Comparado con otros países de América, “Uruguay se destaca por sus acciones en cuanto al tratamiento de los [accidentes cerebrovasculares] ACV”, contó a la diaria Ignacio Amorín, responsable del Programa de Salud Cerebral del Ministerio de Salud Pública (MSP), luego de que una delegación uruguaya encabezada por el ministro Daniel Salinas, junto a representantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República y la Sociedad de Neurología del Uruguay, asistiera la semana pasada a varias jornadas con organizaciones vinculadas al tratamiento del ACV en el mundo. Una de esas instancias fue un encuentro interministerial, en el que participaron Salinas y ocho ministros de diferentes países de la región, que se desarrolló en Brasil.

“Lo que se analizó en las jornadas fueron los compromisos que los países acordaron en la Declaración de Gramado en 2018, [un listado de compromisos en relación al ACV]”, resumió Amorín. Pero, en detalle, Uruguay se destacó por varios puntos relacionados a la problemática. “Lo más importante en los avances son las dos posibilidades de tratamiento para los ACV isquémicos”, puntualizó Amorín. El isquémico hiperagudo es uno de los dos tipos de ACV, junto al hemorrágico. Uno de los tratamientos para el ACV isquémico consiste “en destapar las arterias mediante la inyección de una sustancia llamada trombolítico”, agregó. El otro tratamiento disponible y destacado en el encuentro fueron las trombectomias mecánicas, “en las que se debe introducir un catéter en la arteria” para quitar el coágulo, agregó.

Ambas modalidades de tratamiento “están incluidas de forma universal y gratuita para todos los usuarios” y “no se deben costear por el paciente como sucede en gran parte del mundo”, destacó Amorín. “La inyección está incluida en el PIAS [Plan Integral de Atención de Salud] y las trombectomias las cubre el Fondo Nacional de Recursos [FNR]” desde noviembre de 2021. Hasta el momento, el FNR cubrió 50 de estos procedimientos.

Otro de las puntos que se destacaron en el encuentro fueron las metas del sistema de salud uruguayo respecto del ACV. Esas metas “son objetivos que el MSP establece con ciertos estándares de calidad que los prestadores deben brindar -no es obligatorio-” y, si los cumplen, “reciben un pago anual extra, además de las pagas per cápita por cantidad y las características de sus socios”, explicó Amorín. En 2021 la meta 4.9 del listado del MSP se estableció en base a mejoras en la atención de usuarios que sufren ACV. “Se asocia a un cobro que oficia como un estímulo, produjo efectos muy beneficiosos”, valoró. Según Amorín, el MSP destina seis millones de dólares anuales a este tipo de compensaciones.

El último reconocimiento que tuvo Uruguay fue la autorización de Presidencia para implementar la modalidad de atención de puerta universal y gratuita para pacientes que sufran un ACV, aprobada el viernes. La nueva disposición determina que cualquier persona que sufra un ACV será tratada en el centro de salud más cercano independientemente del prestador al que esté afiliado.

Lo que sucedía hasta el momento era que si una persona sufría un ACV y se determinaba su derivación a un centro de salud cercano, los directores técnicos debían comunicarse y acordar el traslado previamente. “Eso era un despropósito, sobre todo si la persona estaba en un departamento que está a horas de distancia de su prestador” porque el traslado implicaba salir de la ventana terapéutica para tratar el ataque y destapar la arteria, “que son cuatro horas y media”. Pasado ese período de tiempo, hay una gran posibilidad “de que el problema sea irreversible”.

Con la nueva disposición aprobada el único requisito para que el centro de salud pueda recibir al usuario es que sea parte de la lista de centros que el MSP define como centros de trombosis para tratar un ACV.

En la actualidad los centros que conforman el listado son 19 y están distribuidos en Montevideo y en diversos departamentos del interior del país. “La selección la hizo el MSP con un estudio realizado en conjunto con la Facultad de Medicina, financiado por el BID [Banco Interamericano de Desarrollo]”, explicó Amorín. Luego del estudio, el MSP “agregó algunos centros más en función de una devolución de los directores de salud de cada departamento”. Según Amorín, el listado es dinámico y puede variar según los avances de los centros. Una de las claves es que el centro cuente con un tomógrafo y recursos humanos preparados, entre otras cosas.

Por último, el responsable del programa contó que se decidió que el próximo evento internacional sobre ACV sea en Uruguay, en 2023.

En 2020 el MSP presentó el Programa Nacional de ACV, un protocolo que reúne un conjunto de pautas generales y de validez nacional para el abordaje del ACV. A partir del documento, cada prestador de salud genera sus propios protocolos.

En cuanto a las cifras, según los registros del MSP correspondientes a 2020, el último año hubo 4.247 casos y la mortalidad fue de 50,7% cada 100.000 habitantes. “La hipertensión, el tabaquismo, la diabetes y la obesidad” son algunos de los principales factores de riesgo, “todos modificables”, “por eso seguimos insistiendo en la prevención”, acotó Amorín. Agregó que lo único no modificable es la edad: “Cuanto más edad, más probabilidad de sufrir un ACV”, concluyó.