolucionado, mostrando una tendencia favorable sumamente marcada hacia la aplicación de la eutanasia”, consideró Gallo. Asimismo, señaló que esto se vincula a la “globalización” de la discusión del tema y a su implementación en diversos países, como Bélgica, Canadá, Colombia, Ecuador, España, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal y varios estados de Estados Unidos.

Los mitos en torno a la eutanasia

Gallo dedicó una parte de su exposición a derribar algunos mitos en torno al debate sobre la eutanasia. “El primer mito es que la sociedad uruguaya no quiere la eutanasia; esto es absolutamente falso y así lo demuestran las encuestas realizadas al respecto”, afirmó el diputado.

El segundo mito, según Gallo, es “plantear eutanasia versus cuidados paliativos”, dado que “la eutanasia no se contrapone nunca a los cuidados paliativos: se complementan”, aseguró. El legislador afirmó que los cuidados paliativos están garantizados en nuestro país, pero también planteó que es “inaceptable condicionar la eutanasia a los avances de los cuidados paliativos”.

Por último, Gallo se refirió al “mito de la pendiente resbaladiza”, una “técnica argumentativa que se utiliza para advertir sobre las posibles consecuencias de una acción sin proporcionar pruebas concretas de que ocurrirán”; en este caso, en referencia a las posibles consecuencias de la legalización de la eutanasia. Al respecto, Gallo sostuvo que “Uruguay está cansado del miedo como herramienta de control social; Uruguay quiere elegir cómo vivir y también cómo morir”.

En síntesis, el diputado informante enfatizó que el proyecto no contempla “extremos”, sino “un equilibrio justo”, y que “no es un proyecto de ley liberal, que permita la eutanasia en cualquier circunstancia, pero sí respeta la libertad de elegir cuando ello no perjudica a terceros”. “Tampoco es un proyecto de ley restrictivo, que condene a prolongar el padecimiento innecesario, persiguiendo el cumplimiento de requisitos interminables”, aseguró.

“Es un proyecto de ley garantista, seguro, protector de los derechos de las personas que garantizan la eutanasia y de todos los involucrados en el procedimiento”, resaltó Gallo, y enfatizó que “el sufrimiento innecesario también es una forma de violencia”. “Frente al criterio manejado inicialmente en la evolución histórica, en el cual la vida debe llegar hasta donde Dios quiera o hasta donde la naturaleza aguante, para los tiempos actuales debe anteponerse otro criterio, que da un límite totalmente diferente: hasta donde la voluntad y la dignidad del paciente lo determinen”, reflexionó.

Sesión de diputados.

Sesión de diputados.

Foto: Ernesto Ryan

“Un acto de amor”

En otro tramo de su informe, Gallo identificó tres grandes grupos de enfermedades o condiciones que “podrían eventualmente motivar a un paciente a solicitar la eutanasia”. El primero, indicó, lo componen las enfermedades neoplásicas avanzadas, los cánceres, “cuando ya pasó toda parte del tratamiento y es irreversible el estado del paciente”. El segundo son las enfermedades neurodegenerativas, dentro del cual destacó como ejemplo la ELA, “una enfermedad realmente destructiva que afecta fundamentalmente la motoneurona, por lo que la persona va perdiendo lentamente la capacidad de moverse, hasta llegar a un momento en el que no puede prácticamente ni tragar ni respirar”, explicó.

El tercer grupo que identificó Gallo es el de “los pacientes cuadripléjicos; aquel que, a modo de ejemplo, sufre un accidente, tiene una sección medular completa a nivel cervical, está completamente lúcido y padece una parálisis permanente del cuello hacia abajo y, en algunos casos, no puede respirar, por lo que precisa un respirador”. El legislador aclaró que no están comprendidos en estos grupos todos los casos que puede alcanzar la ley.

Gallo recordó que en su segundo artículo se establece el alcance del proyecto: “Toda persona mayor de edad, psíquicamente apta, que curse la etapa terminal de una patología incurable e irreversible, o que como consecuencia de patologías o condiciones de salud incurables e irreversibles padezca sufrimientos que le resulten insoportables, en todos los casos con grave y progresivo deterioro de su calidad de vida”. Entre las posibles causales del pedido de acceso a la eutanasia están los sufrimientos insoportables, pero se ligan a “patologías o condiciones de salud incurables e irreversibles”.

