La psicóloga Aracelis Delgado es quien ha estado en la dirección del área de salud de la Intendencia de Canelones durante los dos últimos períodos de Yamandú Orsi al frente de la comuna. En los últimos meses de la gestión, en diálogo con la diaria, la directora repasó los programas que se implementaron durante los últimos años y las principales carencias sanitarias en el departamento.
Hizo especial hincapié en la “crítica” situación de la salud mental a nivel departamental y local. El consumo de psicofármacos, las demoras a las que se exponen los usuarios tanto en el nivel público como privado y la falta de fortalecimiento del primer nivel de atención son algunos de los puntos que la directora considera que hay que mejorar.
Sobre los programas incorporados en el departamento canario, agregó que si bien no son competencia de la intendencia, se implementaron de acuerdo a la demanda de la población, que también participó en la toma de decisiones en cuanto a las prestaciones que se optó por brindar.
¿Cuáles son los temas de salud del departamento que requirieron atención inmediata al asumir la dirección del área?
En principio se trabajó sobre las especificidades de las necesidades vinculadas al territorio, con la finalidad de atender casos y poblaciones puntuales. Muchas veces las políticas que surgen desde la centralidad o desde el ámbito nacional no aterrizan de la mejor manera en el territorio, dentro de esto apostamos a generar diagnósticos locales. Por ejemplo, se desarrolló el programa Planes Locales de Salud, que nucleó a las instituciones locales, departamentales, nacionales, los prestadores de salud y la comunidad.
¿Cómo intervino la comunidad?
Los diagnósticos surgieron de muchos intercambios. Muchas veces las personas demandaban políticas para jóvenes en territorios con un porcentaje de adultos mayores muy alto; al final entendieron que había otras necesidades tal vez no detectadas. De los planes locales también surgieron los grupos motores de salud, que son grupos locales, integrados por vecinos, donde se siguen trabajando los temas de salud con la comunidad.
¿Qué otros programas se implementaron?
La pandemia fue un momento que complejizó la situación y requirió aumentar los recursos. Aun así, surgió el programa Salud en tu Barrio. Como la gente no podía salir de sus casas, armamos equipos compuestos por médicos y psicólogos que fueron a los hogares a detectar factores de riesgo para la salud física y mental. Nos encontramos con un panorama triste, como pases urgentes que no habían sido gestionados, tratamientos crónicos interrumpidos.
En 2023 se implementó Canelones Salud Integral. ¿Qué implicó?
A Salud Integral se incorporaron muchos servicios ya existentes, entre ellos Salud en tu Barrio, a través del cual se visitó a 1.800 familias entre marzo y octubre de 2023. La primera valoración de salud integral fue durante esos ocho meses. Se detectó que hicieron uso del programa casi 28.000 personas, que en la actualidad seguro pasan las 30.000, los servicios son 19 en total, cuentan con 58 funcionarios técnicos y no técnicos en territorio. También hay algunos porcentajes, por ejemplo, que de las personas que pasaron por salud integral el 89% son usuarios de [la Administración de los Servicios de Salud del Estado] ASSE, el resto de prestadores privados. En cuanto a género, el 69% son mujeres y el 31% hombres. A su vez, el 46% de quienes se atendieron fueron derivados al sistema de salud, al 47% se le hizo un seguimiento posterior y el 7% fue acompañado a la emergencia en la consulta. Una cifra que llama la atención es que el 59% fueron derivados al sistema de salud por salud mental, las derivaciones más urgentes tienen que ver con salud mental.
Por la demanda entiendo que es un programa importante para el territorio.
Sí. No debería ser lo normal, las personas deberían tener acceso rápido cuando necesitan atención. En este caso nos hicimos cargo de gran parte de la atención porque entendemos que hay una situación compleja en el departamento. La intendencia se puso esto al hombro para amortiguar la situación de la salud que tenemos hoy. Durante la última gestión la intendencia invirtió aproximadamente diez millones de pesos en salud.
Salud mental
Como psicóloga de profesión, ¿cómo ves la situación de la salud mental en el departamento y en el país?
En salud mental la situación es aún peor porque implica un costo económico y también emocional. La veo con mucha preocupación, me preocupa el no acceso a la salud mental. En el ámbito privado es un poco mejor porque la demora es de unos meses menos. Tenemos un altísimo consumo de benzodiacepinas, tanto en Uruguay como en el resto de América Latina. Consumimos muchos psicofármacos, es una contradicción con las cifras de suicidios que tenemos.
En este período hubo una inversión importante en la materia y además el Ministerio de Salud Pública (MSP) tomó otras medidas, como la reducción en el costo de tickets para los psicofármacos más consumidos. ¿Te parece que eso cambió algo el panorama?
Las políticas públicas de salud mental se han hecho por partes. Las campañas que se hacen llaman a que la gente consulte, pero en el sistema se encuentra una carrera de obstáculos que se suman a las demoras. Por la demora ocurren cosas; a veces indica un medicamento el médico general, por ejemplo, algo con lo que no estoy de acuerdo. En el sector privado se aplican formas de recepción algo cuestionables, entre ellas el comité de recepción. Eso desestimula mucho la consulta.
¿Qué hay que hacer para mejorar estos aspectos?
Hay que ampliar los equipos de salud del primer nivel de atención con la incorporación de diferentes profesionales que se especializan en salud mental, incluso enfermeros. Las políticas de salud mental hasta ahora se han hecho de a pedacitos.
Según los datos preliminares, durante el último año hubo una baja en los suicidios. Desde el MSP sostienen que las políticas implementadas surtieron efecto. ¿Estás de acuerdo?
La baja de suicidios no se puede afirmar en la canilla libre de psicofármacos, no es una sola la causa. En cuanto a los recursos [económicos], creo que hay que analizar mejor los resultados de los 20 millones de dólares; eso no movió la aguja, por lo menos lo percibimos así quienes estamos en contacto con la población. En Canelones implementamos consultas psicológicas individuales en el marco del Programa de Salud Integral y se desbordaron desde el primer día. Se pide asistencia a gritos y no hay una respuesta. Tal vez hay que distribuir los recursos de otra manera. En este período el primer nivel de atención se debilitó.