La de hoy será la décima reunión del grupo 15 de los Consejos de Salarios, en el que trabajadores de la salud privada, mutualistas y representantes del gobierno buscan aprobar un nuevo convenio colectivo, dado que el anterior venció el 30 de junio. Al instalar el grupo, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) había fijado un plazo de 90 días para la discusión, que está a punto de terminar. Pese al gran número de reuniones, hasta ahora no ha habido mayores avances, y si bien al término del noveno encuentro tanto delegados de la Federación Uruguaya de la Salud (FUS) como del Sindicato Médico del Uruguay (SMU) evaluaron que el sector empresarial había expresado “algunas ideas”, aclararon que no había hecho “ningún planteo concreto”, algo que esperan que ocurra hoy.
Ante los escasos avances, la FUS hizo ayer un paro parcial, se concentró en el Obelisco y marchó hacia la puerta principal del MTSS, en donde hizo un acto que reunió a trabajadores de diferentes puntos del país. Entre los oradores estuvo el dirigente del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos Óscar Andrade, que dijo que América del Sur “se está inundando de medidas antipopulares” y mencionó, como ejemplo, que la reforma laboral de Brasil “establece nada más y nada menos que una mujer embarazada puede trabajar en condiciones de insalubridad”. Sobre la negociación colectiva en Uruguay, comentó que las cámaras empresariales “quieren acelerar el tranco en esa dirección”: en un país “con 14 años de crecimiento económico” presentan una plataforma “para las crisis”. Detalló que los datos de crecimiento de la renta empresarial contrastan con “un planteo muy duro” en el que los empresarios “nada hablan de los altos privilegios”. En ese sentido, saludó la auditoría que la FUS pide que el Ministerio de Salud Pública haga al sistema mutual “para saber dónde están los recursos, para pensar cómo se pueden redistribuir mejor”, expresó.
El secretario general de la FUS, Jorge Bermúdez, remarcó que en la reunión de hoy “los reclamos de los trabajadores deben ser escuchados. Las patronales del sector deben poner la plata y las condiciones laborales que no ponen”. Agregó que “75% de los trabajadores de la salud privada ganan menos de 40.000 pesos, mientras que hay gerentes de instituciones que ganan 1.000.000 por administrar que la gente espere dos meses para que lo vea un especialista, o que tenga que hacer una operación bancaria para pagar los tickets y las órdenes, que no haya complementación de servicios en todo el país y en el interior los prestadores privados sigan teniendo el oligopolio”.
La FUS le reclama al Poder Ejecutivo que flexibilice los lineamientos de la negociación, puesto que el Ministerio de Economía y Finanzas catalogó al sector como medio, lo que implica aumentos de 7,5% el primer año y 7% el segundo año; si lo catalogara como dinámico, como pide la FUS, los aumentos serían de 8,5% el primer año y 7,5% el segundo. El gremio propone aumentos diferenciales, que sean superiores para los salarios más bajos. En medio de aplausos, Bermúdez destacó la solidaridad de la FUS y disparó contra profesionales “que ganan 400.000 y 600.000 pesos por mes y hacen huelga y dejan de operar a la gente. Acá no hay solidaridad, acá hay lucro”, reclamó.
De la plataforma de la FUS, además del componente salarial, mencionó el reclamo de pasar a trabajar 30 horas semanales con dos días libres, extender la licencia por maternidad y favorecer la lactancia. “No bajamos ni un cachito así nuestra plataforma”, reafirmó. Durante toda su oratoria, Bermúdez apeló a la unidad y a la lucha gremial; reprobó el “sindicato paralelo” que se creó en la Asociación Española y la intención de formar un sindicato de enfermería.