La izquierda, en el mundo, carece de una propuesta de futuro que entusiasme. Se ha transformado en el partido del orden y de una juiciosa administración.
El sistema educativo está regulado por una reglamentación heteronormativa, binaria y con sesgos patriarcales, lo que implica connotaciones con cierto grado de discriminación en diversos planos.
Desde la recuperación democrática no he vivido una oposición de tales características y virulencia. Irreflexiva, rabiosa y sin ideas. Pero increíblemente, todos los movimientos son en clave de Frente Amplio.
Remodelar el gasto público es una estrategia fiscal, favorece el desarrollo sostenible, alimenta la confianza pública, reduce desperdicios activos y pasivos, fomenta la transparencia a través de la digitalización.
Desde el Estado se debe colaborar proactivamente en la mejora de los estándares ambientales de las actividades productivas, teniendo especial consideración por su sostenibilidad económica.
La Ley de Presupuesto Quinquenal no implica giros radicales o relevantes respecto del período anterior, más allá de que introduce ajustes o recalibraciones en la estructura tributaria.
La verdadera descentralización consiste en empoderar y apoyar a los creadores –artistas, centros y gestores culturales– que están haciendo cultura, “instalándola” en el interior del país.
La atención a la primera infancia es un derecho cuyo ejercicio debe ser garantizado por el Estado y la sociedad a todas las familias, especialmente en los contextos de pobreza.