Gallo hizo énfasis en que “el paciente debe expresar su voluntad de practicarse la eutanasia al menos cuatro veces y podrá revocarla siempre y en cualquier momento”. Asimismo, subrayó que será el paciente el que decida el momento y el lugar donde llevarla a cabo, lo que incluye su domicilio. “La gran mayoría de los pacientes eligen el día y prefieren la eutanasia en su domicilio, rodeados de sus seres queridos; por eso insistimos en que es un acto de amor el que estamos hoy votando”, aseguró.

Por otra parte, el miembro informante remarcó que el certificado de defunción de la persona que haga uso de este derecho indicará expresamente en la causa de muerte la enfermedad o condición que padecía previamente y la aplicación de la eutanasia; asimismo, señaló que las autoridades sanitarias llevarán registros estadísticos de su uso y presentarán informes anualmente a la Asamblea General.

Al cierre de su intervención, Gallo se refirió a los grupos y personas que han militado activamente por la eutanasia en los últimos años, muchos de los cuales estuvieron presentes durante el debate parlamentario este martes. “Detrás de la eutanasia hay personas, hay caras humanas que nos están acompañando en las barras. Hay corazones que laten, hay historias de vida, no son únicamente palabras y fundamentos para debatir en la cámara. Son reclamos postergados que esperan una respuesta”, afirmó, antes de leer algunas de las notas que recibió la Comisión de Salud en el transcurso del tratamiento, redactadas por pacientes que piden la aprobación de la ley.

Luego de leer los testimonios, Gallo pidió a los legisladores que “en su fuero más íntimo puedan analizar en profundidad, y con responsabilidad y sensibilidad, qué respuesta les daremos a los ciudadanos como Pablo, como Beatriz y tantos otros; ojalá que la respuesta que demos hoy no sea la misma que les dimos a Pablo Salgueiro y a Fernando Sureda. Honremos su memoria con la aprobación de este proyecto”, cerró el diputado, con la voz quebrada al hacer mención a algunos de los casos emblemáticos que se han hecho públicos en los últimos años en el marco de este debate.

Diputado Grezzi: “Es eutanasia, no muerte digna

“Sin dudas hoy es un día importante en esta cámara, porque se va a plantear un proyecto de ley que tiene alto impacto en Uruguay; un impacto, para quien habla, profundamente negativo, por lo que implica la ley, que en su redacción tiene grandes falencias”, comenzó, a su turno, el diputado nacionalista Andrés Grezzi, miembro informante en minoría.

El diputado nacionalista aseguró que “todos” coinciden “en querer que las personas puedan transcurrir el final de su vida en paz y sin dolor; la diferencia principal no es la finalidad subjetiva que se persiga, sino cuáles son los medios convenientes para lograrlo”. “No es prudente y no está bien simplificar el debate entre sufrir y morir; nadie quiere sufrir. Y es preciso informar debidamente a la ciudadanía para conocer su postura sobre las prácticas actualmente disponibles para ejercer la autonomía al final de la vida y sobre la eutanasia”, profundizó.

“Sabemos, sí, que se han realizado diferentes encuestas sobre si se está de acuerdo o no con la eutanasia, pero también es justo decir y reconocer que un porcentaje importante de la gente no interpreta el término eutanasia”, aseguró Grezzi. También marcó un matiz en cuanto a que “una cosa es estar de acuerdo con el concepto de eutanasia y otra es estar de acuerdo con el proyecto de ley que se presenta hoy acá”.

Si bien reconoció que el tema se procesa en el ámbito legislativo desde hace “varios años”, Grezzi remarcó que en esta legislatura ingresaron “varios diputados nuevos” y que “hasta hace pocos días no conocían la totalidad del proyecto de ley”, y “había un cierto apuro, hasta desmesurado, por llegar a discutir este proyecto de ley”, afirmó. A modo de ejemplo, señaló que en la última sesión de la comisión se propuso cambiar su nombre por el de “Muerte digna”, lo que, consideró, “constituye una manipulación semántica que confunde a la ciudadanía”.

“El título del proyecto no nombra el acto que regula la provocación de la muerte, sino que quizá [lo] disfraza en un concepto emocionalmente positivo y universal. Este uso del lenguaje tergiversa el debate democrático, al instalar la idea de que sin esta ley las personas morirían de forma indigna, cuando, en realidad, ya existen herramientas legales y médicas para asegurar un final de la vida sin dolor y sin adelantar la muerte”, apuntó Grezzi.

