Hace por lo menos dos semanas que las infecciones respiratorias leves y graves tomaron cierta relevancia en el sistema de salud y en el aumento de las consultas e internaciones, en sala y en los centros de cuidado intensivo (CTI). Según lo anunciado por varias autoridades sanitarias, la situación actual no es igual a la de todos los inviernos, de hecho, la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) declaró julio como “feriado quirúrgico”, es decir que durante todo el mes se realizarán sólo intervenciones quirúrgicas urgentes y de pacientes oncológicos, para evitar saturar el sector y contar con lugares libres para pacientes con afecciones respiratorias.

Si bien las infecciones respiratorias son frecuentes en los meses de temperaturas más bajas, este año los cuadros presentan varias diferencias. Las personas perciben que transitan tanto las gripes como los resfríos un tanto “más fuertes” que años anteriores, cuesta más la recuperación y los síntomas son más intensos. Aunque se puede considerar el cambio en la afección como “consecuencia” de haber estado infectado por alguna cepa de la covid-19, la ministra de Salud Pública, Karina Rando, explicó que lo que sucede es que durante la pandemia las personas conservaron el distanciamiento por un tiempo considerable, lo que en consecuencia generó que ahora, en uno de los primeros inviernos bajo la “nueva normalidad”, que implica volver a compartir infinidad de espacios, los virus encuentren los organismos “más débiles”.

Lo cierto es que el aumento de casos cobró mayor relevancia en la población pediátrica. Al notar el escenario, se tomaron algunas medidas: se amplió la capacidad de los centros de salud, se adelantaron las clásicas vacaciones de julio, cuyo origen es sanitario, y organismos como la Sociedad Uruguaya de Pediatría (SUP) rápidamente emitieron algunas recomendaciones, entre ellas, resguardar sobre todo a los menores de dos años del frío, espacios húmedos y/o hacinados, evitar el contacto con adultos infectados y consultar a un médico ante algunos síntomas como malestar general, fiebre, falta de apetito y dificultad para respirar.

En niños y niñas, sobre todo el virus sincitial respiratorio, uno de los que actualmente tiene mayor circulación, presenta síntomas propios de un resfriado, pero en lactantes y menores de dos años suele complicarse más que en adultos y genera un cuadro pulmonar que demanda atención inmediata (para evitar que el cuadro avance) y oxigenación.

Entre oxígeno y dibujos

La pandemia nos acostumbró a hablar sobre los CTI casi todos los días, de hecho, en los reportes diarios con la cantidad de casos que el gobierno emitió durante largos meses, incluían la cantidad de camas ocupadas en CTI. Muchas veces el área se saturó, se requirieron ampliaciones y luego, cuando el panorama mejoró, también fue un indicador que marcó que la situación se descomprimía.

Lo común fue hablar de cuidados intensivos de adultos, porque afortunadamente la población pediátrica no fue mayormente afectada por ninguna de las cepas del coronavirus y, por lo tanto, los casos graves en Uruguay fueron los menos, contrario a lo que sucede ahora con las infecciones respiratorias.

Para conocer cuál es el panorama en un CTI pediátrico, la diaria visitó al que se ubica en uno de los policlínicos del Casmu, inaugurado en marzo de 2022.

Al ingresar todo es colores, no hay paredes blancas como en casi cualquier sanatorio u hospital. Los tonos son todos pastel, según explican los especialistas que se desempeñan allí, eso intenta generar tranquilidad en los niños y niñas cuando despiertan, seguramente también se la generen a las familias que acompañan. También hay dibujos que se observan desde el pasillo de entrada, están en las puertas, son grandes y muy coloridos.

El personal de salud también viste uniformes de colores y dibujos. En cada actitud se escucha y se ve que todos intentan dar lo mejor de sí en un espacio que sin dudas lo requiere. Allí trabajan un médico y una licenciada en enfermería cada seis pacientes, una enfermera cada dos o tres pacientes, y otros especialistas que requiere el tratamiento, por ejemplo, fisioterapeutas y cardiólogos. No es menor el trabajo de economato, que provee de todo lo necesario.

