Con tres convocatorias y sumando más de 100 proyectos interesados en el proceso, ayer egresaron cinco cooperativas de Incubacoop: Simbion, Calmer, Magnesium, CUPTI e Intergalactic. Creada en julio de 2016, por iniciativa del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), el Instituto Nacional del Cooperativismo (Inacoop) y la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas (Cudecoop), Incubacoop se constituyó como la primera incubadora de cooperativas del país que además redobló la apuesta: aumentar –o directamente, generar– la presencia de este modelo empresarial en proyectos de base tecnológica –biotecnología, robótica y diseño industrial–, innovadores y de uso intensivo del conocimiento.
En la ceremonia de egreso, la presidenta de Cudecoop, Graciela Fernández, consideró que herramientas como la incubadora “han logrado el reconocimiento del cooperativismo por considerar que es eficaz, da resultados y es atractivo para los jóvenes”. En los más de 120 proyectos que se han presentado al proceso en los últimos tres años, la mayoría están conformados por menores de 40 años, aunque Fernández destacó que, asimismo, se “puso sobre la mesa el tema de la potencialidad de la transmisión intergeneracional de conocimiento”. En tanto, el presidente de Inacoop, Gustavo Bernini, resaltó las capacidades de resiliencia, innovación y transversalidad del asociativismo.
El subsecretario del MIEM, Guillermo Moncecchi, dijo que se trata de su “herramienta favorita”, más allá de que se siente “orgulloso de muchos de los programas que llevamos adelante”, ya que “muestra que además de la innovación, la clave está en las personas” y que “no hay oposición entre los valores de solidaridad y la producción”. En este sentido, afirmó: “Vamos a seguir adelante con este tipo de iniciativas, porque se demostró que es un modelo que funciona”. De hecho, ayer se firmó un nuevo convenio interinstitucional que “asegura la continuidad” de la herramienta.
Simbion
Sus integrantes se conocieron como un grupo de investigación en la Escuela Uruguaya de Diseño y a raíz de esa instancia decidieron participar en Incubacoop. Simbion es una cooperativa del área del diseño de producto y tecnología aplicada, integrada por dos mujeres y tres hombres egresados o estudiantes de diseño industrial, de entre 26 y 40 años. Una de ellas, Cecilia Stagno, explicó que trabajan en cuatro líneas: investigación, conceptualización, desarrollo y producción. En cuanto a la primera, en el desarrollo de nuevos materiales reciclados, actualmente en conjunto con la empresa Uruplac en la reutilización del tetrapack. También en un plan piloto con el Banco de Seguros del Estado en la policlínica de amputados de la central de servicios médicos y en conjunto con fisiatras, terapeutas ocupacionales, asistentes sociales y psicólogos en la producción de prótesis y órtesis diseñadas específicamente para pacientes que sufrieron accidentes laborales en los miembros superiores, que luego son materializadas en impresoras 3D.
Stagno contó que eligieron el cooperativismo porque “es un formato de empresa que tenía que ver con la responsabilidad social y medioambiental”. “Así es como trabajamos nosotros, y esos son los valores que nos interesan. Por ende, resultó una forma de reflejarlo a nivel formal”, agregó.
Magnesium
En un principio eran 12 integrantes. La ubicación del magnesio en ese lugar de la tabla periódica motivó el nombre de esta cooperativa especializada en tecnología cuyo rubro principal es el desarrollo de software a medida. Magnesium trabaja también en proyectos de investigación en el área de la inteligencia artificial: “Son proyectos que llevan más tiempo y no tienen un éxito asegurado, pero para nosotros son los más entretenidos”, contó uno de sus integrantes, Gonzalo Javier. Por su parte, Pablo Olivera, agregó que apuestan a “proyectos de mayor valor agregado y complejidad a la hora de investigar”.