Para el diputado informante, la iniciativa a estudio es “una ley que no es llamada por su nombre –es eutanasia, no muerte digna–; una ley que no ofrece garantías” y que implica “derogar, en caso de que se apruebe, un artículo de suma importancia del Código de Ética Médica”, en referencia al 46, que prohíbe la práctica de la eutanasia.

“La legalización de la eutanasia no sólo modifica normas legales, sino que transforma el imaginario social. Cuando el Estado convierte la muerte en una opción institucional, deja de ser garante incondicional del cuidado y pasa a validar la idea de que hay vidas menos valiosas o, directamente, prescindibles”, consideró Grezzi, y profundizó en que, a su entender, “esto afecta especialmente a los más frágiles, que podrían empezar a sentir presión moral o económica” para solicitar la eutanasia.

Andrés Grezzi, diputado del Partido Nacional.

Andrés Grezzi, diputado del Partido Nacional.

Foto: Ernesto Ryan

Los contenidos en cuestión

Entrando en el análisis del articulado, Grezzi marcó las diferencias de parte de la bancada blanca con el artículo 2, en el entendido de que es “muy amplio” porque “no es sólo para quien padece una enfermedad terminal, sino para todos aquellos que padezcan una patología o condición de salud crónica, incurable, irreversible”. “Incurable e irreversible no es lo mismo que ‘terminal’ o ‘en el final de la vida’, sino que son características inherentes a la mayoría de las enfermedades crónicas”, expresó.

Para el representante, “no está bien abrir el abanico a todas las enfermedades y, más allá de eso, a todas las interpretaciones que se pueden hacer de las mismas”. Criticó, además, que el artículo se refiera a “condiciones de salud”, lo que “implicaría incluir infinidad de cuadros clínicos”.

Por otra parte, Grezzi se detuvo en que este proyecto de ley “implica la intervención directa del médico para causar la muerte y probablemente de [el personal de] enfermería, que es el que va, muchas veces, a cumplir la orden”. “Hay que decirlo como es: el médico deberá matar u ordenar matar”, enfatizó. Asimismo, sobre este punto, Grezzi cuestionó que no es claro “quién cumple la orden”, porque el artículo “no lo especifica”. “¿Es otro médico? ¿Es enfermería? Volvemos a las libres interpretaciones”, criticó.

El diputado blanco consideró que el texto “no ofrece las garantías suficientes para el paciente, para el personal de la salud y para las instituciones de asistencia médica”. En particular, criticó que “no se exige la intervención preceptiva de un médico especializado, sino sólo para el caso de que el segundo médico no confirme la opinión del primero, por lo que puede darse el caso de que los médicos que admitan la eutanasia lo decidan sin el conocimiento de la patología y las posibilidades de cura o tratamiento”.

“Yo aclaro que soy médico y no tengo problema en decir que los médicos no sabemos todo de todo; para algo existen las especialidades”, afirmó. “Carece de evaluación psiquiátrica preceptiva, tampoco hay referencia sobre quién califica que la persona sea psíquicamente apta, lo que es fundamental para garantizar que el paciente esté plenamente consciente de la decisión que está tomando”, agregó. En ese sentido, Grezzi adelantó que la bancada presentaría un sustitutivo a este artículo, sin desmedro de que mantendría su postura contraria a la ley.

El artículo sustitutivo plantea la evaluación por parte de un “comité de garantías” que estará conformado por un equipo interdisciplinario de tres profesionales: un médico psiquiatra, un médico especialista en la patología que padece el solicitante y un licenciado en Trabajo Social, cuya función será evaluar el entorno social del paciente. Grezzi admitió que esta propuesta ya estuvo en discusión en la comisión respectiva y allí fue descartada.

Por otra parte, el legislador se refirió al artículo 12 del proyecto, que determina la derogación del artículo 46 de la Ley 19.286 (Código de Ética Médica), puesto que establece que “la eutanasia activa, entendida como la acción u omisión que acelera o causa la muerte de un paciente, es contraria a la ética de la profesión”. “Creo que el Parlamento con esta derogación atenta contra la autonomía del colectivo médico”, acusó Grezzi, y aseguró que “la mayoría de los médicos del país no han sido consultados sobre la modificación del Código de Ética Médica”.

