“Creemos que es un derecho humano definir cómo, cuándo y de qué manera se pone fin al sufrimiento”, aseguró a la diaria Clara Fassler, integrante del colectivo Muerte Asistida Digna en Uruguay, una de las delegaciones que asistieron a la Comisión de Salud Pública y Asistencia Social de la Cámara de Representantes para presentar su posición sobre la eutanasia y los proyectos de ley que están bajo análisis.
Este jueves a las 18.30, en el marco de los debates acerca del tema, Empatía Uruguay realizará un evento titulado “Eutanasia: aportes de la sociedad civil para su discusión”, que tendrá lugar en la sala Acuña de Figueroa en el edificio anexo del Palacio Legislativo. El colectivo, que será una de las organizaciones que asistirán, desde hace cuatro años estudia cómo se ha desarrollado la eutanasia en otros países del mundo. Poco antes de que pudieran presentar su propio proyecto de ley, apareció el del diputado colorado Ope Pasquet y, posteriormente, el del Frente Amplio (FA).
Así las cosas, se han encargado de proponer aportes a lo ya escrito y a la unificación de ambos proyectos, que se encaminan a ser tratados en comisión. Según afirmó en diálogo con la diaria el diputado frenteamplista Luis Gallo, “seguramente esta semana va a ser el último repaso general” y luego presentarán el texto unificado. Se estima entonces que a principios de agosto se eleve a la Comisión de Salud y, de aprobarse allí, pasará a la cámara baja y luego al Senado. Debido a la discusión de la Rendición de Cuentas, se tendrá que tratar la eutanasia una vez que se apruebe en Diputados el proyecto presupuestal, por lo que será entre setiembre y octubre.
Si bien hay acuerdo entre los legisladores que redactaron ambos proyectos, desde el FA entienden que el de Pasquet hace “énfasis en eximir de responsabilidad a los médicos”, mientras que el de su fuerza política busca “regular un derecho a la persona que está en situaciones extremas”. ¿Qué se debería priorizar? ¿Cuál sería el mejor ensamble?
El mejor es el ensamble de derechos. El tema de la despenalización queda subsumido en esta historia del derecho. Si hay un derecho en situaciones definidas para que pueda solicitar la eutanasia o la muerte asistida, quien la provee o la ejecuta queda libre de culpa, no hay delito. No son cosas antagónicas; por el contrario, planteárselo como un derecho permite generar un nuevo servicio que sería de eutanasia. Concebirlo así habla además de continuar desarrollando algo que en Uruguay se ha venido haciendo de manera exitosa: la autonomía de las personas frente a los distintos poderes. Se amplían las libertades de la ciudadanía y simultáneamente las del equipo médico.
Se trabaja también en poder garantizar la objeción de conciencia del médico. ¿Creés que tiene que ser un derecho?
Sin ningún lugar a dudas. Estamos en un sistema democrático en el que creo que, así como los pacientes o las personas tienen que tener la capacidad y la libertad para decidir qué hacer con su vida, el equipo médico –no sólo los profesionales, también el personal de enfermería– tiene que tener la posibilidad de decir “hago” o “no hago”. Lo que sí creo que sería conveniente definir es que si alguien es objetor de conciencia, ejerciendo un derecho legítimo, tiene que ser coherente con esta postura y ser objetor de conciencia en cualquier contexto: público, privado, mutualista, etcétera.
Uno de los cambios ya confirmados es la derogación del artículo 46 del Código de Ética Médica, que plantea: “La eutanasia activa, entendida como la acción u omisión que acelera o causa la muerte de un paciente, es contraria a la ética de la profesión”. ¿Es necesaria la derogación?
La primera reflexión que hemos tenido es que es complicado que un código de ética, que necesariamente tiene que renovarse de acuerdo a las transformaciones de las normas y la ética social, que indudablemente se modifica permanentemente, sea una ley, porque una ley es una cosa mucho más prolongada en el tiempo y más rígida, además de que abarca a la sociedad en su conjunto. Segunda consideración: a nivel internacional la Asociación de Medicina Internacional en 2019 cambió su manera de entender la eutanasia y la permite. Una organización, por muy poderosa que sea, como es la corporación médica, tiene que ajustarse a derecho, de manera de que si es necesario que lo cambie, tiene que cambiarlo. De hecho, hay varios temas incluidos en el Código que el Colegio [Médico del Uruguay] está intentando modificar, más allá de este artículo. Esto nos lo dijeron, y veo que desde el Colegio hay apertura y disposición a hacerlo.
