“El linfoma es un tipo de cáncer de la esfera hematológica y está centrado fundamentalmente en los ganglios del sistema linfático, del sistema de defensas del organismo”, explicó en diálogo con la diaria Raúl Gabús, director del Servicio de Hematología y Trasplante de Médula Ósea del hospital Maciel. Detalló que afecta fundamentalmente las regiones ganglionares –aunque también puede afectar áreas como el tubo digestivo y el aparato respiratorio–. “El agrandamiento de los ganglios es el síntoma más emergente y la alerta que lleva al diagnóstico”, dijo, y recomendó consultar ante una inflamación “que crece, que no retrocede y que no duele”. La inflamación del sistema ganglionar superficial, que está en cuello, axilas e ingles, se puede sentir con facilidad, pero también hay ganglios más profundos que se inflaman de manera más lenta y más bien silenciosa, y se manifiestan cuando comprimen otro órgano, por ejemplo.
Hay varios tipos de linfomas (se agrupan bajo las categorías de Hodgkin y No Hodgkin); según Gabús, hay algunos que tienen de 85% a 90% de curación, mientras que en pediatría llegan a tener 100% de curación.
El tratamiento se adapta al tipo de linfoma. “Si es un linfoma muy precoz, a lo mejor alcanza con radioterapia, pero cuanto más diseminado esté, o cuanto más agresivo sea el linfoma desde el punto de vista biológico, seguramente va a pasar a la quimioterapia sumado a la inmunoterapia”, puntualizó. Entre 25% y 30% de los casos requieren trasplante de médula ósea. “Para que el trasplante sea posible la enfermedad tiene que estar controlada, no tiene que estar evolutiva, tiene que haber demostrado sensibilidad al tratamiento previo y no tiene que tener participación en la médula ósea”, dijo. Lo que se hace en el trasplante es extraer las células madres del paciente y congelarlas; de esa forma, puede recibir una quimioterapia más intensa y, al terminarla, se le reinsertan sus células madres –que se mantuvieron a salvo de la toxicidad del tratamiento–, que empiezan a producir glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas.
Gabús valoró que el acceso a los tratamientos en Uruguay es bueno, y que el Fondo Nacional de Recursos “permite que todo individuo tenga acceso a las principales drogas que cubren la mayor parte del espectro del tratamiento”.
El hospital Maciel, junto con la Fundación Pérez Scremini, organiza hoy una actividad en el Maciel, de 9.30 a 11.30, con el apoyo del laboratorio Roche. Se brindará información, testimonios de pacientes que fueron tratados y un espacio musical para grandes y chicos.