Este 3 de mayo fue el Día Mundial del Asma, una enfermedad que tiene mayor prevalencia en los niños y que en Uruguay registra una mortalidad al año de entre 60 y 80 personas. La especialista Mónica Kierszenbaum, profesora agregada de la cátedra de Neumología de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, explicó a la diaria que el asma “es una enfermedad inflamatoria y crónica de la vía respiratoria”, que tiene variados tratamientos, y se recomienda realizar un “tratamiento específico” enfocado “en el tipo de asma que tenga el paciente”.

La profesional dijo que se trata de un síndrome heterogéneo y que los síntomas recurrentes de la obstrucción de la vía aérea son “sensación de falta de aire y chillidos en el pecho, que pueden ocurrir a raíz de determinados desencadenantes y que desaparecen en forma espontánea o con tratamientos con broncodilatadores”.

Los datos que hay en Uruguay sobre el asma, según Kierszenbaum, no están actualizados -son del año 2008-, pero demuestran una prevalencia aproximada de cerca de 10% en niños y 5% en adultos. “Si bien es heterogéneo en el mundo, son las mismas cifras que se manejan en los países de Latinoamérica”, acotó. En cuanto a mortalidad, según los últimos registros del Ministerio de Salud Pública, al año mueren entre 60 y 80 pacientes. “No existe un registro nacional de asma, por lo cual lo único que sí es seguro es que menos de 5% de los pacientes tiene asma severo, y la gran importancia de un tratamiento adecuado para que las personas no lleguen a crisis severas de asma”, detalló.

Lo que caracteriza al asma, en términos generales, es la recurrencia de estos síntomas en el mismo paciente y durante diferentes momentos de su vida. A veces, son más frecuentes en la niñez y luego vuelven en otras etapas de la vida. Otro comportamiento frecuente es la variabilidad de los síntomas durante el día, ya que suelen ser más frecuentes en la mañana y en la tardecita. “A pesar de esas características, el genotipo del asma varía, por lo que no todos los asmas son iguales, aunque compartan algunas características”, agregó Kierszenbaum.

Según la neumóloga, el más conocido es el asma alérgico y se da “en aquellos pacientes que además de asma tienen una carga alérgica; el desencadenante muchas veces está en el ambiente y al exponerse a determinados alergenos se presentan los síntomas”. Aunque no son los más frecuentes, existe el asma de inicio adulto, que se detecta “sobre todo en mujeres, y es un asma en qué es más difícil de mostrar la respuesta inmunológica”; también hay asmas inflamatorios. Otras cosas que pueden influir en los tipos de asma que “no son necesariamente alérgicos, si no más bien inflamatorios, son, por ejemplo, el humo del cigarrillo, mascotas, polvo doméstico, humedad e infecciones virales”, y “la reacción es inmunológica”, acotó Kierszenbaum.

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Foto: Alessandro Maradei

Tratamientos individualizados

Antes de elegir el tratamiento adecuado para cada paciente es fundamental hacer el esfuerzo de genotipificar, es decir, “buscar cuál sería el mediador y hacer el tratamiento más preciso, orientado al tipo de asma que tenga el paciente”, detalló Kierszenbaum. Además, explicó que, como en tantas otras patologías, los tratamientos se dividen en farmacológicos y no farmacológicos. “Definir qué factor ambiental afecta al paciente forma parte de lo no farmacológico y es un pilar fundamental” explicó.

En el plano farmacológico, lo fundamental en el tratamiento del paciente asmático son los broncodilatadores: “Se usan por vía inhalada y están asociados a corticoides inhalados, es lo que ha demostrado que permite controlar la enfermedad y disminuir la mortalidad por asma”, dijo la neumóloga.

A su vez, explicó que existe una cantidad de combinaciones en cuanto a diferentes tipos de corticoides y también diferentes dispositivos de administración. “Los más conocidos son los inhaladores de dosis medida, pero también se han desarrollado partículas que son polvos secos que al inhalarlos tienen algunas otras ventajas, por ejemplo, en cuanto a la distribución de la vía aérea”, complementó. El tratamiento con comprimidos se receta sólo en situaciones particulares.

Según Kierszenbaum, durante los tratamientos, las dosis crecen o decrecen con base en la severidad del asma. Agregó que “el clásico inhalador azul que todos los pacientes asmáticos usan es de rescate y lo que trata es el síntoma, no la enfermedad”.

Por otra parte, la neumóloga explicó que el asma puede tener un diagnóstico adecuado y precoz, que puede ser en edades tempranas como la niñez o en adultos que también responden a determinadas sustancias. Según explicó, se hace un estudio que se llama espirometría y se analiza la función pulmonar. Los resultados pueden ser “normal, incluso en pacientes con asma si están bien tratados; patológico, lo que demuestra una obstrucción reversible con broncodilatadores, u obstrucción fija, que seguro requiere tratamientos más intensos para intentar revertir el diagnóstico”, acotó.

Aunque la prevención precoz puede centrarse en que los niños vivan en ambientes libres de humo, “en realidad no se puede prevenir si el componente genético que genera la inflamación ya existe en la persona”, agregó la neumóloga. También dijo que lo que sí existe es la posibilidad de tratar adecuadamente la patología, ya que en la actualidad se cuenta “con una variabilidad de tratamientos individualizados que permiten tener una buena calidad de vida”.

Una de las cosas en las que más hizo énfasis es en la importancia de que las personas con asma accedan a un tratamiento adecuado. “Pueden morir por asma leve, moderado o severo si tienen una crisis y no están tratados”, explicó. Esa crisis puede no ser mortal pero sí provocar el ingreso a cuidados intensivos. “En resumen, la manera más adecuada de controlar la enfermedad es tener un tratamiento de mantenimiento y un plan de acción adecuado para una posible crisis”, subrayó.

En el hospital Maciel hay una policlínica de asma severo a la que se puede referenciar pacientes con ese tipo de asma, el más grave. “Es uno de los pocos lugares en el país que se especializa en la enfermedad y realiza el seguimiento de más de 200 pacientes”, contó Kierszenbaum. Explicó que lo más importante es que reciben a pacientes asmáticos de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) y cuenta con neumólogos especializados, así como medicación que no está disponible en el primer nivel de atención. Además, “es un lugar que permite optimizar el tratamiento y generar una mejor calidad de vida, sobre todo a los pacientes con asma más severos, ya que pueden acceder a fármacos biológicos, especializados y a medicina de precisión”, concluyó.