Cabildo Abierto (CA) pedirá en la Comisión de Salud que comparezcan 21 delegaciones más, entre ellas la Asociación de Médicos Cristianos y la Asociación Cristiana Uruguaya de Profesionales de la Salud. ¿Qué rol considerás que juega la perspectiva religiosa respecto de la eutanasia?
Que sostengan que la persona no puede definir el fin de su vida es muy coherente, porque está dentro de su concepción de lo que es la vida y de la relación que tiene la vida humana con Dios. Pero son agrupaciones, no es la sociedad en su conjunto. Según una encuesta del Sindicato Médico del Uruguay de hace menos de dos años, un porcentaje altísimo de la población está de acuerdo con la eutanasia. Entonces, así como este derecho no puede quedar de rehén de organizaciones profesionales, tampoco puede someterse a los pareceres, las ideologías o las creencias de algunas agrupaciones. Es cierto que algunas de esas agrupaciones son poderosas y tienen mucha capacidad de incidencia en los medios de comunicación, pero yo tengo la esperanza y la expectativa de que los legisladores tengan la capacidad de discriminar lo que es el sentir poblacional en su conjunto.
¿Cómo visualizás la discusión que se viene dando acerca de la eutanasia entre los legisladores y también en la sociedad civil organizada?
Hemos tenido contacto con algunas bancadas y con algunos legisladores de los distintos partidos, y entendemos que hay diferencias pero también hay apertura a una necesidad que todo el mundo reconoce. Yo confío en que puedan ir más allá de la presión –que es real e importante, dicho por ellos mismos– y resuelvan algo que pueda ser útil para el conjunto de la población. Los legisladores deben legislar en función de los intereses de la población en general y no de grupos de poder.
El diputado del FA Luis Gallo dijo que tanto la eutanasia como los cuidados paliativos son “necesarios e imprescindibles”. ¿Estás de acuerdo? ¿Qué similitudes y diferencias tienen?
Sí, también lo sostenemos. Creemos que cuidados paliativos, eutanasia y muerta asistida son alternativas que la persona tiene que tener para definir qué es lo que quiere en determinadas circunstancias. Ni más ni menos que cómo quiere morir. Y nosotros creemos que es una suerte que existan cuidados paliativos en el país, que deben extenderse, porque cumplen con una tarea importante que es el alivio del sufrimiento y del dolor de la persona que está enferma o está agonizando, pero es una alternativa. Los cuidados paliativos dan respuesta al dolor pero no a 100%, hay un porcentaje importante de casos, aproximadamente entre 17% y 20%, que no dan respuesta al dolor. En ese caso la persona puede y debe tener otras opciones. Hay una falsa oposición que no está generada desde la población, sino por quienes aplican este tipo de procedimientos. Ojalá en el país hubiera cuidados paliativos para todo el mundo, que todos tuvieran la posibilidad de decidir si quieren o no cuidados paliativos u otra forma alternativa de morir.
La diputada cabildante Silvana Pérez señaló que en el interior del país no hay servicios de cuidados paliativos y, de aprobarse la eutanasia, sería la única opción.
A mí me parece que es una ceguera total, porque entonces, ¿vamos a esperar que los cuidados paliativos se desarrollen, de aquí a 15 o 20 años, para ofrecerle a la población la posibilidad de la eutanasia? Creo que son procesos que tienen que ir conjuntamente, de la mano. Las autoridades sanitarias de este país deben entender que tienen que hacer todo lo posible para que la gente tenga la posibilidad de aliviar el dolor, aliviar el sufrimiento y decidir con libertad la forma en que quiere morir. En los países que desde hace 20 años vienen desarrollando tanto la eutanasia como los cuidados paliativos, la cantidad de gente que opta por la eutanasia es muy poca, pero tiene el derecho. En Bélgica la mortalidad es de 2% [del total de los fallecimientos] y en Holanda de 4%.
En síntesis, ¿por qué considerás que es importante que la eutanasia sea legalizada?
Fundamentalmente, porque creemos que es un derecho humano definir cómo, cuándo y de qué manera se pone fin al sufrimiento. La eutanasia es una posibilidad de hacer efectivo el derecho de las personas a poner fin a su vida si deja de ser vivible. Es una forma más de ejercer los derechos humanos: el derecho a definir cómo y de qué manera se quiere morir, porque la vida es de uno y de nadie más.