En enero de este año, el Fondo Nacional de Recursos (FNR) incorporó la cobertura de un nuevo medicamento para tratar algunas enfermedades intestinales inflamatorias, afecciones que son cada vez más frecuentes. Si bien aún no hay datos concretos de Uruguay respecto de algunos indicadores, como incidencia y prevalencia, en el ámbito clínico los especialistas notan un claro aumento de los diagnósticos, señaló en diálogo con la diaria Ximena Rodríguez, gastroenteróloga e integrante del Servicio de Gastroenterología del hospital Maciel.

Rodríguez se refirió a dos de las enfermedades intestinales inflamatorias más frecuentes: la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Según la especialista, las dos son patologías con causa multifactorial y predisposición genética, pero su desarrollo también tiene que ver con el estado de la flora intestinal, y su incidencia ha ido aumentando durante los últimos años. Esto responde a que cada vez se reconocen más, pero también “hay estudios que muestran” que hay más casos nuevos y más casos diagnosticados.

Las dos afecciones en general aparecen en los adultos jóvenes y su pico de incidencia es entre los 20 y los 30 años, por lo tanto, las personas suelen convivir “largo tiempo con ellas”, señaló Rodríguez, a la vez que apuntó que “afecta casi por igual a hombres y mujeres”. En cuanto al diagnóstico, explicó que “en un gran número de pacientes, en un principio y durante mucho tiempo, puede no saberse exactamente si se trata de una enfermedad o la otra” ya que son “muy similares” en cuanto a las formas de manifestarse.

La especialista explicó que la colitis es una afectación del colon que tiende a alterar el órgano, pero a “respetar bastante” el resto del aparato digestivo. En tanto, la enfermedad de Crohn “puede afectar el colon, el intestino delgado y cualquier parte del tubo digestivo”.

En cuanto a los síntomas, en la colitis hay sangrado por el intestino, que se acompaña de diarrea. La enfermedad de Crohn, como puede afectar otras partes del intestino, a veces no provoca sangrado pero sí puede generar diarrea “de más tiempo de evolución”, acompañada de dolor en el abdomen y otros síntomas, aunque “depende de la parte del intestino en la que se manifieste”.

Es “cada vez más frecuente” que las dos enfermedades, por su complejidad y por el momento de la vida en el que se manifiestan, sean tratadas por equipos multidisciplinarios que evalúan las patologías desde especialidades como la gastroenterología, cirugía, medicina interna, psicología y nutrición.

Consultada sobre la incidencia de la alimentación en el desarrollo de estas y otras enfermedades intestinales inflamatorias, Rodríguez sostuvo que “los cambios en las formas de alimentarnos” y en los alimentos que consumimos es algo que “se está estudiando cada vez más”, y aunque todavía “no hay nada que marque algo específico que sea un factor de riesgo para desarrollar ciertas enfermedades”, hay indicios que marcan que lo que comemos y la forma en que lo hacemos tienen incidencia en estas patologías.

Si bien son enfermedades que “no tienen cura”, se puede frenar su avance. Que el diagnóstico sea precoz, junto al uso de los medicamentos que se han ido incorporando durante los últimos años, ayuda a evitar la progresión de la enfermedad y las consecuencias que pueda tener, explicó Rodríguez.

Sobre la medicación, la gastroenteróloga detalló que están disponibles los aminosalicilatos y los inmunosupresores “clásicos” como la azatioprina, los cuales, a pesar de las incorporaciones de los últimos años, siguen siendo “muy utilizados y eficaces” en muchos casos. Para los casos que “no son suficientes”, hay medicamentos biológicos y “pequeñas moléculas” que “pueden ser muy útiles”.

La diferencia de los medicamentos biológicos es que actúan bloqueando diferentes caminos del sistema inmune que llevan a la inflamación intestinal. Estos son medicamentos de alto costo, y en Uruguay, desde hace aproximadamente una década, el FNR cubre tres para la colitis y dos para la enfermedad de Crohn. La última incorporación al FNR se realizó en enero y es útil para las dos enfermedades.

Por último, Rodríguez aclaró que existen otros que son útiles, pero que el FNR aún no financia, por lo tanto, por el momento los pacientes acceden a ellos a través de recursos de amparo.