Los riñones cumplen funciones fundamentales: entre otras cosas, se encargan de eliminar los residuos de la sangre y el exceso de agua (en forma de orina), mantienen balances cruciales de sustancias químicas en el cuerpo y elaboran hormonas para controlar la presión arterial. Sin embargo, hay cierta tendencia a descuidarlos. Las enfermedades renales son varias y pueden llegar a ser muy graves, aunque la gran mayoría pueden prevenirse. Ayer, en ocasión del Día Internacional del Riñón, autoridades de la salud y académicos relacionados con el tema dieron una conferencia en la que se destacó que el Fondo Nacional de Recursos (FNR) se hace cargo de la totalidad de los tratamientos para las enfermedades renales. El ministro de Salud Pública, Jorge Basso, comentó que “en materia presupuestal, el FNR invierte 62,5 millones de dólares por año en hemodiálisis y unos ocho millones para trasplantes”, lo que representa la cuarta parte de su presupuesto.
Basso resaltó que “la atención integral al paciente implica que cuando la persona tiene una falla renal se la pueda atender”. Tanto él como la coordinadora del área de Nefrología del FNR, Liliana Chifflet, resaltaron que el organismo se encarga desde “hace años” de los tratamientos que sustituyen la función renal perdida en pacientes con enfermedades crónicas. Uno de esos tratamientos es la hemodiálisis, que consiste en eliminar de forma artificial las sustancias nocivas o tóxicas de la sangre. Según detallaron los expertos, este tratamiento es costoso desde los puntos de vista económico y humano, ya que se debe hacer por lo menos tres veces por semana, y cada procedimiento dura cuatro horas. Otro de los tratamientos que financia el FNR es la diálisis peritoneal, que retira desechos y líquido excedente utilizando una sonda que se introduce en la cavidad del peritoneo (la membrana que cubre los órganos internos del abdomen).
Actualmente, 286 personas se hacen diálisis peritoneal y 3.038 hemodiálisis en alguno de los 37 institutos de medicina altamente especializada (IMAE) nefrológicos; hay 17 centros de hemodiálisis y siete de diálisis peritoneal en Montevideo, a los que se suman 20 de hemodiálisis en el resto del país. Basso resaltó que dos de estos IMAE son públicos: los del Hospital de Clínicas y el Hospital Maciel.
El FNR también se hace cargo de los trasplantes renales, la solución que ha demostrado devolver una mejor calidad de vida. El año pasado se hicieron 152 trasplantes en todo el país, una “cifra récord”, según destacó Basso. “En todas partes del mundo, lo que ha demostrado ser la mejor solución en materia de eficacia, eficiencia y calidad de vida es el trasplante. Nuestro país hace 24 trasplantes por cada millón personas, y tiene el mayor porcentaje de trasplantados en Latinoamérica. Aun así, tenemos el desafío de aumentar ese porcentaje: España está en 40 por cada millón de personas, así que tenemos un margen importante para seguir avanzando”, comentó el ministro.
Según Chifflet, uno de los desafíos que debe afrontar el FNR, además del de incrementar el número de trasplantes hechos en Uruguay, es el de “propiciar el ingreso a lista de espera de trasplante renal en forma anticipada”. En esta línea, la coordinadora también mencionó que es preciso “continuar trabajando para asegurar el acceso oportuno a los cuidados médicos y nefrológicos de toda la población”, y “continuar mejorando la calidad y equidad de los tratamientos que se financian”.
Por otra parte, Basso enfatizó que es necesario mejorar la prevención. “El problema de la enfermedad renal crónica no se juega en los lugares donde se hacen estos procedimientos más sofisticados, sino en la consulta cotidiana con el médico de familia, con el médico referente. Es importante ir haciendo los controles periódicos porque justamente cuando se detecta que hay una falla inicial del riñón y se toman medidas preventivas se evita que la enfermedad progrese y que se tenga que llegar a la situación de la sustitución renal por el procedimiento de hemodiálisis o por el procedimiento de trasplante”, afirmó el ministro.
Programa de Salud Renal
Ricardo Silvariño, presidente de la Sociedad Uruguaya de Nefrología (SUN), disertó sobre la prevención de la enfermedad renal y el rol clave que tiene para eso el Programa de Salud Renal (PSR). “A nivel nacional tenemos algunas herramientas que han demostrado ser eficaces en la prevención de la enfermedad renal, y entre ellas se destaca el PSR, que está activo desde 2004. Es un programa coordinado por una comisión asesora de salud renal, de registro voluntario, en el que los nefrólogos de diferentes instituciones ingresan a sus pacientes con diagnóstico de enfermedad renal; se centra en el control de la enfermedad y en la modificación de los factores de progresión”, explicó Silvariño.
Actualmente hay 22.000 pacientes inscriptos en el PSR, y según el médico “es un programa que, más allá de datos de control, ha demostrado que tiene una influencia bastante importante en la progresión y el pronóstico del paciente con enfermedad renal”. Resaltó que un estudio presentado el año pasado evaluó a diferentes personas a las que se realizaba seguimiento en el PSR, a otras seguidas por nefrólogos fuera del programa, y a otras sin seguimiento alguno. En las conclusiones de ese estudio quedó demostrado que “los pacientes del PSR ingresaban hasta siete años más tarde a la diálisis o al tratamiento de sustitución” (o sea, mantenían durante mucho más tiempo una función renal suficiente). En este sentido, resaltó que “el simple hecho de tener medidas preventivas con controles frecuentes hace que se retrasen otras etapas. Eso era un argumento teórico, y ahora sabemos que es real”.
Entre otros aspectos medidos está la mortalidad. Silvariño dijo que “comparada a diez años, la mortalidad de los pacientes que están bajo seguimiento nefrológico es muy inferior a la de los pacientes sin seguimiento”. “Ese es un aspecto importante que demostró la investigación: los pacientes bajo control nefrológico se mueren menos que los que no tienen control”, agregó.
Silvariño se preguntó por qué, “si el programa es tan importante y tiene buenos resultados, sólo hay 22.000 pacientes y no está el 7% de la población?”. A su entender, uno de los principales motivos es el déficit de diagnóstico precoz. Los especialistas concuerdan en que diagnosticar la enfermedad renal no es una tarea difícil, y Uruguay cuenta con las herramientas necesarias en todo el país, pero “lo que precisamos es que tanto el equipo de salud como los pacientes se empoderen para hacer el diagnóstico oportuno de la enfermedad renal, que es una enfermedad silente: muchas veces sólo se hace sintomática en momentos en que la función del riñón se ha perdido prácticamente en su totalidad”, detalló el presidente de la SUN. Para enfrentar este problema, que implica “no darles las posibilidades a todos de que tengan el mismo acceso al programa de salud renal”, se necesita “más compromiso de las instituciones para tener un equipo nefrológico con el número de especialistas adecuado y con el número de horas de trabajo correspondiente. Valoramos lo que se tiene, pero tenemos que seguir mejorando”, sentenció.
Otro de los puntos que marcó para mejorar a futuro se refiere a “algunas inequidades que se dan en el acceso a tratamientos”, no solamente en lo referido a costearlos, sino también en cuanto a lograr que las personas lleguen a recibirlos “en forma oportuna”. “Nuestro anhelo es que todos los pacientes estén en la lista de trasplantes, y buscamos que todos puedan costear el módulo pretrasplante, que es algo que no está costeado en todas partes. Apuntamos a que este sistema, que es muy bueno y financia todos los tratamientos, también pueda salvar esas pequeñas inequidades en las que queremos seguir trabajando”, aseveró.