Luego de dos años de la declaración de la emergencia sanitaria en Uruguay, el lunes el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, junto al ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, anunció el cese de la medida. El ministro consideró que el país se encuentra en un “momento epidemiológico favorable”, y a raíz de esto y de los datos actuales de covid-19 se tomó la decisión.

Transcurrieron 752 días desde el 13 de marzo de 2020, cuando el presidente, acompañado de su gabinete, declaró la emergencia sanitaria. Ese día, el oficialismo y la oposición llamaron a la población a tomar conciencia de la situación sanitaria que se vislumbraba con la detección de los primeros casos de SARS-CoV-2. Los primeros anuncios se centraron en medidas: el cierre parcial de las fronteras, con cuarentena obligatoria de 14 días para personas que llegaran al país desde lugares que en aquel momento implicaban riesgo sanitario, y prohibición de descenso de pasajeros y tripulantes de cruceros. También se suspendieron todos los espectáculos públicos y se dejó de controlar la asistencia en todos los niveles educativos públicos y privados.

Por otra parte, el Ministerio de Salud Pública (MSP), junto con Presidencia de la República y diversas instituciones vinculadas a la salud, pusieron en marcha campañas de concientización e información explicando las características del virus y los comportamientos necesarios para prevenir su propagación. Desde ese momento y durante toda la emergencia sanitaria, Lacalle Pou apostó al concepto de “libertad responsable”, decisión avalada por muchos, pero también cuestionada por otros tantos.

Desde marzo de 2020, la incertidumbre se volvió habitual. Las conferencias de prensa del presidente alrededor de las 20.00 fueron una instancia característica durante un buen tiempo, junto con el conteo diario de los casos de coronavirus que daba a conocer el Sistema Nacional de Emergencias. Ese conteo, que todavía continúa, será semanal después de Turismo. Los tapabocas y el alcohol en gel se convirtieron en los elementos indispensables para quienes tenían que salir de sus hogares y el aplauso de las nueve de la noche al personal de la salud, como muestra de agradecimiento, también se instaló ese mes.

En abril se creó el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), integrado por más de 50 científicos y técnicos que asesoraron al gobierno en cuanto a la emergencia sanitaria y sugirieron medidas durante un año y tres meses.

A un año de la pandemia, entre marzo y abril de 2021, se registró un pico de casos y muertes por coronavirus en Uruguay. En abril y mayo de ese año, varios días terminaron con más de 4.500 casos y 21.000 análisis en 24 horas.

Meses antes habían llegado las primeras vacunas. En la madrugada del 26 de febrero llegó al país un embarque con 192.000 dosis de la vacuna Sinovac. El plan de vacunación priorizó a educadores, policías, bomberos y militares, y comenzó el 1º de marzo. La primera partida de Sinovac se completó con un segundo embarque de 1.558.000 dosis ese mismo mes, y en abril llegó la primera partida de Pfizer.

Desde ese momento se dispuso de centros de todo tipo (además de los centros de salud) para llevar la vacunación a todo el país. Cuatro meses después, en julio del mismo año, Uruguay tenía 70% de su población vacunada con al menos una dosis.

Al igual que a fines de 2020, cuando la situación parecía alentadora, llegó una nueva ola del virus. El 30 de diciembre de 2021 se detectó la circulación de la variante ómicron en Uruguay. Aunque con una letalidad y una sintomatología menor que delta y otras cepas detectadas antes, ómicron provocó alrededor de 10.000 casos diarios durante aproximadamente tres meses. Pero, con gran parte de la población vacunada e inmunizada de forma natural (por haber contraído el virus), el panorama fue otro.

El 13 de marzo, al cumplirse dos años del inicio de la pandemia, con un panorama bastante positivo, Salinas dijo que el cese de la emergencia era “un tema de agenda para cuando pase la ola ómicron”. Así, 17 días después, con un descenso significativo de la cantidad de casos y la mortalidad, terminó la emergencia sanitaria. El tapabocas pasó a ser una recomendación para lugares muy reducidos, se terminaron los aforos y volvió la presencialidad. Aunque el país aún se acomoda y son unos cuantos los que todavía miran el cese con algo de recelo, el decreto está firmado y la “normalidad” es un hecho.

Situación controlada

“La actualidad epidemiológica que atraviesa Uruguay es buena, es una situación controlada, con un número de casos que es estable y un porcentaje de casos graves bajo”, explicó a la diaria Jacqueline Ponzo, especialista en medicina familiar y comunitaria y magíster en epidemiología. Agregó que en el contexto se acumulan pocos casos graves, pero aún se contabilizan muertes, por lo cual “los números son buenos, pero la mortalidad aún no es cero”, agregó, y consideró que es un dato que se debe tener en cuenta porque “no ha desaparecido el problema”.

Por otra parte, Ponzo dijo que a pesar de que se siguen contabilizando muertes por covid-19 está bien calificar la situación como favorable, “porque tuvimos picos muy altos y sabemos a lo que podríamos llegar”.

En cuanto a la fase de endemia (la que se consigna luego de una pandemia), la epidemióloga consideró que todavía no podemos referirnos a esa etapa, porque “aún no pasó el tiempo suficiente y la estabilidad acumulada que se necesita para poder aplicar el término”. Explicó que para establecer la evolución esperada de una enfermedad y clasificarla como endémica o epidémica “se necesita tener varios años de datos”. Ejemplificó casos como la gripe, el VIH y la tuberculosis, “los cuales con base en datos y diagnósticos que habitualmente se hacen en años podemos esperar tal o cual cosa”, algo que la covid-19, “por la corta evolución, de dos años, aún no permite”.

Además, Ponzo destacó que en el mundo el coronavirus ha tenido olas con altas y bajas; si bien ahora la situación es favorable, “estamos dentro de un margen en el que podría aparecer una nueva ola en poco tiempo”. A pesar de que una nueva ola puede ser esperable, remarcó que el optimismo está en que la población ha generado cierta inmunidad, por enfermedad y por vacunas.

En cuanto a cuidados generales, Ponzo consideró que las medidas de prevención que incorporamos deberían continuar, a pesar del cese de la emergencia sanitaria. Esto se debe a que cuando circulan virus respiratorios, sobre todo en determinadas épocas del año, “sostener el uso del tapabocas y el alcohol en gel es cuidarnos entre todos”, dijo. Recomendó, por ejemplo, seguir usando tapabocas en espacios cerrados, sobre todo en ambientes de trabajo o estudio donde la convivencia es permanente y por varias horas, en supermercados, transporte público, y sobre todo cuando tenemos síntomas respiratorios, “aunque no sean síntomas de covid”, detalló. “Tenemos la necesidad de recuperar algunos espacios perdidos, queremos estar sin tapabocas en algunos ámbitos, pero sostener su uso en algunos puede ser muy favorable”, recomendó.