Es un jueves de verano y recién pasó el mediodía. La antropóloga Fernanda Olivar sale de uno de los consultorios de la policlínica de Barrio Sur y se para al frente de la sala de espera, en la que unas 12 personas aguardan para ser atendidas por un médico de medicina general. Se presenta; es parte del equipo de Afrosalud, un espacio que comenzó a funcionar en febrero de 2018 para mejorar la accesibilidad en salud de las personas afrodescendientes. Dice que el objetivo es relevar la variable étnico-racial en el equipo de salud e investigar cuáles son las brechas en la atención de la población negra. Aclara que ahora se habla de etnia para referirse a lo que antes se denominaba raza, que dejó de usarse porque era un término discriminador. Menciona que hay formas de vida y condiciones socioeconómicas que determinan el acceso a los servicios de salud. “En la raza negra somos más propensos a determinadas enfermedades”, como la hipertensión y la anemia falciforme, añade, y cuenta que el equipo está para orientar y también para investigar la realidad de esta población, así como la forma de tratar los síntomas. Habla calmada, le entrega folletos a los presentes y pregunta si alguien tiene alguna consulta. Una mujer que acompaña a su hija pregunta si la obesidad podría incidir de alguna manera, porque la familia paterna de la muchacha tiene ascendencia negra. La antropóloga responde que no lo sabe, pero alienta a que se arrime al espacio, que funciona todos los jueves de 11.00 a 16.00 en la policlínica, y pueden ir tanto usuarios de mutualistas como de servicios públicos.
El espacio fue creado con el impulso de la Secretaría de Equidad Étnico Racial y Poblaciones Migrantes de la Intendencia de Montevideo (IM), que en 2016 se presentó a un concurso para ideas innovadoras que hizo la Embajada de Japón en Uruguay; el “Proyecto para la mejora del acceso a servicios de salud para afrodescendientes de Montevideo” fue muy bien valorado, y fue así que el pueblo japonés donó 43.372 dólares para comprar un cromatógrafo líquido de alta presión, que sirve para la detección de anemia falciforme, una afección de base genética prevalente en la población afrodescendiente (ver recuadro). Pero el proyecto va más allá de esa patología, y apunta a “la salud de la población afro, que no siempre se tiene en cuenta como una entidad distinta, con algunas vulnerabilidades especiales”, explicó a la diaria Analice Berón, directora de Salud de la IM, área de la que dependen las 23 policlínicas de la comuna. “La idea es focalizar la atención en personas afrodescendientes, que tienen las mismas patologías que el resto de la población, pero que tienen mayor riesgo en algunas patologías, como la hipertensión arterial, los cánceres de piel y, entre las más conocidas, la anemia falciforme, que no siempre es conocida”, detalló. Con respecto a las patologías de piel, Berón dijo que es un mito que la piel, por ser oscura, está protegida, y que eso hace que la población negra esté más expuesta a los rayos solares; en relación a la hipertensión, dijo que “no sólo tiene mayor prevalencia” en afrodescendientes, sino que “es más grave”.
Poco a poco
El equipo de Afrosalud es de Iniciativas Sanitarias, una organización de la sociedad civil con quien la Secretaría de Equidad Étnico Racial hizo un convenio para desarrollar el proyecto. Está compuesto por cinco personas: Andrés Urioste –técnico en radioterapia y militante del movimiento negro es su coordinador–, una pediatra, dos licenciadas en Enfermería y la antropóloga.
Urioste explicó que este primer año “fue muy especial”, y que el equipo se ha orientado básicamente a elaborar la propuesta asistencial desde el punto de vista étnico-racial, y a sensibilizar y formar al equipo de la policlínica.
Hasta el momento, la demanda de los usuarios no se ha hecho sentir. Con quienes han llegado trabajan, fundamentalmente, en la adherencia a tratamientos y en cómo inciden los aspectos sociales y culturales, por ejemplo la autoestima y la falta de oportunidades, para acceder a algunas posibilidades terapéuticas, detalló Urioste. Al mismo tiempo, trabajan la identidad étnica: “Concebimos la identidad como un aspecto de la salud, como un factor positivo. Muchas veces las personas afros no tienen identidad asumida, a veces es un factor que juega negativamente a la hora de lograr un equilibrio en salud”, consideró. Dijo que “desarrollar la autoestima de las personas afros puede ayudarlas a mejorar su acceso a la salud y también a luchar contra el racismo en el campo de la salud”.
Urioste afirmó que si el cromatógrafo estuviera funcionando, el intercambio con la población sería mayor. Berón explicó que no se ha podido usar hasta ahora porque el aparato tiene que equilibrarse para que dé un resultado que sea válido. El problema es que “no hay demasiadas experiencias en el país, hay muy poca gente que usa cromatógrafos de este tipo, y sobre todo con esta finalidad”. La jerarca especificó que “la validación requiere de muchísimos estudios y de un equipo previo que lo valide”. Por eso, la IM está redactando un convenio con la Cátedra de Hematología de la Universidad de la República, para hacer la validación de resultados.
Urioste entiende que el racismo ha influido en la lentitud del proceso: “La inoperancia demuestra cómo el racismo opera de manera muy dura sobre aquellos que queremos lograr innovaciones”, y que lo que se vive “es la confluencia de todos esos intereses, institucionales, particulares, académicos, todos”, sostuvo.
Berón esperaba que a esta altura ya estuviera validado, y ya no se anima decir en qué momento podrá estar pronto, pero confía en que se logrará. Cuando esté operativo no sólo se podrá estudiar a las 130.000 personas afrodescendientes que hay en Montevideo, sino también a las que habitan en el resto del territorio nacional. Berón explicó que este es un proyecto piloto, y que la idea es extenderlo a otras policlínicas de Montevideo.
Anemia falciforme
La enfermedad de células falciformes provoca trastornos en los glóbulos rojos y afecta la hemoglobina –proteína presente en los glóbulos rojos que transporta oxígeno a los pulmones y a los tejidos de todo el cuerpo–, que pasa a tener forma de barras rígidas dentro de los glóbulos rojos. Con esta afección, en lugar de tener forma de disco, los glóbulos rojos tienen forma de hoz, lo que dificulta su movilización en los vasos sanguíneos, además de tener un menor tiempo de vida. Eso provoca anemia, y también afecta diferentes órganos y tejidos, por la falta de oxígeno. En los niños, los síntomas son apatía, desánimo y cansancio, y son más susceptibles a contraer infecciones. También provoca fuertes dolores repentinos, hinchazón dolorosa de manos y pies, y lesiones osteoarticulares. En América tiene una prevalencia promedio de un caso cada 380 nacidos vivos afrodescendientes. No tiene cura, pero si se detecta a tiempo se pueden prevenir complicaciones importantes, dijo Berón.