Los teléfonos no paran de sonar y en ocasiones las líneas se han saturado, explica una administrativa de una emergencia móvil de Montevideo. Trabajadores médicos y no médicos consultados por la diaria, así como directivos de empresas, coinciden en afirmar que la situación es preocupante, pero aclaran que por el momento no han quedado casos graves sin asistencia e insisten con un pedido a la población: llamar sólo en caso de urgencia o emergencia.

“La demanda asistencial es muy alta en todas las empresas” explicó, en diálogo con la diaria, la médica Érika González, representante de las emergencias móviles en la Unidad de Negociación Colectiva del Sindicato Médico del Uruguay (SMU). Mónica Galarraga, directora técnica de Emergencia Uno, declaró a este medio que el aumento de las consultas comenzó hace 20 días y que no es tanta la demanda asistencial a domicilio, sino la solicitud para evacuar consultas telefónicas que los usuarios terminan haciendo en la emergencia, porque no son atendidos por el prestador de salud.

Para dar una idea del volumen de llamadas, Marcos del Pino, presidente de la Asociación de No Técnicos de Emergencia Uno, dijo a la diaria que hace poco más de una semana recibieron 1.800 llamados en un día, lo que hizo saturar el sistema, pero sin consecuencias insalvables, porque se derivaron las consultas de menor complejidad al sector administrativo y eso permitió seguir recibiendo las llamadas de urgencia. Por eso, Galarraga recordó que lo mejor es hacer ese tipo de consultas a través de la página web. Además, comentó que en el intento de evacuar cuanto antes las consultas, hay usuarios que optan por marcar la línea de atención de emergencia, cuando no corresponde, y “saturan las líneas por consultas banales”.

Además del incremento de consultas, ha habido un aumento del número de trabajadores médicos y no médicos en cuarentena o aislamiento por covid-19, explicó González.

En diálogo con la diaria, Jorge Díaz, directivo de la Cámara de Emergencias y de Asistencia Médica Extrahospitalaria del Uruguay, dijo que todas las empresas de emergencias móviles están “sobrecargadas” por la falta de recursos humanos debido a las bajas por covid-19 y por el aumento de la demanda, que ha crecido de forma “desmedida” desde el mes pasado. De todas formas, sostuvo que no hay una saturación del servicio, aunque existen demoras en la respuesta de las llamadas por “casos leves”, como consultas por fiebre y cuadros respiratorios, entre otros, que son los que experimentan un mayor incremento. “Los casos graves (que implican riesgo de vida) se atienden sí o sí”, expresó Díaz, y aseguró que “no hay problema” para cumplir con esa demanda. Lo mismo afirmó Galarraga, de Emergencia Uno, empresa que no integra la cámara.

Sí hay problemas para la derivación de casos. González detalló que se reciben “muchos llamados por pacientes con covid-19 que están en domicilio y requieren traslado a sus prestadores de salud”, pero “hay una demora, a veces de horas, para poder ingresar a los pacientes tanto en instituciones públicas como privadas” “Eso lleva a que los equipos que asisten tengan horas de exposición en llamados reducidos”, explicó.

Algo parecido dijo Díaz, quien sostuvo que las demoras se producen en relación a diferentes patologías y, en particular, en la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), en donde la tardanza puede alcanzar en promedio “tres horas” y se ha extendido a veces hasta las diez horas, lo que “complica la operativa de todas las emergencias móviles”. Díaz aclaró que ya le solicitaron una reunión por este tema al presidente de ASSE, Leonardo Cipriani. Fuentes del organismo dijeron a la diaria que están trabajando en el tema, pero alegaron que las demoras en las internaciones son históricas en Uruguay, que ocurren tanto en el sector público como en el privado, y que por eso el exministro de Salud Jorge Basso había emitido una resolución en la que establecía que un paciente no podía pasar más de 24 horas en una ambulancia para ingresar a un centro de salud.

Al borde

En diálogo con la diaria, Carlos Cardoso, presidente de la Coordinadora Nacional de Instituciones de Asistencia Médica Colectiva (mutualistas), afirmó que el sistema de rastreo de las instituciones y del Ministerio de Salud Pública (MSP) “está funcionando en forma permanente y sobrecargado”. Según dijo, a veces se da una demora de hasta 18 minutos en la atención telefónica. Cardoso sostuvo que el promedio diario de más de 10.000 hisopados llevó a que se tarde alrededor de 72 horas en notificar los resultados.

