Una tras otra, fueron pasando las delegaciones de gremios de la salud este martes de tarde en la sede nacionalista del sector Todos. Las futuras autoridades del Ministerio de Salud Pública (MSP), Daniel Salinas, José Luis Satdjian y Carlos Benítez Preve –ministro, subsecretario y director general de Secretaría, respectivamente–, recibieron a representantes del Sindicato Anestésico Quirúrgico (SAQ), de la Federación Uruguaya de la Salud (FUS), de la Federación de Funcionarios de Salud Pública (FFSP), de la Federación Médica del Interior (Femi) y de la Escuela de Graduados (Facultad de Medicina de la Universidad de la República). Al salir, los integrantes de las delegaciones, que habían solicitado reunión con los futuros jerarcas, saludaron la oportunidad de dialogar y quedaron expectantes ante lo que ocurrirá a partir del 1º de marzo. Al cabo de cinco horas de reuniones, Salinas habló brevemente con la prensa; calificó la jornada de “intensa”, aunque no más que otros días de este verano, en que trabaja al margen de que la prensa lo sepa, aclaró.

Representatividad médica

“Vimos una muy buena receptividad. Creo que vienen tiempos distintos. En principio serían tiempos de buena relación, sería volver a los viejos tiempos antes de 2012, cuando a nosotros, el sector anestésico-quirúrgico, lo representaba el SAQ y todos contentos”, expresó Neder Beyhaut, integrante del Comité Ejecutivo del SAQ, al salir de la reunión. En 2012 comenzaron a crearse en el sector mutual los cargos de alta dedicación, una propuesta contractual que busca concentrar el trabajo médico en una institución de salud (tiene un pago fijo por una carga horaria semanal importante con menor peso del pago por acto médico) y que fue apoyada por el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) y rechazada por el SAQ. En aquel momento las relaciones entre el SAQ y el SMU terminaron de tensarse definitivamente y los anestésico-quirúrgicos (que antes eran una sociedad e integraban el SMU) reclaman desde entonces formar parte del grupo 15 de los Consejos de Salarios (Salud privada), en el que por los médicos sólo negocia el SMU, que es el gremio más representativo.

“El [futuro] Poder Ejecutivo entiende que los representantes de los anestésico-quirúrgicos somos nosotros”, sostuvo Beyhaut, y al “negociar las instancias en que se traten temas inherentes a nuestros sectores van a conversar con nosotros, como ha sido siempre hasta hace unos años”, agregó. Para eso, dijo que no hay por qué cambiar la normativa, porque podría crearse un subgrupo para los temas de los anestésico-quirúrgicos, algo que solicitó el SAQ en 2018 y fue rechazado por trabajadores, empresarios y representantes del Poder Ejecutivo en el grupo 15. Beyhaut mencionó que otra forma de que el SAQ negocie directamente es “firmar los acuerdos directamente con las empresas; esa posibilidad también está, siempre existió, lo que pasa es que fue boicoteada”, dijo. “Esperemos que se termine la conflictividad. Por supuesto que podrán aparecer otros aspectos, pero nos impresiona que no va a existir el aspecto de la representatividad, no va a ser un problema conflictivo”, añadió.

Salinas fue escueto al referirse a la representatividad que podría alcanzar el SAQ. Afirmó que “es un importante sector de profesionales médicos que van a tener su lugar dentro de lo que ya tenían de representación a nivel del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y en conjunto con el MSP. Tienen su lugar ya ganado, y lo tienen también el SMU y la Femi”. Ante la insistencia de la prensa, se limitó a decir que “van a tener su lugar como siempre tuvieron históricamente”.

La Femi también explicitó su lugar en el mapa de la negociación. “Les venimos a explicar que nosotros somos legítimamente los representantes gremiales de los médicos en el interior”, explicó a la prensa la presidenta de la Femi, Patricia Nava, aunque las relaciones de ese gremio con el SMU en los últimos años han sido más amenas y no se sienten excluidos de la negociación tripartita porque acompañan al SMU. “Implica seguir estando en las negociaciones colectivas y todo lo que tenga que ver con los temas de la salud cuando se trate del interior”, explicó.

Descentralización

Salinas dijo que en el encuentro con las delegaciones identificaron puntos de referencia, como “la política de cercanía” que busca alcanzar mediante la descentralización para “llegar a cada una de las personas y usuarios del país de la mejor manera. Dijo que las herramientas para alcanzar eso están y hay que “ponerlas en práctica”.

La presencia de médicos en el interior fue un punto central en el diálogo con los representantes de Femi. “Hoy menos de 30% de los médicos de nuestro país están en el interior, y del río Negro para arriba somos menos de 6%”, graficó Nava. Transmitió que con el futuro gabinete intercambiaron opiniones sobre “cómo poder hacer para fomentar y estimular la radicación de los médicos en el interior”, y opinó que “la mejor manera es que alguien se vaya formando en el lugar o en la región” en donde vivirá, algo que mejorará a partir de este año, cuando la carrera de Medicina de la Udelar podrá cursarse por completo en el interior del país. “Después tenemos que ver toda la parte de las especializaciones”, acotó Nava. La médica reconoció que esa propuesta cambiaría la realidad en el mediano y largo plazo, y que hay que buscar otros incentivos.

