Ante el inicio de la venta en farmacias del inyectable de semaglutida, más conocido como Ozempic por su nombre comercial, el Ministerio de Salud Pública (MSP) emitió recomendaciones sobre su uso y prescripción porque, a pesar de que en principio se utiliza para el tratamiento de la diabetes tipo 2, en otros países –y ahora también en Uruguay–, muchas personas lo conocen y adquieren con la finalidad de bajar de peso.
La cartera hizo énfasis en que se trata de un medicamento destinado al tratamiento de la diabetes tipo 2 en personas adultas, que actúa regulando los niveles de glucosa en sangre. Su principio activo (semaglutida) pertenece al grupo de fármacos conocidos como agonistas del receptor GLP-1, que imitan la acción de una hormona natural liberada en el intestino después de comer.
En Uruguay, el medicamento está autorizado “exclusivamente para el tratamiento de adultos con diabetes mellitus tipo 2 que no logran un control adecuado con dieta y ejercicio”, y “puede utilizarse sólo cuando existe intolerancia o contraindicación con metformina o en combinación con otros fármacos para el manejo de la diabetes”.
La presentación comercial disponible en el país es una pluma precargada para inyección subcutánea que debe conservarse refrigerada entre 2 y 8 °C, protegida de la luz y sin congelar, y su venta se realiza “únicamente bajo receta profesional, por lo que debe ser prescripto por un médico y adquirido en farmacias habilitadas”.
Por otra parte, si bien se difundió que Ozempic puede producir pérdida de peso, “esa no es su indicación principal”, agregó el MSP. En otros países existen presentaciones de semaglutida aprobadas para el tratamiento de la obesidad o el sobrepeso, pero con dosificaciones diferentes a las disponibles en Uruguay. “En todos los casos, el uso debe evaluarse individualmente y bajo criterio médico”.
El MSP agregó que, como todo medicamento, puede provocar efectos adversos, entre ellos náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea, disminución del apetito, fatiga o hipoglucemia. También se han reportado efectos adversos graves de menor frecuencia que los mencionados, y se han emitido alertas internacionales de seguridad.
Por lo anterior, el ministerio exhortó a los equipos de salud a prescribir y monitorizar el uso del fármaco de manera “responsable, ajustándose a su indicación aprobada y vigilando la efectividad y seguridad del tratamiento”. Por último, recomienda a la población no utilizar el medicamento sin indicación médica.
Otros posibles efectos secundarios
Organismos como la Organización Mundial de la Salud y la Agencia Europea de Medicamentos han recomendado hacer mayor hincapié en los posibles efectos secundarios del fármaco, sobre todo por el aumento de la difusión que incrementó su uso en el último tiempo.
Más allá de estudios clínicos publicados en revistas médicas de distintos países, la página web de Ozempic detalla efectos secundarios más significativos que los descriptos por el MSP.
El sitio de Novo Nordisk, quien lo fabrica, alerta de efectos como la pancreatitis con síntomas como “dolor intenso en la zona del estómago que no se alivia, con o sin vómitos”. También, cambios en la visión durante el uso del tratamiento.
A su vez, en cuanto al uso de Ozempic para tratar la diabetes, informa sobre posible nivel bajo de azúcar en la sangre, lo que se conoce como hipoglucemia. El riesgo de que baje el nivel de azúcar en la sangre “podría ser mayor” si se utiliza Ozempic junto con otro medicamento, como una sulfonilurea (otro medicamento utilizado para tratar diabetes tipo 2) o insulina.
Otro de los posibles efectos es la deshidratación, que deriva en problemas renales. “La diarrea, las náuseas y los vómitos podrían provocar pérdida de líquidos, lo cual podría causar problemas en los riñones; ante esto también hay que acudir al médico si se presentan náuseas, vómitos o diarrea que no desaparecen.”
En la misma línea, también pueden presentarse problemas estomacales graves. “Se han reportado problemas de estómago, a veces graves”, así como reacciones alérgicas también graves. En el último caso, los síntomas pueden ser hinchazón de la cara, labios, lengua o garganta; problemas para respirar o tragar; sarpullido o picazón graves; desmayo o sensación de mareo, o latidos cardíacos acelerados.
A su vez, algunas personas han tenido problemas de vesícula biliar y experimentan dolor en la parte superior del estómago, fiebre, coloración amarillenta de la piel o de los ojos.