Este miércoles, por unanimidad, el plenario de Diputados le dio media sanción al proyecto de ley sobre instituciones o lugares en los que se asisten partos, que propone modificar la Ley 17.565, de artículo único, aprobada en octubre de 2002. El documento incentiva a que todas “las entidades” que integran la reglamentación vigente y que asistan un mínimo de 60 partos por mes tengan por obligación al menos dos parteras internas de guardia, los 365 días del año. 

En su exposición de motivos, el proyecto presentado en 2021 por cuatro legisladores del Partido Nacional plantea que si bien la ley aprobada hace 20 años establece que “todo establecimiento o institución donde se asisten partos debe contar con partera interna de guardia”, ya sean instituciones de carácter estatal, paraestatal o privado, aunque significa “un destacado avance, no contempla el número de obstetras-parteras necesarias en relación a la cantidad de trabajos de parto o partos” que se dan en cada institución.

Por esta situación, el proyecto remarca que la situación actual es desigual y que en algunos lugares hay una especialista por mujer, pero en otros casos es una sola para varias pacientes. Este panorama no es el mejor y contrapone las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre la “experiencia de parto positiva”.

La organización internacional define como positivo al parto que “cumple o supera las creencias y expectativas personales y socioculturales de la mujer”, lo que incluye parir “en un ambiente seguro desde el punto de vista clínico y psicológico”, y tener la posibilidad de contar con apoyo práctico y emocional continuo, lo que implica “estar acompañada en el momento del nacimiento y ser asistida por personal amable y con competencias técnicas adecuadas”.

El proyecto también fundamenta que “es conocido” que la presencia de la partera en el equipo de salud que atiende a la madre “mejora los resultados perinatales en cuanto a cifras de morbimortalidad maternoneonatal” y contribuye “a una experiencia de parto positiva”. 

Además, la presencia de la partera “impacta favorablemente en la disminución del número de cesáreas que de hecho en Uruguay “es un problema de salud pública”, debido al alto número de procedimientos que “podrían considerarse innecesarios”. Por último, menciona que la partera contribuye a una lactancia “exitosa” y un “vínculo temprano” de la madre con el recién nacido.