Hoy en día, la empresa está constituida por seis ingenieros de Tacuarembó, Paysandú, Ciudad de la Costa, Maldonado, Montevideo y San José, de entre 26 y 31 años. Al ser todos varones, dicen que están “en un debe” y que la intención de incorporar mujeres es algo que los interpela y están “discutiendo a nivel de reglamento”. Javier contó que si bien exploraron la posibilidad de constituirse como sociedad anónima o de responsabilidad limitada, “el cooperativismo es lo que más se acopla con nuestra manera de trabajar y nuestro objetivo fundamental”. “Nuestra organización es horizontal y todas las decisiones siempre fueron totalmente democráticas”, afirmó.
Calmer
En el caso de Calmer, una cooperativa agraria de la ciudad de Mercedes de más 58 años de trayectoria y con un padrón de 200 socios, se incubó una nueva unidad de negocio con el objetivo de valorizar los granos forrajeros producidos por socios o clientes y de los subproductos generados en la planta de silos. Andrés Mazzilli explicó que “se brinda un servicio integral y profesional de alimentación del ganado” con la creación de “una ración a medida, específica para cada productor según las necesidades: la categoría de los animales, el momento del año y lo que pretende lograr”. La unidad se generó a partir de “inquietudes de productores” y como “alternativa para generar valor”. Los responsables de llevarla adelante son cinco varones y una mujer.
CUPTI
El nombre de esta cooperativa de Montevideo viene de la sigla Cooperativa Uruguaya de Producción, Trabajo e Ingeniería. Está integrada por seis ingenieros mecánicos y una ingeniera civil, todos en el entorno de los 30 años de edad, que se dedican al diseño industrial y a la eficiencia energética. Uno de ellos, Federico González, explicó que desarrollan productos de alto valor agregado en lo que se refiere a diseño de maquinaria y soluciones de ingeniería, y asesoran a empresas en su área de especialización y que en los últimos años –la cooperativa tiene cuatro años– se han especializado en el área de la energía, en particular en la eficiencia energética y las fuentes renovables, así como en la viabilidad de la gestión de residuos y clasificación, y en el reciclaje de estos en el interior del país. También contó que buscan desarrollar una unidad de negocios en ingeniería mecánica.
Intergalactic
Se trata de una cooperativa que surgió de la necesidad de formalizar el trabajo que sus integrantes hacían como productora en el medio local. Radicado en Montevideo, este equipo, integrado por cinco varones profesionales del sonido, la iluminación, la edición y la musicalización, se dedica a la realización audiovisual. Leandro Santamaría sostuvo que la cooperativa sigue dos líneas de trabajo: por un lado, el desarrollo de contenidos; por otro, lo comercial –publicidad, institucionales y corporativos– por medio de videos institucionales, piezas publicitarias, trabajos de animación, videoclips, webseries, cine y televisión.
También explicó que, “más allá de contemplar el área comercial”, el norte de la cooperativa es “trabajar con gente que tiene algo para contar”, y que valoran en particular que a partir de su pasaje por Incubacoop se generó una fuente de intercooperación con otras cooperativas: “Estamos en un edificio de economía social y solidaria, y generamos mucha sinergia con otro tipo de emprendimientos como fábricas, la propia incubadora e Inacoop, entre otros”.
Contó que por el momento están “buscando la estabilización para seguir creciendo”: “Nuestra cooperativa es abierta, y nos interesa nuclearnos y nutrirnos con más personas”. Asimismo, consideró que el “aporte principal” del cooperativismo al grupo ha sido “la solidaridad”: “Tener al lado una persona que te respalda humanamente, con un ida y vuelta que te permite crecer continuamente. Cuando más gente se pueda juntar en ese sentido, más bueno resulta”. En este sentido, destacó que lo mismo sucede con otras cooperativas nuevas de audiovisual: “No la vemos como competencia sino que, al contrario, nos gusta la idea de juntarnos, laburar juntos, generar usina: hacer que la unión sea realmente la fuerza”.