Si se mirara alrededor y no se escuchara, parecería un sector pediátrico cualquiera, en efecto, se divide “en salas” y no está separado por vidrios como la mayoría de los CTI de adultos, pero el sonido de las máquinas que marcan la cantidad de oxígeno y el pulso de los pacientes basta para entender que se está en un espacio de cuidados intensivos.

A la derecha están las salas, a la izquierda el sector neonatal y una isla en la que los médicos coordinan, chequean documentación, toman decisiones y miran, en los monitores, cómo está cada sala.

La primera habitación está vacía, son las únicas dos camas libres, el resto está lleno de bebés y niños pequeños, ninguno tiene más de tres años. En las salas también hay colores cálidos y dibujos en las paredes y en el techo, en algunas entra la luz del sol, en otras está oscuro, seguramente para acompañar el descanso. En una sala en la que la luz es tenue, una mamá les dice a las enfermeras que su bebé “hace rato está inquieto”, la enfermera que se acerca le chequea el oxígeno e intenta calmarlo. Según le comenta, la inquietud es “buena señal”.

“Todo está pensado para generar un buen ambiente”, cuando se diseñó el CTI hubo una arquitecta que “nos ayudó a definir detalles para eso”, contó a _la diaria _ Marianela Arévalo, la jefa de Neonatología, quien mientras conversó con este medio, no dejó de observar a los pacientes, chequear análisis clínicos y prestar atención a cada consulta, porque como es lógico, no son cuestiones que deban esperar.

Arévalo explicó que el CTI pediátrico recibe a pacientes de entre 30 días y 15 años, y habitualmente cuenta con seis camas que en función del pico de casos aumentaron a ocho, aunque por el momento dos continúan libres. A su vez, hay cuatro camas más para quienes “van mejorando” y salen de la situación crítica, es decir que el espacio entre el CTI y el “intermedio” ahora tiene 12 camas en total, diez ocupadas. Casmu tiene “30.000 socios pediátricos”, pero a ellos se suman los de otras instituciones. Según Arévalo, los últimos días se incorporaron por infección respiratoria aguda pacientes de otros prestadores privados y de ASSE, por eso se amplió el sector.

Asimismo, detalló que “el paciente que más llega a cuidados intensivos, sobre todo a causa del virus sincicial respiratorio, es el lactante”, porque la infección hace que “uno de sus sistemas más vitales”, el respiratorio, “pierda estabilidad” y requiera que “se estabilice rápidamente”, debido a que a medida que la insuficiencia respiratoria avanza, el cuadro se vuelve “cada vez más grave”. En principio, todos requieren oxígeno, pero la graduación y “otro tipo” de cuidados depende de cada paciente.

Cuando se contrae la infección, “muchas veces alcanza” con cuidados domiciliarios, como la aspiración de secreción nasal, entre otros, pero cuando “la falta de apetito y otro síntomas continúan”, se requiere internación en sala de pediatría, y si el cuadro empeora, pasa a CTI, porque precisa “tratos más especiales”, acotó.

En cuanto a los tipos de oxígeno, explicó que en primera instancia se administra lo que se denomina “oxígeno de alto flujo”, para el que se utiliza máscara. La segunda opción es la “ventilación no invasiva”, que también es con máscara, aunque un tanto más “fijada” al rostro”; la última opción es para quienes requieren aún más oxígeno, a los que se les aplica ventilación. El nivel de oxígeno administrado “depende del niño y de muchas circunstancias”, por ejemplo, si tienen patologías previas y el “estado” de sus defensas.

Evidentemente, cada paciente mejora o se complica; si presenta mejoras, el período en CTI es de al menos cinco días, que empeore depende de muchos factores. Además de eventuales patologías previas, durante la internación el paciente se ve expuesto a virus intrahospitalarios y otras cuestiones como “la presión que reciben los pulmones”, que pueden hacerlo desmejorar.

