Este año, la consigna que la Organización Mundial de la Salud (OMS) eligió para el Día Mundial de la Seguridad del Paciente, que se conmemora este martes, “mejorar el diagnóstico para la seguridad del paciente”, con el lema “Diagnósticos correctos, pacientes seguros”.
El diagnóstico, que es la determinación del problema de salud que atraviesa una persona, permite brindar atención y tratamiento oportuno, y, según la OMS, se considera que se comete un error, por ejemplo, cuando no se consigue explicar un problema de salud “correctamente y a tiempo”, porque el diagnóstico se retrasa, es incorrecto, no se efectúa o no se comunica la información al paciente.
Según la OMS, se puede mejorar considerablemente la seguridad en el diagnóstico trabajando los problemas sistémicos y los factores cognitivos, que pueden generar los errores más frecuentes. Los factores sistémicos son aspectos que predisponen a cometer errores, entre ellos, la falta de comunicación entre el personal de salud o entre este y el paciente, la sobrecarga laboral y las deficiencias del trabajo en equipo. En tanto, los factores cognitivos se relacionan con la formación y la experiencia de los médicos, el cansancio y el estrés, entre otros.
Son diversos los estudios que abarcan el error médico, y los resultados de los análisis son distintos, pero, en general, marcan que el error médico puede ir entre 4% y 16%, aunque varía en cada país, así como la rigurosidad de los reportes.
Buenas prácticas para el uso de medicamentos
En el marco del recordatorio sobre la importancia de las buenas prácticas en la atención, el Ministerio de Salud Pública (MSP) presentó sus recomendaciones para el uso seguro de medicamentos LASA, que son aquellos que se parecen en sus presentaciones y en sus nombres, y de alto riesgo, una guía que se elaboró en el Departamento de Calidad de Atención y Seguridad del Paciente con el apoyo de distintas áreas de la Dirección General de la Salud y la colaboración de distintos prestadores de salud.
La guía explica que a nivel mundial los daños generados por medicamentos y opciones terapéuticas representaron “casi el 50% del daño general prevenible” en la atención médica. Además, la prevalencia del daño agrupada de enfermedades prevenibles relacionadas con la medicación fue del 5% o uno de cada 20 pacientes, y una cuarta parte del daño fue “grave o potencialmente mortal”.
A su vez, el documento presenta datos de la Unidad de Farmacovigilancia del MSP, sobre errores con la medicación que se presentan en los prestadores de salud en Uruguay. Según los reportes sobre “errores de medicación catalogados como graves y ocurridos en el ámbito de los prestadores de salud”, entre enero de 2018 y junio de 2022 se recibieron 12.338 notificaciones, de las cuales 1.782 corresponden a errores de medicación, la mayoría vinculados al almacenamiento, problemas con el uso de un dispositivo y dispensación.
Según los registros, 33% de los errores más frecuentemente informados fueron de administración, 32% de dispensación y las instituciones de salud son los lugares donde ocurrieron el mayor número de errores de medicación; representan 38% del total.
De los 1.782 errores de medicación, 1.521 fueron categorizados según la gravedad del daño asociado; 7% le produjo un daño al paciente y 3% fueron catalogados como graves. Los 261 restantes fueron notificaciones de vacunación errónea.
En cuanto a la contribución para evitar los errores vinculados a la medicación que ponen en riesgo al paciente, la guía marca algunos elementos que pueden contribuir negativamente, como la prescripción con recetas poco legibles, la transcripción incorrecta del nombre de un medicamento o la dispensación y el almacenamiento de medicamentos similares en su presentación.
Para evitar las fallas se sugiere “hacer los errores visibles cuando ocurren”, ya que existe un subregistro sobre el tema porque en los prestadores de salud no es habitual que se registren los errores durante el proceso de atención. También se recomienda limitar tanto el acceso como el uso de ciertos medicamentos, simplificar –ya que “cuanto mayor sea el número de opciones disponibles de un medicamento o de técnicas para administrarlo, mayor es la posibilidad de que ocurra un error”– y difundir en formatos digitales y de acceso simple la información necesaria sobre los medicamentos que el personal de salud utiliza en etapas críticas, como lo que refiere a alergias y dosis excesivas.
Por último, la guía insiste en la importancia de que los centros de salud notifiquen al MSP los errores farmacológicos para generar bases sobre los errores más frecuentes. Las notificaciones no necesariamente las tienen que realizar las direcciones técnicas de las instituciones, sino que puede hacerlo cualquier integrante de los equipos de atención.