Hace casi 15 años, pocos meses después de la inauguración del Hospital Especializados de Ojos José Martí -de la Administración de los Servicios de Salud del Estado-, llegó a Uruguay la primera brigada de médicos cubanos. En diálogo con la diaria y en la cuenta regresiva para regresar a su país, José Ernesto Hernández, actual jefe del grupo de especialistas residentes en Uruguay, contó los principales objetivos de los profesionales cubanos que viajan a diferentes países de todos los continentes del mundo con la misma misión: “la voluntad de atender a los más pobres”, según Hernández.
Dentro del Hospital de Ojos -que se ubica en el predio del Hospital Saint Bois- hay un sector con un cartel que señaliza la residencia cubana donde viven alrededor de 21 profesionales de diferentes especialidades -enfermeros, médicos, oftalmólogos, internistas, anestesistas, técnicos y hasta un chef- que conforman Operación Milagro, un convenio entre Cuba y Uruguay que comenzó a incorporarse en 2008 y, según el actual jefe de la brigada, hasta ahora han realizado más de 100.000 cirugías de todo tipo. Al ingresar a la residencia el clima cambia: los cuadros con fotos de las brigadas que en algún momento pasaron por Uruguay, las banderas de Cuba y algunos objetos de la decoración del área diferencian el espacio y dan indicio de que la atención que se brinda en el centro es binacional.
Previo a que se estableciera el proyecto en el país, muchos uruguayos -y personas de otras partes del mundo que también formaban parte del convenio- recuperaron la visión viajando a Cuba. “Al principio comenzaron a viajar pacientes de diferentes países hacia Cuba para recibir la cirugía, en el caso de Uruguay los vuelos comenzaron a llegar en octubre de 2005”, recordó Hernández. Agregó que “ese mes viajaron los primeros 30 pacientes y hasta 2007 se ejecutaron alrededor de 32 vuelos que trasladaron un total de 2.037 pacientes”.
Luego, la primera brigada de profesionales cubanos comenzó a operar en enero de 2008. “Los resultados de la Operación Milagro son fabulosos; todo el mundo piensa que sólo operamos cataratas, pero no”, aclaró Hernández. Según el especialista, las brigadas se componen de oftalmólogos, internistas, enfermeros, entre otros, porque realizan “cirugías estéticas, de obstrucciones de las vías lacrimales, tumores benignos y malignos, miopía, glaucoma, entre otras”. “Operación Milagro es atención integral”, resumió Hernández. En cuanto a la variedad de cirugías, aclaró que existen desde el comienzo de la Operación Milagro, aunque algunas se fueron incorporando con los años.
Los pacientes que se operan en el Hospital de Ojos llegan de diferentes modos: “Son personas de bajos recursos a las que derivan sus médicos de confianza, también ingresan por diferentes convenios o los encontramos en pesquisas”, pero todos tienen algo en común: “son [personas] de bajos recursos”, remarcó. Las pesquisas a las que se refirió Hernández son recorridos que los profesionales hacen, por ejemplo, en organizaciones de jubilados, en las que detectan pacientes potenciales. Hasta el momento, a través de las pesquisas “se han captado alrededor de 250.000 personas de todo Uruguay”, contó Hernández.
“Les hacemos evaluaciones preliminares e integrales, es un proceso” en el que se hace un grupo de exámenes de laboratorio interconsultas necesarias, una evaluación desde el punto de vista oftalmológico, y finalmente se deriva al especialista, según la patología ocular que tenga la persona. “Siempre trabajamos de forma mixta entre uruguayos y cubanos, somos una familia”, aclaró Hernández”. Si bien la Operación Milagro comenzó en Montevideo, con los años se extendió por varios departamentos.
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Selección y residencia
El proceso de selección de quienes ingresan a trabajar a la Operación Milagro, que actualmente está presente en 59 países, con 25.688 profesionales cubanos, es compartido entre Cuba y el país que los recibe. En los últimos años el convenio no se renovó en tres países: Bolivia, Brasil y Ecuador. En cuanto al motivo, Hernández expresó que los ceses han sido “puras decisiones políticas”.
La Unidad de Cooperación Médica Internacional de Cuba, en conjunto con una red de instituciones cubanas, selecciona el personal que luego viaja a los diferentes continentes, de manera voluntaria. A partir del trabajo y la experiencia que obtuvo en su país, el especialista entra en un proceso de preparación y selección. “Cada lugar tiene formas diferentes, hay países que viajan a Cuba a entrevistar al personal médico, otros no”, especificó el actual jefe de la brigada.
