Finalmente, sobre las 15.30 –casi dos horas más tarde de lo previsto–, el presidente de la República, Yamandú Orsi, brindó este martes su primer discurso ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se lleva adelante en la sede central del organismo en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, y tiene como consigna “Juntas y juntos somos mejores: más de 80 años al servicio de la paz, el desarrollo y los derechos humanos”.

Uruguay fue el decimocuarto país en hacer uso de la palabra en la jornada del debate general inaugurada por las esperadas oratorias de los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Estados Unidos, Donald Trump.

En la previa a la jornada, Orsi había adelantado que en su oratoria buscaría “resaltar el valor del multilateralismo”. En este sentido, su asesor en materia de integración regional, Álvaro Padrón, dijo esta mañana en la diaria Radio que los ejes del discurso de Orsi ante la ONU pasarían por “la importancia del multilateralismo, el respeto a las reglas de juego y, sobre todo, la defensa de la democracia”.

Al comienzo de su oratoria, Orsi destacó las características de la sociedad y la democracia uruguayas. “Vengo de un país donde ya es práctica corriente que un presidente concurra a países vecinos acompañado por sus antecesores de otros partidos. Un país donde la alternancia de los partidos en el gobierno no se traduce en una crisis de carácter institucional. Vengo de un país cuyo presidente puede caminar sin custodia entre la gente, puede disfrutar de un partido de fútbol en una tribuna como un hincha más”, afirmó el presidente.

Resaltó que Uruguay es “un país de reglas estables, donde los contratos se cumplen, donde se honran los compromisos internacionales, donde la estabilidad macroeconómica es una política de Estado”. Además, es reconocido en el mundo por “su vocación de paz, su incansable lucha en pos de la solución pacífica de los conflictos, su respeto irrestricto al derecho internacional como a la mayor garantía para la soberanía de los pueblos y por ser una tierra fraterna y hospitalaria con los migrantes de todas las latitudes”.

Con ese contexto, y desde un continente sin conflictos ni guerra entre estados, “venimos a esta asamblea a sumar esfuerzos para contribuir con la estabilidad y la paz en un mundo cada vez más convulsionado y desafiante”, dijo el presidente, quien acotó que la “creciente tensión geopolítica y el aumento de conflictos” plantean enormes retos a escala planetaria. El mandatario presentó algunos datos para ejemplificar: “Según el índice global de paz de 2025, en 2023 hubo 59 conflictos interestatales –el número más alto desde el fin de la Segunda Guerra Mundial–. Para 2024, el gasto militar global sufrió un aumento de casi un 10% en términos reales, comparado con 2023, lo que representa el mayor incremento anual desde el fin de la Guerra Fría”.

Por otro lado, advirtió, “no sólo se trata de un mayor aumento de conflictividad entre naciones, ni de un gasto militar que crece aceleradamente para sustentarlo”, sino también “de nuevas formas de crueldad y muerte que están adquiriendo las guerras actuales”. Reconoció que la ausencia de guerras sea quizás “una quimera”. Sin embargo, los “avances tecnológicos han desencadenado otras lógicas mucho más perversas”, dijo y mencionó “el uso de prácticas militares destinadas a sembrar el miedo, el terror y la muerte en la población civil”.

“Que quede muy claro: condenamos toda forma de terrorismo, que constituye entre otras cosas una despreciable actitud de cobardía”, aseveró Orsi, y apuntó que “el objetivo central de las guerras actuales pareciera ser el exterminio”. En ese sentido, afirmó: “El fin nunca, nunca justificó los medios”. El presidente llamó a “desterrar aquel viejo precepto de que la guerra es la continuación de la política por otros medios”, porque “toda guerra es criminal, sin importar dónde ocurra, sin importar el Dios que se invoque para justificarla”; por lo tanto, “merecerá siempre nuestra más visceral condena”.

El presidente señaló que “es cierto que toda nación tiene el derecho a un territorio y a un gobierno propio”, así como “tiene derecho a establecer un nivel de autodeterminación que le permita la convivencia con los demás pueblos”. “Eso es real”, afirmó. El valor de la ONU en ese sentido, acotó Orsi, es “garantizar que estos principios se concreten de manera pacífica y civilizada”. Sin embargo, “ningún Estado que se precie de democrático y de vivir bajo el mandato del derecho internacional puede, aun bajo el legítimo derecho de defenderse contra el terrorismo, ejercer la barbarie sobre ninguna población civil, menos aún contra personas especialmente vulnerables e indefensas”.