Sacando cuentas

En medio de la sesión, por el ambulatorio o la antesala de Diputados, algunos legisladores oficialistas calculaban con cuántos votos contarían para aprobar el proyecto, sabiendo que no tendrían el de su correligionario Álvaro Lima, que se retiraría de sala al momento de votar, sin que ingrese su suplente –que está en Salto–. Por lo tanto, en la estimación más optimista, el oficialismo calculaba 47 manos propias levantadas, más cuatro blancas, 13 coloradas y una del Partido Independiente: un total de 65.

Ya entrada la tarde, los diputados Gallo y Federico Preve –también médico– subrayaron en una rueda de prensa que “en principio” la idea era aprobar el proyecto “tal cual vino de comisión”, es decir, sin tomar en cuenta los aditivos presentados tanto por blancos como por colorados –que eran similares–, y para eso contaban con los votos, porque ya habían hablado con legisladores de otros partidos “que van a acompañar el proyecto tal cual vino de comisión” (en ese cálculo, el pesimista, les daba 51 votos como mínimo, con los del FA y cuatro colorados).

Gallo dijo que, luego de aprobarlo en Diputados, la idea es que el proyecto pase “rápidamente” al Senado. Subrayó que al ingresar a la Comisión de Salud del Senado, como el FA tiene mayorías, eso les asegura “que rápidamente va a ser tratado en la Cámara de Senadores”. “Calculamos que en dos o tres meses el proyecto ya va a ser una realidad, y los pacientes que hoy están solicitando [la eutanasia] van a contar con el proyecto de muerte digna”, finalizó.

Andújar y Reisch: faltaron con aviso

Hasta bien entrada la sesión, había dudas sobre si algunos legisladores opositores votarían el proyecto. Por ejemplo, el diputado Sebastián Andújar era uno de los cinco nacionalistas que algunos pensaban que lo apoyarían, sobre todo porque había levantado la mano cuando se votó una iniciativa similar en el período pasado. Pero, finalmente, Andújar no asistió a la sesión y tampoco se presentó su suplente. En su cuenta de X el diputado blanco expresó que “hace bastante tiempo” que viene “reflexionando profundamente sobre este tema, que interpela convicciones éticas, filosóficas y personales”.

“No tengo un rechazo absoluto a la idea desde el plano filosófico, pero en este momento tampoco [tengo] el convencimiento pleno que me permita votar afirmativamente. Nuestro reglamento parlamentario no contempla la abstención en sala, por ese motivo, y en respeto a mis principios, he decidido ausentarme en el momento de la votación”, escribió. Por último, sostuvo que, “más allá de la ley, estamos hablando de la vida, la muerte y de cómo las enfrentamos como sociedad”, por eso “es muy importante el respeto sobre todas las miradas”.

A algún legislador de la oposición también le llamó la atención que al anochecer no estuviera presente en la sesión la diputada colorada Nibia Reisch, de Vamos Uruguay, quien se expresó a favor del proyecto y es la presidenta de la Comisión de Salud Pública de la cámara baja. Antes de que se votara el proyecto, Reisch explicó a la diaria que quedaría su suplente, ya que ella estaba viajando hacia Colonia –su departamento– porque este miércoles, “a primerísima hora”, tiene reuniones con el rector de la Universidad de la República por la instalación de una sede de esa institución en Colonia. “El voto nuestro fue el que definió en comisión y vamos a votar también con convicción en Diputados”, aseguró.

Salle, los nazis y el archivo

“La vida no es un derecho, sino un presupuesto ontológico. No tengo derecho a la vida, soy vida”, empezó su discurso el diputado Gustavo Salle, líder de IS y férreo enemigo de la iniciativa, a la que calificó de “improponible y absurda”, porque “elimina, precisamente, el presupuesto óntico, que es la vida”. Luego aseguró que en esa idea lo “acompañan” varios filósofos, como Aristóteles, Kant, Heidegger y Ortega y Gasset, entre otros.

El diputado ya les había avisado a algunos representantes de la oposición que llevaría algunos objetos para graficar su idea. Entonces, levantó una larga y vacía copa de vidrio que tenía sobre su banca y dijo que si se aprueba esta ley, la copa “sería la vida”. “Y esta sería la ley”, agregó, mientras de su lado derecho sacó una maceta (un martillo grande) y amagó con romper la copa. “Si le pegamos, se destruye irremediable e irreversiblemente. No podemos en este recinto –teóricamente, templo de la democracia– sancionar una ley con la característica de destruir, nada más y nada menos, que el presupuesto ontológico”, insistió.