En el caso de Uruguay, 21 médicos cubanos se radican en el Hospital de Ojos por un período que se extiende entre dos y tres años. Además, no se relevan todos en simultáneo, se hace por tandas, principalmente “para que no se genere un bache en la atención”. Según Hernández, las cirugías hacen la pausa más significativa del año entre el 20 de diciembre y el 10 de enero, es en ese momento en el que se hace la mayor cantidad de relevos a la misma vez. Entre 2008 y 2022 han pasado por Uruguay siete brigadas, es decir, alrededor de 160 profesionales.
Los relevos o las incorporaciones también se hacen según las necesidades del Hospital de Ojos y, en la última parte del proceso de selección, interviene Uruguay. “Las brigadas somos un nexo entre el hospital y Cuba; recientemente nos solicitaron un epidemiólogo porque es lo que se necesitaba”, contó Hernández. Además, comentó que si bien en Cuba hay un grupo de médicos especialmente preseleccionados y preparados, los currículum que llegan al Hospital de Ojos los revisa el jefe de la brigada en conjunto con la dirección del hospital.
La documentación solicitada por cada país es diferente. En el caso de Uruguay el principal requisito, además de los documentos de residencia, es la reválida del título en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República. “Llegamos y revalidamos casi enseguida, adherimos a los protocolos uruguayos, participamos en las sociedades científicas, nos incorporamos”, contó Hernández.
En 2019 El País informó sobre un grupo de profesionales cubanos que luego de concluir su período de trabajo en Uruguay, en el marco de la Operación Milagro, intentaron revalidar su título como oftalmólogos para permanecer en el país y poder ejercer, a partir de ese momento por fuera de Operación Milagro. Entre otras cosas, el proceso de revalidación implica que los profesionales se sometan a una prueba en el Hospital de Clínicas. Si ese examen no se aprueba, aunque el profesional tenga la especialidad validada en su país, no puede ejercer la especialidad en Uruguay. Según el informe, seis de los nueve profesionales cubanos que rindieron el examen no lo aprobaron. Según El País, la Cátedra de Oftalmología “consideró que no sabían lo suficiente”.
Consultado por el episodio, Hernández dijo a la diaria que “los programas de enfermería y medicina de Cuba y Uruguay son muy similares, al igual que las tecnologías de cada país”, y que si bien no recuerda “esos casos en detalle”, tiene la certeza de que no interfirieron y que el intento de reválida “no fue parte de la Operación Milagro”.
El recorrido
Aunque el nombre de la cooperación data del año 2000, Hernández contó que las cooperaciones de Cuba con Uruguay y muchos otros lugares comenzaron poco después de 1960.
“En 1962 se fundó el Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas Victoria de Girón, se amplió la matrícula y comenzó un proceso estratégico que fue generando recursos humanos en salud”, que se formaron “en las cinco especialidades básicas de la salud pública: médico, odontólogo, enfermera, tecnólogos y psicólogos”, rememoró Hernández. El proceso fue avanzando con el transcurso de los años y en la actualidad cada provincia de Cuba cuenta con universidades médicas que “brindan la acreditación de cada una de las carreras en las que se forman”, según el jefe de la brigada. La expansión se dio en el marco de una “estrategia política que planifica los recursos humanos en todas las especialidades, basados en los datos de cada región, para cubrir las necesidades del país y de los países a los que viaja a brindar atención”.
“Cuba detectó que sobre todo en zonas carenciadas había personas muy pobres que no veían”, explicó Hernández. Por ese motivo implementó un estudio para solucionar ese problema”, sobre todo porque “la gran mayoría eran personas jóvenes, de entre 50 y 60 años, con enfermedades oftalmológicas reversibles”, agregó. “A partir de esa detección es que Cuba revisó cuántos oftalmólogos tenía, para poder cubrir la cantidad de profesionales que se requería en el país y enviar a los diferentes países a los que llegó”, resumió.
Han pasado más de diez años desde que la Operación Milagro se instauró “en más de 130 países” y, según Hernández, la meta principal de la cooperación médica sigue siendo sostener el “valor humanista”, la “sensibilidad por el paciente” y brindar “recursos humanos de calidad”. Lo que más valora, desde su experiencia, es “el alto grado de satisfacción que muestran los pacientes”. Según Hernández, hay que entender a quienes llegan al Hospital de Ojos: “Son personas de la tercera edad que han sobrevivido a cosas muy complejas como cáncer, trasplantes, accidentes cerebrovasculares; lo que quieren es tener mejor calidad de vida”.
Por último, como profesional y específicamente de Uruguay, valoró que a pesar de que han transcurrido diferentes períodos de gobierno en el país y varios equipos de dirección en el hospital, “eso nunca influyó en el trabajo en conjunto entre los profesionales uruguayos y cubanos que conforman el Hospital de Ojos” y subrayó que “más que equipo, es familia”.