Orsi destacó que Uruguay, desde 1948, “ha mantenido una posición coherente y firme con los principios de autodeterminación de los pueblos y coexistencia pacífica”, e hizo referencia a la postura histórica de Uruguay en los conflictos, “en especial el de Oriente Medio. Siempre Uruguay sostuvo la posición de: dos naciones, dos pueblos, dos estados”.

Aseguró que el gobierno uruguayo “toma muy en serio los informes que desde la comunidad internacional se elaboran sobre los territorios palestinos”, y afirmó: “Instamos a implementar las recomendaciones formuladas por la ONU, a la suspensión inmediata de las operaciones militares, a la suspensión de las muertes de civiles inocentes, e instamos a la liberación de los rehenes”.

“Uruguay está en condiciones inmejorables de ofrecerse al mundo como un anfitrión de negociaciones”

Orsi también se refirió a “dramas más extendidos y permanentes” que persisten “y se agravan”. En ese sentido, dijo que la declaración de los derechos humanos de la ONU de 1948 se vuelve hoy “un manifiesto revolucionario ante los tiempos que estamos viviendo”.

“Cuán lejos estamos de nuestros propios principios y compromisos cuando vemos que la distancia entre quienes más tienen y quienes más sufren es cada vez mayor”, mencionó, y dijo que estamos lejos “cuando los principios de libertad y de igualdad están cada vez más divorciados” y se suele hablar mucho más de un supuesto individuo libre que de sociedades igualitarias en términos de ingresos o goce de derechos. “Cuán lejos estamos del sentido humano cuando olvidamos que nuestra principal preocupación debe ser estar del lado de las mayorías, poniendo oído ante cada problema o angustia de nuestros pueblos y entendiendo, incluso y fundamentalmente, al que piensa distinto”.

Aseguró que Uruguay tiene “una tradición a prueba de toda trazabilidad y archivo” en el “firme apoyo al multilateralismo en todas sus facetas”, en el “compromiso permanente con el derecho internacional, la apuesta al diálogo y la contribución a la paz”. En este punto se detuvo y dijo que “todo el sistema político de mi país se enorgullece de contribuir en tareas globales”, como el mantenimiento de la paz, el apoyo al desarme, la salud global o el compromiso con el cambio climático. En esa línea, destacó el compromiso histórico de Uruguay con el sistema multilateral del mantenimiento de la paz, por el cual ha desplegado batallones en diversas misiones de paz de la ONU. Además, resaltó que Uruguay se ha convertido en el principal país de América Latina y el segundo per cápita a nivel mundial en contribuir a esas operaciones.

“Bien saben, las naciones que integran esta asamblea, que mi pequeño país está muy lejos de caracterizarse por su poderío militar o su predominio económico. Y es allí, paradojalmente, que reside nuestra fortaleza, porque somos incapaces de estorbar a nadie. Por el contrario, nuestra fortaleza radica en capacidades intangibles, pero que este mundo mucho necesita”, sostuvo.

El presidente reafirmó que “la promoción del diálogo y de la paz” no sólo define a Uruguay como república, sino que también han determinado su “conducta histórica en los foros internacionales”. Recordó que ya en 1907, en la Conferencia de la Paz de La Haya, “mi país llevó una postura firme sobre el arbitraje como mecanismo esencial y obligatorio para resolver los conflictos”, y en 1921 Uruguay fue el primer Estado del mundo en aceptar la jurisdicción de la Corte Permanente de Justicia Internacional, predecesora de la Corte Internacional de Justicia, destacó el presidente.

En función de los antecedentes históricos de Uruguay, Orsi sostuvo ante la asamblea que “Uruguay está en condiciones inmejorables de ofrecerse al mundo como un anfitrión de negociaciones, como promotor de redes de diálogo y mediación que conduzcan a la construcción de la paz y prevención de conflictos”.

“Créanme que estamos preparados”, aseguró el presidente, y apuntó que, entre otras razones, “porque aprendimos –como dijo el presidente de mi país José Mujica– que la tolerancia es el fundamento para poder vivir en paz”.