Faltan profesionales en el norte del país, sobre todo especialistas. “Lo que hay es una distribución inequitativa de especialistas en el territorio nacional”, afirmó Salinas. Beyhaut, anestesista de profesión, negó que haya carencia de especialistas: “Hay un problema de distribución, de atracción por el trabajo, un problema de mercado, y probablemente haya también un problema de gestión, de cómo se gestionan los recursos en el interior, porque ASSE [Administración de los Servicios de Salud del Estado] funciona separado del sector privado y eso genera una competencia que no es buena entre un sector y otro”, opinó el vocero del SAQ.

Salinas agregó que este fue uno de los temas de conversación con Francisco González, director de la Escuela de Graduados. “Hay que generar un sistema de incentivos y que esto se enganche con la educación y la radicación posterior, pero no de forma compulsiva, sino por un sistema de incentivos”, agregó el futuro ministro.

Negociación colectiva, contratos y otros asuntos

Jorge Bermúdez, referente de la FUS, dijo que le transmitió al futuro gabinete la prioridad del gremio de los trabajadores no médicos del sector privado de profundizar el Sistema Nacional Integrado de Salud, especialmente disminuir los tiempos de espera y el valor de tickets y órdenes.

Cómo será la negociación colectiva es una de las principales preocupaciones de la FUS. Bermúdez comentó que “tanto el MSP como el Ministerio de Economía y Finanzas juegan principalmente en este sector porque se manejan los dineros por intermedio del Fonasa [Fondo Nacional de Salud]” e insistió en la necesidad de que se continúe negociando por rama de actividad y en que el convenio colectivo comprenda a todos los trabajadores del país con un salario base (aclaró que cada institución puede establecer acuerdos, pero por encima de ese piso). “Si el gobierno entiende que debe ir a acuerdos departamentales, nosotros decimos que eso es golpear la negociación colectiva, porque en la salud privada todas las instituciones reciben el dinero del Fonasa. No hay razón alguna para que se formen convenios departamentales o regionales en la salud privada”, afirmó Bermúdez, que desde la campaña electoral manifiesta el temor de que desaparezcan los convenios a nivel nacional. “Si el gobierno entiende que debe flexibilizar las condiciones laborales en un sector en el que los grandes empresarios se llevan la plata, nosotros no vamos a estar de acuerdo con esa posición”, acotó el representante de la FUS, que reprueba los altos salarios de médicos y gerentes de instituciones mutuales.

La FFSP –que no participa en los Consejos de Salarios, que se dan a nivel privado– también planteó sus principales reivindicaciones en materia contractual. Según Martín Pereira, presidente de la FFSP, en la reunión plantearon “el tema salarial, el tema del estatuto del funcionario, que todavía no lo tenemos: todavía no tenemos una carrera funcional”, y las tercerizaciones en ASSE, que “han disminuido gracias a los convenios que ha tenido la federación pero todavía están presentes”. Pereira detalló que actualmente hay 2.700 trabajadores contratados por empresas tercerizadas y 4.000 por la Comisión de Apoyo y el Patronato del Psicópata, y agregó que la última Ley de Presupuesto habla de la eliminación de esos contratos, pero no se cumple porque no hay fondos para presupuestar a esos trabajadores, que “vienen cumpliendo tareas permanentes dentro de los hospitales de ASSE, en algunos casos desde hace más de diez años”, explicó. Los aportes patronales de los trabajadores presupuestados son de 25%, mientras que los de los contratados por esos mecanismos son de 7%, acotó. No obstante, aclaró que hay “empresas tercerizadas que muchas veces no tienen solvencia para trabajar con el Estado y tenemos que andar atrás de los cobros y termina pagando el Estado mediante la ley de tercerizaciones”, por lo que “no es agrandar el costo del Estado”: “si presupuestáramos a los trabajadores estaríamos ahorrando plata dentro del Estado”, aseguró.

Al ser consultado por la prensa, Salinas expresó que “es un tema complejo que habremos de analizar, lo importante es que las empresas que estén tercerizadas sean viables y que estén auditadas correctamente para asegurar la continuidad de los servicios y que el Estado no tenga reclamos”.

La seguridad de los trabajadores que trabajan con las personas privadas de libertad fue otro de los puntos que planteó la FFSP, que promueve la creación de un hospital penitenciario. Según Pereira, Salinas dijo que estudiaría la propuesta. Otro punto central fue la aplicación de la Ley de Salud Mental, en especial “la preocupación que tenemos con el cierre del Vilardebó y de Ceremos [colonias psiquiátricas]”. Pereira dijo que respecto del cierre de las instituciones asilares no vio “un planteo cerrado del ministro, sino que todos coincidimos en que hay que cambiar el modelo de atención, que hoy en día no resiste más”.