En tanto, ante la comparación del virus sincicial con la covid-19, Arévalo dijo que “en niños el virus que ahora circula presenta mayor morbilidad” que el coronavirus por “las complicaciones que presenta”. Recordó que durante la pandemia la población pediátrica no fue la más afectada. En este sentido, recomendó “tomar conciencia” ante el panorama actual y entender que una infección respiratoria puede llevar a un estado crítico, pero a su vez, se puede “disminuir su prevalencia” con ciertos cuidados. Para resguardar a los más pequeños recomendó evitar el contagio de los adultos, sobre todo, que no hagan visitas o mantengan contacto estrecho si presentan síntomas respiratorios.

Menor ocupación

La ocupación de CTI por infecciones respiratorias graves de adultos es diferente a la pediátrica. En principio, es bastante menor y varía mucho según cada centro de salud.

A modo de ejemplo, en el CTI azul del Casmu al que accedió la diaria, la situación es absolutamente más leve que durante la pandemia, se nota en la tranquilidad con la que los equipos de salud trabajan.

En la actualidad, están ocupadas las 12 camas de la unidad, pero sólo aproximadamente la mitad de los pacientes tienen infección respiratoria. Para adultos, en este edificio el Casmu cuenta con tres CTI más: el blanco, el verde y el rosado, así se distinguen por sus azulejos. En total, la capacidad es de 56 camas, y próximamente se habilitarán seis más, que ahora están en etapa de construcción.

Los funcionarios cuentan que un buen número de pacientes son de ASSE y que, si bien la capacidad está completa por diferentes patologías, por el momento, los virus respiratorios no son una preocupación.

Algo similar sucede en el CTI de adultos del sanatorio Juan Pablo II del Círculo Católico, al que también accedió la diaria. En dos áreas la capacidad está completa, pero no a causa de las infecciones respiratorias, que sólo representan un porcentaje. La isla para pacientes que requieren aislamiento de una de las salas está preparada para ingreso, pero está vacía. En este sector los médicos deambulan higienizando, controlando y haciendo estudios, muchos pacientes están despiertos y atentos a los procesos que les realizan.

Según información del prestador, este viernes en los CTI de adultos la ocupación oscilaba entre el 75% y el 80%, la mitad son pacientes con infección respiratoria. La situación del área pediátrica sí es similar a la del Casmu: la ocupación es del 85%, y el 100% están por infección respiratoria; a su vez, en el área neonatal la ocupación es del 50%, y el 40% cursa infección.

El Círculo Católico aclaró que en todas las áreas de cuidado intensivo hay camas libres y que no todos los pacientes internados son de la institución, que vende servicios al sector público y privado. La situación “es variable”, este viernes “disminuyeron” las consultas en la emergencia pediátrica de la institución.

En el sector público el panorama es igual al sector privado en cuanto a los pacientes pediátricos, hace varios días se amplió el CTI y las salas de internación del Hospital Pereira Rossell, y tiene una gran demanda, pero es distinto en el sector de adultos.

La situación se monitorea por regiones. Si bien el prestador público informó que en los últimos días la ocupación por infecciones respiratorias graves fluctúa entre el 90% y el 100% tanto en CTI pediátrico como de adultos, este viernes la diaria supo que en el Hospital Maciel y en el Hospital Español el porcentaje de pacientes en CTI por infección respiratoria es bajo y en ambos aún hay algunas camas libres.

En tanto, la diaria visitó el área de Cuidados Intensivos del Hospital de Clínicas, en la que observó una situación similar. Además, William Manzanares, director del CTI, explicó que particularmente en el Hospital de Clínicas, Cuidados Intensivos tiene un ingreso anual aproximado de “800 pacientes”, de los cuales “ocho de cada diez requieren ventilación invasiva”.

Actualmente, no varió demasiado. Hay 23 camas ocupadas y tres son pacientes con infección respiratoria. Para Manzanares, el pico de casos no impactó en este centro, ya que en el último mes la ocupación media fue del 88%, cuando habitualmente es del 86%, o sea, casi la misma, y los ingresos diarios se mantienen entre tres y cinco.