“Es excepcional que un ministerio responda a las necesidades de la población en una técnica de urgencia y que involucre desde Artigas hasta Montevideo, desde Soriano hasta Lavalleja, y que no haya ningún tipo de diferencia, de género, de edad o económica. Es una técnica que demuestra que cuando es hecha adecuadamente produce un impacto impresionante en el paciente, en la familia, en la sociedad en general”, expresó en diálogo con la prensa Fernando Viñuela, experto uruguayo en neurointervencionismo que trabaja en la Universidad de Los Ángeles, California (UCLA). Viñuela fue uno de los asesores del Ministerio de Salud Pública (MSP) en la incorporación de la trombectomía mecánica a las prestaciones del Fondo Nacional de Recursos (FNR) para tratar los accidentes cerebrovasculares (ACV) isquémicos hiperagudos.
En pocas palabras, Alejandra Jaume, neurocirujana neurointervencionista, explicó que esta técnica “consiste en destapar un coágulo que obstruye la circulación en el cerebro”, y si es aplicada correctamente permite que un paciente que haya ingresado con afasia –trastorno del lenguaje– o una hemiplejia provocada por un ACV salga sin esas secuelas después de la intervención.
Jaume participó en las dos primeras trombectomías que cubrió el FNR; la primera se hizo hace diez días y la segunda el martes pasado, ambas en el Sanatorio Americano, y han tenido el efecto buscado, afirmó. Los pacientes que fueron intervenidos tienen 43 y 45 años. En diálogo con la prensa, el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, remarcó una idea compartida por todos los que expusieron en la presentación que se hizo en el FNR: la técnica no sólo salva vidas, sino que disminuye la carga de discapacidad que tiene esta enfermedad, que repercute a nivel individual, familiar y comunitario.
Diseño, equipos y costos
En paralelo a la gestión de la pandemia, el MSP trabajó para crear las condiciones para incorporar la realización de esta técnica, destacó Salinas. “En estos 20 meses nos preparamos para formar los equipos de trombolíticos [que aplican técnicas para disolver los trombos] en todo el país, estaba dentro de las prestaciones el PIAS [Plan Integral de Atención a la Salud] pero no estaban todos los equipos formados y nos preparamos para dar este servicio”, dijo.
Por el momento, hay siete centros en condiciones de aplicar esta técnica: cinco en Montevideo –Sanatorio Americano, Médica Uruguaya, Casa de Galicia, Asociación Española y Hospital de Clínicas–, uno en Salto (Centro Médico Quirúrgico) y el hospital de Tacuarembó. Salinas mencionó que la cobertura trabajará con un mapeo de rutas del Sistema Nacional de Emergencias y que se articulará el sector público con el privado, en coordinación con las emergencias móviles, que tendrán una clave ACV.
“La trombectomía mecánica son los últimos diez metros de una carrera de 100; por lo tanto, requiere un apoyo interdisciplinario hospitalario de centros de referencia y de excelencia para que esta técnica sea hecha en pacientes apropiados; tiene una posibilidad en cuatro de funcionar positivamente, debe ser la técnica intervencionista que tiene más impacto en pacientes que tienen una indicación precisa”, expresó Viñuela. Ignacio Amorín, referente el Programa de Salud Cerebral del MSP, resaltó también la importancia de coordinar el proceso asistencial, que comprende la asistencia en domicilio, “el rápido traslado para un centro de atención para trombolisis”, la indicación de la trombectomía y contar con los equipos interdisciplinarios de rehabilitación, que además de médicos incluyen a especialistas en fonoaudiología, terapia ocupacional, enfermería y trabajo social, enumeró.
María Ana Porcelli, directora general del FNR, detalló que estiman que en el primer año de aplicación de esta prestación financiarán unas 200 trombectomías mecánicas, lo que costará 2.000.000 de dólares. Tanto Porcelli como Salinas destacaron que puede abarcar a más personas, en la medida en que se aceite el proceso asistencial y se mejoren los tiempos de llegada a los distintos centros hospitalarios.
El argentino Pedro Lylyk, presentado como un referente mundial en neurocirugía endovascular y que también integró el equipo de asesores del MSP, comentó que “a veces uno piensa que gasta en algo un dinero que es mucho de entrada pero en realidad está invirtiendo”; “van a salvarle y a cambiarle la vida a muchísima gente”, anunció. “Es un hito importantísimo y ojalá sea un espejo en el que se vea el resto de Latinoamérica. El impacto negativo de un ACV es una bomba dentro de una familia, dentro de la sociedad. Ustedes están paliando la bomba, pero a su vez van a hacer un trabajo para que haya menos bombas, menos gente afectada”, agregó luego, en rueda de prensa; y también Viñales dijo que Uruguay es una “excepción” al brindar esta cobertura.
