“La necesidad de profundizar la humanización de la asistencia sanitaria constituye una preocupación legítima y permanente de los pacientes”, escribió el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Lema, en el documento que presentó el lunes al Ministerio de Salud Pública (MSP), en el que solicita crear un “Programa de Humanización de la Asistencia en la Salud”. El objetivo del programa es diseñar, monitorear y gestionar la humanización de la asistencia, explica el texto, en el que el diputado nacionalista pide a las autoridades sanitarias que se “continúe avanzando en la concientización al personal de la salud sobre la importancia del bienestar emocional de los pacientes” y que profundice la humanización de la atención.
En el documento, publicado en Twitter por el propio Lema el diputado sostiene que es “innegable” el esfuerzo y compromiso que tiene el personal de la salud con su tarea y que ha quedado demostrado durante la pandemia, pero que estas circunstancias no pueden “hacer perder de vista que lo primordial del sistema de salud es el cuidado de la salud del paciente en todo sentido, enfocándose no sólo en lo técnico –lo médico o cuidados de enfermería–, sino también en lo humano, en lo espiritual general del paciente”.
Comparto planteo que presentamos al MSP para crear un Programa de Humanización de la Asistencia en la Salud. pic.twitter.com/CwIpl2s4IL
— Martin Lema (@MartinLemaUy) February 9, 2021
En diálogo con la diaria, Lema explicó que el programa propone establecer capacitaciones al personal de la salud en el “trato, convivencia y en un montón de circunstancias”. Reconoció que en muchas áreas de la salud “ya se puede estar tomando medidas en este sentido”, pero dijo que “la idea es darle mayor jerarquía y profundidad”. Las capacitaciones estarán dirigidas “a todos los funcionarios que cumplan un rol dentro de las instituciones médicas”, dijo, y consideró que el programa podría fortalecer la formación que reciben los profesionales en las instituciones educativas. “En estos escenarios lo que abunda no daña, no va en desmedro ni en competencia, puede haber una complementación”, sostuvo.
Afirmó que el programa también podrá diseñar “escenarios” que generen “agrado en el paciente”, de forma de repercutir “positivamente en su humor, en su estado de ánimo y en el entorno familiar”; por ejemplo, que un paciente tenga una estadía de internación de mayor agrado.
Respecto del objetivo de monitorear, Lema respondió que le corresponde al MSP hacer “un seguimiento permanente de la evolución y profundidad que se le dé a la humanización en el sistema de salud”. Se trata de generar una valoración, a partir de la generación del programa, de cómo se desarrollan los “estímulos para poder fortalecer el plano emocional del paciente”, resumió.
Según Lema, las autoridades del MSP “a priori vieron con buenos ojos” su propuesta. “Están haciendo una valoración de cómo se constituiría y cómo se instrumentaría”, explicó.
Cuando las humanidades ganaron terreno
Juan Dapueto, médico psiquiatra y exdirector del Departamento de Psicología Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar), dijo a la diaria que los médicos tienen formación en humanización en la atención durante toda la carrera. Planteó que el plan de estudios de Medicina de 1968 ya tenía el objetivo de “devolver la medicina al campo de las ciencias antropológicas” y recordó que se gestó en el contexto de un movimiento mundial que se daba en varios países, entre ellos Estados Unidos, que implicó pasar de la “biomedicina, más reduccionista y con un modelo paternalista autoritario, a un modelo con un enfoque psicosocial en que la relación sea horizontal y de mutua cooperación”.
La aplicación del Plan 68, que incluía cursos de psicología y sociología en los años iniciales de la carrera, se interrumpió a partir del golpe de Estado de junio de 1973 y la facultad retomó el plan de estudios de 1945, con una “medicina que no tenía ningún enfoque humanista ni biopsicosocial”, sostuvo el psiquiatra. En 1985, con la vuelta a la democracia, se volvieron a impartir los cursos del Plan 68 y se crearon áreas que no existían, como los departamentos de Psicología Médica, de Salud Ocupacional y de Medicina Preventiva y Social. “Desde el año 85 se trabaja en el Departamento de Psicología Médica en la mejora de la relación médico-paciente, en los aspectos psicosociales de la práctica médica, y eso toma una nueva dimensión con el Plan 2008, que aumentó la carga horaria dedicada a la formación del médico en aspectos psicosociales de la práctica y sobre todo agregó algo en lo que ya se venía trabajando desde antes: un enfoque comunicacional en la formación de los estudiantes de medicina”, dijo, y detalló que el departamento implementa un curso en habilidades comunicacionales.
Añadió que el proceso de formación humanista se impulsó también en la Facultad de Medicina de la Universidad Claeh, en donde el profesor Humberto Correa –ex grado 5 de Medicina de Intensiva de la Udelar y uno de los fundadores del CTI del Hospital de Clínicas– “puso muchísimo énfasis en la formación humanística de los médicos”.
Con respecto a la iniciativa de Lema, expresó que “toda propuesta que tienda a mejorar la calidad asistencial es bienvenida. Pero mejorar la calidad (o humanizar la atención como se propone) tiene que considerar un enfoque sistémico en el que el personal de salud es sólo un aspecto”, señaló, y consideró que una propuesta de este tipo debe tener en cuenta “el funcionamiento del sistema de salud, las políticas de salud, la accesibilidad, la equidad, los protocolos de seguridad y las condiciones laborales”, porque “todo incide en la calidad de la atención”.
