Diferentes instituciones, varias de ellas vinculadas a la educación y nucleadas en la Universidad de la República (Udelar), como el Grupo de Comprensión y Prevención de la Conducta Suicida, y organizaciones de la sociedad civil, como Resistiré, inauguraron este martes en la plaza Independencia una intervención urbana vinculada al suicidio, denominada La última foto, bajo las consignas “hablemos” y que “nadie luche en soledad”.
Allí se colocaron cinco cubos con las últimas fotos de personas que se suicidaron. Las estructuras, que permanecerán en exposición hasta el viernes, también contienen mensajes e información sobre el suicidio desde una perspectiva que contempla a los familiares, cifras de los últimos diez años y las líneas de ayuda telefónica de prevención (0800 0767 o *0767 y 0800 1920 para solicitar apoyo emocional).
La exposición recorrerá otros puntos de la ciudad y algunos lugares del interior del país. En principio, estará en la plaza Independencia hasta el próximo viernes, luego se instalará en el parque Rodó desde el 11 hasta el 13 de mayo y en el Palacio Legislativo desde el 14 al 17 del mismo mes.
La propuesta se originó en una de las varias campañas de Campaign Against Living Miserably o Campaña contra La Vida Miserable, una organización sin fines de lucro que surgió en Londres, Reino Unido, y se dedica a prevenir el suicidio y promover la salud mental. En Uruguay se replicó por iniciativa del grupo interdisciplinario de prevención que se consolidó en 2012 con investigadores de diferentes disciplinas, y también mantuvo durante muchos años una estrecha alianza con la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) y Resistiré, grupo que desde 2012 se centra en la prevención del suicidio desde las experiencias de los familiares a través de grupos de apoyo, charlas y talleres a jóvenes, padres y educadores. El Centro de Fotografía de Montevideo (CdF) propuso el formato de la estructura para generar un formato “cercano”.
Los que sobreviven
En diálogo con la diaria, Gabriela Novoa, psicóloga y magíster en psicología clínica, psicoterapeuta psicoanalitica y exintegrante de la Dirección de Salud Mental y Poblaciones Vulnerables de ASSE, explicó que la intervención se comenzó a trabajar en julio de 2022 a raíz del impacto que generó que el Ministerio de Salud Pública diera a conocer que en el último año en Uruguay se habían suicidado más de 800 personas.
A partir de esa cifra, y con base en la propuesta de difusión de las fotos que ya era conocida por el grupo de prevención, se contactaron con el CdF y finalmente el 9 de enero de 2023 se comenzó con la recolección de fotos. Se realizaron diferentes reuniones con quienes elaboraron la campaña original en Reino Unido y se comenzó a buscar a quienes tenían familiares o personas de su entorno que se habían suicidado.
Ceder la imagen es “uno de los componentes de la campaña”, otro objetivo es que los familiares y el entorno “tengan voz y no queden como víctimas de una situación” y que como protagonistas puedan decir “en qué estamos fallando como sociedad”. “Estamos seguros de que hablando sobre lo que nos sucede podemos conectarnos y reducir” el suicidio, indicó Novoa.
Como eslogan se acordó “Hablemos”, en el entendido de que es el mensaje más adecuado para los uruguayos. La posibilidad de hablar y expresar “es importante para las familias porque en su entorno hay mucho estigma” y la idea es “correr ese velo”, apuntó la especialista. Por último, consultada sobre cómo ha evolucionado Uruguay en el tratamiento del suicidio y cómo se consideran las cifras, Novoa consideró que en Uruguay se instaló “mucha política pública” pero que el problema está en que en los países que bajaron las tasas de suicidio “hubo una sintonía de la sociedad civil y los organismos del Estado”, y “acá todavía estamos muy tibios”, concluyó.
Para la campaña se reclutó a 79 familias, 20 cedieron las imágenes y finalmente 11 cumplieron con los derechos de imagen y los permisos correspondientes para estar en la exposición. Las fotos “no son un homenaje, son una forma de contactar con ese ser humano”, agregó la psicóloga.
“Hablar y observar al que está al lado”
Este martes hubo otras fotografías que los familiares llevaron consigo, aunque no estaban en exhibición. Una de esas personas fue Yaravi Roig, cuya nieta se suicidó cuando tenía 19 años, en 2016. Roig, quien además es fundadora de la organización Resistiré, dijo a la diaria que “la última foto es la manera de dar a conocer que no todas las personas que se van a suicidar dan indicios” y que pueden pasar por distintas fases emocionales.
Agregó que “los familiares muchas veces no se dan cuenta de lo que sucede”. Hay que “hablar y observar al que está al lado, que puede estar pidiendo ayuda y no se la damos”, sostuvo. Sobre los familiares, dijo que es necesario ayudarlos “a liberarse de la culpa, que los persigue durante mucho tiempo, tal vez toda la vida”. Por cada persona que se suicida sobreviven “por lo menos cuatro”, por eso se intenta “buscarlos” y reducir el estigma que se genera a su alrededor, explicó Roig, y resaltó que a causa de ese estigma “fue difícil conseguir familiares que participaran en la intervención”, en un universo enorme de sobrevivientes.