Cada 14 de junio se conmemora el Día Mundial del Donante de Sangre. “Date a los demás. Dona sangre. Comparte vida” fue el lema que propuso para este año la Organización Mundial de la Salud, con el objetivo de destacar la importancia que tienen los sistemas de donación voluntaria de sangre. Según cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) “en 2015, apenas 45% de la sangre destinada a transfusiones en América Latina y el Caribe se obtenía mediante donaciones voluntarias”; se busca que esa cifra alcance el 100%. Hay países que tienen donantes remunerados (en 2014 se recurrió a ellos en Honduras, Panamá y República Dominicana, según un informe de la OPS), pero la mayoría cuentan con donantes voluntarios y “de reposición”, que son quienes acuden cuando alguien se lo pide y son, en verdad, la mayoría de los donantes.

Justamente para promover la donación voluntaria fue que ayer el Servicio Nacional de Sangre de la Administración de los Servicios de Salud del Estado organizó una jornada de recolección junto con el Movimiento Scout del Uruguay.

En diálogo con la Secretaría de Comunicación de Presidencia de la República, la directora del servicio, Lourdes Viano, explicó el trabajo que hacen todo el año. Además de la sede del Servicio Nacional de Sangre (8 de Octubre y Garibaldi), se recolecta sangre en el Hemocentro Regional de Maldonado, que tiene alcance en toda la región este del país (cuenta con un hemobús que recorre los departamentos de Maldonado, Rocha, Cerro Largo, Treinta y Tres y Lavalleja). Dijo que en 2017 el Hemocentro captó 20.000 personas como aspirantes a donar y el Servicio Nacional de Sangre otras 15.000 personas; de ellas, donaron, efectivamente, 13.000 personas en Montevideo y cerca de 16.000 en el Hemocentro. Los requisitos para ser donante son tener entre 18 y 65 años; pesar más de 50 kilos; no estar recibiendo tratamientos farmacológicos por alguna infección; no haber tenido hepatitis después de los diez años de edad; algunas personas con enfermedades crónicas –hipertensión, por ejemplo– pueden llegar a donar si están bien controladas; por eso, a cada voluntario se le hace un examen físico y una entrevista, a partir de lo que se define si está en condiciones de donar.

Viano detalló lo que se hace con lo que se recibe. “De una unidad de sangre obtenemos el máximo de hemocomponentes que se puedan contener: glóbulos rojos (o sangre desplasmatizada), concentrados de plaquetas y plasma. Precisó que los glóbulos rojos “son los encargados de transportar el oxígeno a los diferentes tejidos” y que se emplean en personas que tienen anemia aguda (por una cirugía o un accidente) o enfermedades que les impiden producir la cantidad necesaria y requieren varias donaciones anuales. En cuanto a los concentrados plaquetarios, comentó que son imprescindibles en pacientes transitando un tratamiento de quimioterapia. El plasma “es la parte líquida de la sangre, es agua con proteína y factores de coagulación”, dijo Viano. Agregó que suele usarse sólo 27% del plasma que se obtiene por año, por eso, desde hace más de 35 años, Uruguay tiene un convenio con Argentina para enviar el plasma que no usa a la Universidad Nacional de Córdoba, que cuenta con una planta que fabrica hemoderivados (albúmina, inmunoglobulina y factor 8 de la coagulación).

“Uruguay tecnológicamente tiene lo que debe tener para dar un uso eficiente de la sangre, y lo que tenemos que buscar es ese donante voluntario que confíe en nosotros y que nos ayude a salvar vidas”, expresó Viano, que destacó que con una donación de sangre se puede salvar entre tres y cuatro vidas.