El Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico (CIAT) que funciona en el Hospital de Clínicas, y es parte del Departamento de Toxicología de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, recibe aproximadamente 11.000 consultas por año, de parte de usuarios pero también intrahospitalarias, es decir, de los propios profesionales médicos o de quienes están en formación.

El centro, además de la policlínica toxicológica general, cuenta con unidad laboral y ambiental, unidad pediátrica, unidad de consumo de drogas y laboratorio. Cada sector trabaja a corto o largo plazo sobre diferentes sustancias, consultas y gestiones. Es un área que suele incluirse en la mayoría de los hospitales y que en Uruguay es atendida por médicos especializados en toxicología, algo que no es tan frecuente.

Las dudas o pedidos de asesoramiento por intoxicación varían según la época del año, aunque otras mantienen la demanda de forma continua. En diálogo con la diaria Carolina Juanena, especialista en toxicología clínica y profesora adjunta del departamento, explicó algunas causas de intoxicación en relación con la época, de qué formas procede el centro y cómo trabaja.

Por ejemplo, en verano, las intoxicaciones pueden originarse por ingerir determinado tipo de alimentos. Primero, puede haber “colonización bacteriana”, es decir, que una bacteria “genere alguna de las toxinas que descomponen los alimentos”, sobre todo cuando no están preservados en condiciones adecuadas. Por otra parte, “por el tipo de balnearios que hay en Uruguay”, también se puede dar una intoxicación por ingesta de moluscos bivalentes, por ejemplo, mejillones, berberechos y todos lo que son ostras y se ven incluidos en la marea roja, un período en el que se genera “una toxina que se libera en el agua” y que luego los moluscos contienen en la carne.

Otros escenarios de intoxicación se relacionan a que en verano, al igual que en primavera, se incrementan las actividades al aire libre, por ejemplo, en zonas rurales o campamentos, que incluyen la exposición a los “hábitats naturales de los ofidios”. Según Juanena, las mordeduras de estos animales provocan intoxicaciones. También es época alta de “arañas y arañas venenosas”.

Las aguas con las que se tiene mayor contacto en períodos de altas temperaturas pueden afectarnos, pero “es importante diferenciar” intoxicación de contaminación bacteriana. Si bien algunos síntomas pueden ser similares, el agua no suele intoxicar. Lo que sí se relaciona con lo tóxico son las “floraciones algales” porque liberan toxinas.

“Las más conocidas son las cianobacterias”, un tipo que se ha vuelto “habitual” en los veranos de los últimos años, porque ha tenido una significativa presencia en varios balnearios de la costa.

Los síntomas de la intoxicación “dependen del origen”, aclaró la especialista. Si se trata de ingesta de alimentos, la sintomatología suele ser digestiva, entre ellos, náuseas, vómitos, diarrea. Pero, “según la toxina”, también puede haber algún síntoma neurológico que provoque “disminución de la fuerza o parálisis muscular”, lo que sucede, por ejemplo, ante algunas formas de la marea roja. Por otra parte, las cianobacterias “generan irritación de ojos y garganta”. El riesgo más grave por estar intoxicado sucede cuando se presentan cuadros hepáticos.

Las intoxicaciones en verano también se incrementan a causa de “algunas drogas” que se consumen más de lo habitual, por ejemplo, el alcohol, debido a la mayor concurrencia a eventos o fiestas. Asimismo, la exposición a plaguicidas por las fumigaciones que se realizan en la época aumenta las intoxicaciones.

Otras causas

Hay otras intoxicaciones, sobre todo las “intencionadas”, que suceden indistintamente, en cualquier momento del año. “Las intoxicaciones por fármacos son las más frecuentes”, indicó Juanena. De estos, “los psicofármacos”, que además generan efectos psicoactivos, son el origen más común. Dentro del grupo “hay varias familias”, pero los más involucrados en las que tienen “un fin suicida” son las benzodiacepinas, “sobre todo el diazepam”, que es uno de los más utilizados.

Por otra parte, Juanena remarcó que el paracetamol, un analgésico de venta libre que fue utilizado colectivamente y que se recomendó bastante durante la pandemia por covid-19, “es una de las intoxicaciones con intención suicida que van en crecimiento en Uruguay y en el mundo”. Agregó que, “en dosis altas o tóxicas, es muy desfavorable”, sobre todo para el sistema hepático.

En cuanto a otros orígenes, comentó que algunos accidentes ambientales que “suelen involucrar a niños” y “errores con medicamentos”, ya sea porque se confunden las dosis o por problemas propios del sistema de salud, se mantienen durante todo el año, al igual que las consultas por ingestas de productos de uso doméstico, por ejemplo, de limpieza o combustible. Lo mismo sucede con las intoxicaciones ambientales relacionadas a lo laboral, ocasionadas “por sustancias químicas en general”.

Las secuelas que pueden quedar luego de padecer este tipo de cuadros “dependen del tóxico que esté involucrado”, pero, por lo general, “son cuadros autolimitados”. Algunas intoxicaciones dejan secuelas, muchas otras tienen “tratamientos específicos con antídoto”, por ejemplo, las mordeduras o la intoxicación por paracetamol. En otras, sobre todo las de los pacientes que llegan a emergencia, se tratan los síntomas.

Como suelen ser “síntomas inespecíficos”, la especialista comentó que “es importante” que, ante una aparición abrupta de síntomas, luego de ingerir un alimento diferente o de preparación dudosa, o ante la exposición en agua que tenía alguna alteración, “hay que consultar y comentarlo para descartar o tratar una eventual intoxicación”.

Si se sospecha de alguna intoxicación, se puede consultar al CIAT llamando al 1722 y será atendido en cualquier momento por el médico de guardia, que permanece las 24 horas. Pero si se sospecha “exposición a sustancias tóxicas” en el trabajo o en el entorno ambiental, se debe llamar al 2480 4000, de 9.00 a 14.00.