Dapueto, quien actualmente es el coordinador del Programa de Bienestar Profesional del Colegio Médico del Uruguay, reflexionó que al hablar de la humanización de la asistencia en el contexto de la pandemia y considerando que “hay muertos entre el personal de la salud –enfermeras, médicos, médicas y otros–, hay que reconocer que por decisión propia y por pura vocación humanitaria estas personas voluntariamente se expusieron al contagio por asistir a otros seres con los que no los unen más que la opción por una profesión”. En ese sentido, expresó que “el personal sanitario ha dado suficientes muestras de trato comprometido y humanitario” y que “está muy bien que se diseñen programas para mejorar”, pero, subrayó, “hay que reconocer y dignificar” a quienes se han expuesto y han muerto por cumplir una tarea asistencial.
La otra cara de la luna del paciente
Álvaro Díaz Berenguer, médico y docente de la Facultad de Medicina de la Udelar, imparte junto al médico Baltasar Aguilar el curso electivo Humanidades Médicas, que se dicta en los últimos años de la carrera de Medicina de la Udelar, con una duración anual y un cupo para 50 estudiantes (cerca de 10% de los egresados). La formación está destinada a la “sensibilización del estudiante de medicina con respecto a lo que nosotros llamamos la otra cara de la luna del paciente, o sea, todos aquellos aspectos que no se ven y están estrictamente fuera de lo técnico y del diagnóstico de la patología”.
En este curso, los docentes les proponen a los estudiantes ejercicios en los que reflexionan y problematizan acerca de para qué quieren ser médicos, qué es el profesionalismo, qué es el humanismo; conversan sobre el “poder médico”, sobre el “narcisismo en medicina” y sobre cómo piensan los médicos, y analizan películas y lecturas. El objetivo, explicó Díaz Berenguer, es “destapar las vivencias de la persona que tenemos adelante”, “encarar el dolor como sufrimiento” y desarrollar “una visión autocrítica permanente, no sólo desde el punto de vista técnico, sino también desde la ética”.
Para Díaz Berenguer, un programa de humanización de la asistencia a la salud es “muy importante”. En su opinión, la implementación de un plan humanista en el sistema de salud actual debería tener dos partes “fundamentales”. Una: debería incluirse en la educación las “humanidades médicas”; en ese sentido, contó que presentó un proyecto para concretarlo pero que nunca se trató porque “siempre se priorizan las materias duras”. Planteó que en la formación médica se trabaja en áreas como psicología médica y comunicación (en intercomunicación, señaló), pero lamentó que “no se trabaja en la antropología médica” y remarcó que “el médico no ha aprendido a comunicarse, no ha aprendido a verse desde afuera”.
En segundo lugar, señaló que la formación en humanidades médicas debería ser “uno de los aspectos primordiales” en la recertificación médica, que es un proceso de evaluación que certifica que el profesional, varios años después de haberse recibido, mantiene actualizados sus conocimientos y su destreza, algo que, si bien ha estado en discusión en el Colegio Médico del Uruguay, hasta ahora no se ha implementado.
Otros aspectos para abordar son los “estrictamente institucionales”, sostuvo Díaz Berenguer. Por ejemplo, planteó que si a un médico le dan un consultorio con un tiempo estimado por cada paciente como “si se tratara de una producción de chorizos en serie, no es posible cumplir con la humanización de la medicina”, y puntualizó que “esas cosas tienen que estar fijadas por reglamentaciones que tienen que partir de la autoridad sanitaria”. “En parte, lo antihumano de la atención médica está determinado por la mercantilización de la medicina. Entonces, desde el punto de vista de la regulación por las leyes hay que fijar los parámetros para evitar la interferencia de la mercantilización de la medicina en la deshumanización”, expresó.
Todos estos aspectos que repercuten en la humanización de la medicina tienen sus efectos en la atención de los pacientes y en los resultados de los tratamientos. Si bien Díaz Berenguer sostuvo que no tiene cifras de estudios certificados, señaló que “alrededor de 80% de las consultas se resolvería si los médicos tratáramos exclusivamente con la palabra a los pacientes, sin necesidad de mucha intervención farmacológica”.
Formar y refrescar
Augusto Ferreira, doctor en Enfermería y decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), comentó en diálogo con la diaria que la humanización de la atención está presente en las 11 carreras que imparte la facultad. Dijo que en la carrera Medicina “todas las situaciones de salud deben verse desde cinco ópticas: clínica, ciencias básicas, relación y comportamiento, gestión y política de salud, y humanización”. Resaltó especialmente la importancia de la humanización en la formación de enfermeros y enfermeras, porque son los que tienen mayor tiempo de relación directa con los pacientes y, a su entender, es uno de los grupos a los que más hay que apuntar.
Opinó que el programa propuesto por Lema es “muy necesario”. “Los temas de la humanización de la salud se vienen trabajando en muchos países con sistemas de salud muy maduros y siempre aportan a la calidad de la atención”, expresó. Se trata de ver al paciente como un ser “biopsicosocial y espiritual” y de tener en cuenta “de una manera integral, y no sólo reducida a la biología, los procesos por los que pasa el paciente”, sostuvo.
Ferreira planteó que estos aspectos se promueven “mucho” en las carreras de salud en las universidades y están presentes en los cursos, pero luego “cuando el estudiante se recibe y tiene que ir a ejercer a entornos hospitalarios o clínicos que no tienen un programa de humanización o que no favorecen la humanización, muchas veces eso que el estudiante lleva tan fresco se va diluyendo con el tiempo”. Por eso Ferreira, quien además fue asesor en Salud del Partido Nacional en la campaña de las elecciones nacionales de 2019, resaltó que está “muy de acuerdo” con la implementación de este programa desde el MSP y que funcione a nivel nacional para que todas las instituciones de salud tengan una regulación en ese sentido.