Algo parecido dijo a la diaria Marcela Cuadrado, presidenta de la Sociedad Uruguaya de Medicina Familiar y Comunitaria, quien señaló la “disminución” del personal de salud en el primer nivel de atención por casos positivos de coronavirus y cuarentenas, y las “importantes” demoras en los resultados en los test. Esta situación, dijo Cuadrado, impide hacer un óptimo seguimiento de los pacientes, que son derivados en mayor medida “al segundo nivel de atención”. Además, mencionó la dificultad del primer nivel en ASSE para hacer “coordinaciones y derivaciones” al segundo y tercer nivel de atención en salud. Cuadrado sostuvo que a veces hay demoras superiores a cuatro horas y, como ejemplo, mencionó que para coordinar el traslado a CTI de un paciente herido de bala hubo una tardanza de cinco horas.

“Están saturados el segundo y el tercer nivel; nosotros estamos con muchísimo trabajo. No estamos en colapso, pero estamos al borde”, afirmó Cuadrado. Según explicó, si no funcionan bien los distintos niveles, eso repercute en el resto del sistema, “para arriba y para abajo”. Cuadrado dijo que el primer nivel de atención esta “invisibilizado” y que no tienen móviles para la atención en domicilio, pese a que “hace un año los estamos pidiendo”.

Según Cardoso, en cuidados moderados “en general hay suficiente cantidad de camas”. A su vez, negó que haya dificultades para recibir pacientes en piso o en emergencia. Sin embargo, fuentes médicas informaron a la diaria que hay mutualistas grandes de Montevideo que están viendo resentida su capacidad de respuesta en cuidados moderados.

La disponibilidad de camas en CTI es otro cuello de botella. Según el reporte de este martes de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva, la ocupación total de CTI era de 69% (de 849 camas disponibles) y 36% de la capacidad era por pacientes con covid-19 (306 en total), lo que implica un nivel de advertencia roja en cuanto a la saturación, según el cuadro de variables del Grupo Asesor Científico Honorario que incorporó el MSP.

Cardoso informó que en las últimas dos semanas el ritmo de ingreso de pacientes con covid-19 a CTI pasó de 1,34% a 1,75%. Ese índice, explicó, resulta de la ponderación de casos activos, los ingresos a CTI, y se restan las altas y los fallecimientos. Según dijo, si el ritmo de contagios se mantiene, la situación se complicará más aún. De todos modos, expresó que espera que la situación cambie a partir de mediados de esta semana, cuando se entiende que deberían empezar a reflejarse las medidas dispuestas por el gobierno hace 15 días: “Tenemos la esperanza de que disminuya el número de casos activos y que sean menos los casos que requieren cuidados de medicina intensiva”, dijo. Además, mencionó que pronto se incrementará el número de camas de CTI y que cerca de 20% se ganarán debido a la suspensión de las cirugías coordinadas. De todos modos, dijo que la proyección del descenso de casos “es una esperanza” y “los números hoy son lo que son”.

En un documento interno dirigido este lunes a todos los prestadores de salud y a los directores departamentales de Salud, el Ministerio de Salud Pública (MSP) reconoce que el Sistema Nacional de Salud “enfrenta un muy alto nivel de ocupación en los Centros de Cuidados Críticos” y que es previsible que la situación se mantenga en los próximos días. En el documento se “exhorta especialmente que la posible referencia de un paciente a cuidados intensivos se evalúe en forma precoz mediante la interconsulta con médico intensivista y dirección técnica”. Al respecto, se incluyen también las recomendaciones de la Mesa Coordinadora Nacional de Centros de Cuidados Críticos. Entre otras sugerencias, se plantea que la edad cronológica como limitante para ingresar a cuidados intensivos “sólo debe ser considerada en última instancia en caso de completa saturación del sistema”, y se recomienda priorizar los grupos “que toman riesgo para asistir”, entre ellos trabajadores de la salud y policías.