Pero la sacada de objetos “de la galera” no se quedó allí. Luego Salle mostró una foto de Karl Brandt, médico nazi, de la SS, “encargado de la Aktion T4, el programa de eutanasia de Adolfo Hitler”. Salle pasó a citar palabras de Joseph Goebbels, el ministro de propaganda del nazismo. “Es intolerable que en plena guerra tengamos que cargar con el peso de cientos de miles de personas completamente inadecuadas para la vida práctica, que están totalmente entontecidas y nunca podrán sanar, y que lastran el presupuesto social del país, de tal manera que apenas quedan medios y posibilidades para desarrollar una actividad social constructiva”.

Más adelante, Salle aclaró que “por supuesto” que reconoce “el derecho a que el propio ser extinga su vida”, aunque no lo estimula “ni nada por el estilo”, pero “no se puede legislar que un tercero, de cualquier forma que fuere, intervenga en ese proceso”. Por último, dijo que el proyecto también viola “flagrantemente” el artículo 7 de la Constitución, que dice: “Los habitantes de la República tienen derecho a ser protegidos en el goce de su vida”.

Luego, el diputado Preve pidió la palabra por una alusión política y le contestó a Salle. Acto seguido, leyó posteos que hizo Salle en la red social X hace muchos años –por entonces, Twitter–. Por ejemplo, uno de 2013, en el que decía: “Soy ampliamente partidario de la ley de eutanasia o muerte digna”. Preve agregó que Salle, que hoy acusa de “eugenesia”, en esa red social en 2015 decía que “el país se debe un debate sobre una eventual ley de eutanasia”. “Somos muy hipócritas, pues sabemos que se usa mucho”, agregaba el hoy diputado de IS.

Salle recogió el guante y dijo que, dada su “enorme lealtad intelectual”, esos dichos todavía están en su cuenta. “Y no es la primera vez en mi vida que me he equivocado. En su momento, defendí tenazmente a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. En su momento, entendí que la revolución armada podía ser un medio de defensa frente a la oligarquía. Sí, me he equivocado, y creo que es de persona sensata e inteligente rever los errores”, sostuvo.

Los pocos blancos a favor (y Dastugue)

Más adentrada la noche, la diputada frenteamplista María Inés Obaldía afirmó que la historia de los derechos humanos “es la historia de la ampliación de las libertades” y que la eutanasia regulada “es parte de la misma lucha por la dignidad”. Dijo que “hoy en Uruguay seguro hay personas que buscan la manera de terminar con su sufrimiento por fuera de la ley”, y “lo hacen solas, malamente, lo hacen en la clandestinidad”. “No regular no evita que la eutanasia exista, lo que hace es dejarla en la sombra, sin controles”, alertó.

El diputado nacionalista Mario Colman remarcó que la eutanasia “no es una obligación, es un derecho” que se les da a las personas y “un acto de compasión”. Su compañera de partido Mónica Pereira también anunció que votaría a favor y que lo haría porque el proyecto “no impone una conducta”, sino que lo que hace es “ampliar el marco de libertades y de derechos para quien decide poner fin a su vida”, “con protocolos muy claros y supervisión profesional”.

En cambio, Álvaro Dastugue, también del PN, lamentó que se haya tenido “la desgraciada idea” de proponer “una nueva modalidad de suicidio”. Afirmó que las personas mayores y con enfermedades crónicas representan “un costo significativo” para el sistema de salud y que puede existir la “tentación económica de reducir gastos”. “Esto es por plata”, sentenció.

Finalmente, sobre la medianoche, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley con los votos afirmativos de 64 legisladores en 93 presentes.

En la votación del articulado en particular, el diputado nacionalista Grezzi propuso un cambio en el artículo 4, que regula el procedimiento de eutanasia, para incorporar un “comité de garantías” integrado por un profesional de la salud mental, un médico especialista en la patología que sufre el paciente y un asistente social, encargado de verificar el cumplimiento de los requisitos legales. El artículo sustitutivo tuvo el respaldo de algunos legisladores del Partido Colorado pero no alcanzó los votos necesarios para ser aprobado.

El proyecto de ley de eutanasia pasó a consideración del Senado.