Salinas resaltó que es una técnica de alta complejidad y de alto costo; se estima que hace unos años costaba 25.000 dólares y en el último tiempo ya había bajado a 10.000 dólares. Afirmó que Uruguay cuenta “con técnicos altamente preparados, muchos de ellos en Francia, en Argentina, en Norteamérica”, y destacó que los centros en los que se hará están siendo certificados por la Organización Mundial de ACV.
El tiempo es oro
Neurólogo de profesión, Salinas le mostraba fascinado a la prensa, desde un celular, las imágenes de las arterias obstruidas y la exitosa desobstrucción lograda con las intervenciones financiadas por el FNR: el cambio era notorio, con la activación de las miles de ramificaciones que sin las intervención hubieran quedado bloqueadas.
En diálogo con la diaria, Luis Benelli, neurólogo neurointervencionista que trabaja en el Centro Médico Quirúrgico de Salto, detalló que “la trombectomía mecánica se hace cuando existe un ataque cerebrovascular isquémico, o sea, cuando no hay una hemorragia cerebral y una arteria cerebral –en el caso que va a cubrir el FNR es la arteria cerebral media– se encuentra obstruida por un trombo”. Esto representa 10% de los ACV. Benelli puntualizó que “se hace un procedimiento endovascular mínimamente invasivo por el cual se ingresa a una arteria del paciente, se suben catéteres y procedimientos de aspiración y stent [un tubo de malla de metal que se coloca dentro de la arteria] que tienen el cometido de retirar ese trombo y restituir la circulación cerebral”.
Todo tiene que ser rápido, en un lapso de seis horas desde que la persona comienza con los síntomas. “Por eso hay que correr, porque tenemos un tiempo entre que consulta, que llega a la puerta de emergencia, que se le hace la evaluación, que se hace tomografía, que se hace la trombolisis química [con fármacos] y que se lo traslada al centro de angiografía para realizarle el procedimiento endovascular”, detalló. Agregó que “a nivel mundial y en casos seleccionados se puede ampliar esa ventana, pero se debe hacer cuando el cerebro aún no está infartado, cuando existe un cerebro salvable, porque si el cerebro ya infartó, y por lo tanto ya murió ese tejido cerebral, aumenta mucho más el riesgo de complicaciones, y en ese caso la técnica podría ser peligrosa”.
En cuanto a los dos pacientes intervenidos con el financiamiento del FNR, Mariana Romero, neurointervencionista, relató que “llegaron en tiempo y forma, el traslado fue inmediato”. Agregó que “hay que seguir trabajando para reducir los tiempos [que transcurren desde los síntomas hasta la trombectomía mecánica] y lograr un centro de excelencia”. “Estamos en camino, se puede lograr”, afirmó.
Maestros y continuadores
La actividad en el FNR incluyó un reconocimiento a Teresa Lin, neuróloga uruguaya pionera en la aplicación de técnicas neurointervencionistas en el país. En diálogo con la diaria, Lin relató que entre 1986 y 1988 estuvo radicada en Canadá y en la UCLA, cuando comenzaba a aplicarse este tipo de técnicas. Aclaró que la formación es permanente: “Todos los años iba a congresos y a cursos de reentrenamiento porque además salían nuevos materiales, en el 90, en el 2000”. Lin se retiró de la actividad en 2017 y hasta hace poco siguió asesorando, comentó.
Recordó que hace por lo menos diez años que hizo la primera trombectomía mecánica: fue a la esposa de un médico y todo salió de maravilla, en parte porque cuando sufrió el ACV la mujer estaba internada y tenían una ambulancia a disposición. “Estaba afásica y hemipléjica, y cuando terminamos se empezó a mover y quedó sin secuelas”, contó. Comparó que la situación ahora es otra, no sólo porque se dispondrá de cobertura, sino porque en aquel momento “no estaba formada la infraestructura, especialmente los equipos que aceleran” el proceso.
En su intervención en la presentación, Lin expresó estar “orgullosa de los profesionales que se han interesado en la técnica y la han desarrollado”, y de que en distintos centros se estén formando equipos que van acumulando experiencia. “Uno espera siempre que los alumnos superen a los maestros y eso ya lo estoy viendo”, expresó.
Incidencia de la enfermedad
En Uruguay ocurren entre 180 y 200 ACV cada 100.000 habitantes, dijo Benelli, quien agregó que mueren por esta causa entre 4.500 y 6.000 personas por año en el país. “Tiene una incidencia altísima, es entre la primera y la segunda causa de muerte y la segunda causa de morbilidad y de costo en salud. Empezamos a darle la importancia merecida a este tema”, sostuvo.
Agregó que el riesgo tiene relación con la edad y que la mayor incidencia se da en personas mayores de 60 años.
Los factores de riesgo son los mismos que los de las otras enfermedades vasculares: hipertensión, tabaquismo, diabetes y colesterol.