En una Rosario azotada por la violencia, las balaceras y los homicidios se llevan la atención de los medios mientras el dinero fluye en la economía, “tanto formal como informal”, corrompe áreas clave del Estado y revela la impotencia de las autoridades frente a un problema que crece.
Aun hoy, una gran parte de los gobiernos de América del Sur apoya a Julian Assange, detenido desde hace alrededor de cuatro años en una prisión de alta seguridad en Londres, Reino Unido, a la espera de su posible extradición a Estados Unidos (donde podría recibir hasta 175 años de prisión)