De lunes a jueves la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) organizó la XXXVI Conferencia Regional para América Latina y el Caribe. En esta oportunidad la sede fue Managua (Nicaragua) pero las reuniones fueron de manera virtual a causa de la pandemia generada por la covid-19. En el cierre de las actividades el director general de la FAO, Qu Dongyu, dijo que la virtualidad permitió que más personas pudieran acceder a las ponencias. “Esta conferencia ha sido más abierta, más inclusiva y más transparente que ninguna otra. Tuvo un nivel de participación sin precedentes. Esto demuestra el poder de la innovación y la digitalización. La innovación hace que lo imposible sea vuelva posible”, aseguró. Según la organización, en los tres días se alcanzaron los 10.058 visitantes y 54.054 entradas a los contenidos disponibles en la página web, además hubo 545 participantes de 33 Estados miembros, incluidos el ministro y el subsecretario de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, Carlos María Uriarte e Ignacio Buffa.
Uno de los objetivos de la conferencia fue elaborar un documento con las prioridades aprobadas por los gobiernos para los próximos dos años. “Las tres iniciativas regionales aprobadas por la Conferencia son: Sistemas alimentarios sostenibles a fin de proporcionar dietas saludables para todos; Mano de la mano para lograr sociedades rurales prosperas e inclusivas; y Agricultura sostenible y resiliente”, informó la FAO.
El representante regional de la FAO, Julio Berdegué, dijo que el primer objetivo es “mejorar la información para los consumidores y los hábitos de consumo para promover dietas saludables”, para esto la FAO “facilitará el acceso a activos productivos, financiamiento y capacitación a pequeños y medianos productores, y promoviendo la innovación tecnológica y digital”. También, se buscará “reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos”, mejorar los sistemas de distribución, “estimular cadenas cortas de suministro y políticas comerciales que promuevan una mayor seguridad alimentaria, junto con una mejor calidad e inocuidad de los alimentos”.
Cuando la FAO habla de trabajar “mano a mano” para lograr sociedades rurales prósperas, lo que pretende es erradicar el hambre y la pobreza y “estimular el desarrollo de nuevas oportunidades”. Según cifras de la organización, la pobreza afecta a uno de cada dos habitantes rurales de América Latina y el Caribe, y uno de cada cinco vive en la pobreza extrema. “Ayudaremos a los países a incrementar la inversión en bienes públicos e infraestructura, fortalecer el acceso seguro a la tierra, extender la cobertura y calidad de los servicios rurales, y generar mayores vínculos entre el sector agrícola y los mercados”, dijo Berdegué. La FAO impulsa la agricultura digital y las sociedades rurales digitales, para eso es necesario el acceso a internet y la capacitación en el uso de las tecnologías de la comunicación.
El tercer acuerdo alcanzado es el de “crear una agricultura sostenible y resiliente que pueda producir alimentos de una manera más sostenible, con menores impactos ambientales y con una mayor adaptación al cambio climático”; para lograrlo el representante regional dijo que se “requiere una mejor gestión del riesgo de desastres, cuidar y recuperar los suelos, hacer un uso eficiente del agua, impulsar la ganadería de bajas emisiones y el manejo sostenible de los bosques, la pesca y la acuicultura” .
La participación de Uruguay
En la primera jornada de la conferencia el ministro Uriarte dijo que el gobierno de Uruguay trabaja en facilitar el comercio de alimentos y fomentar la recuperación de los recursos naturales. “Queremos volver sobre lo inédito, lo difícil, lo inesperado, que es el nuevo escenario que la pandemia nos está haciendo vivir [...] Tenemos más hambre, tenemos más pobreza, tenemos más proteccionismo [...] Tan importante como cuidarnos y cuidar al prójimo es mantener la actividad económica de nuestros países viva y pujante de manera de asegurarle a todos los ciudadanos el pan en las mesas”, aseguró.
El ministro dijo que una de las dificultades para la circulación de alimentos son las “barreras al comercio, como aranceles, acuerdos, y cuotas”, además aseguró que es necesario “mejorar la comunicación entre los que producen y tienen para exportar y quienes los precisan. Reducir al mínimo posible las barreras políticas e ideológicas que, más comúnmente de lo que uno deseara, impiden el comercio de alimentos entre nuestros países”.
Con relación al coronavirus comentó que la pandemia va a exigir mayor cantidad de alimentos lo que puede generar “una mayor presión sobre nuestros recursos naturales”, por esto propuso “priorizar la búsqueda del balance” y “promover los planes nacionales de adaptación al cambio climático”. Además, propuso “promover la bioeconomía circular”, “fortalecer las políticas relacionadas al uso y preservación del recurso agua” y “fortalecer aún más el desarrollo de dietas nutritivas e inocuas”.
Por su parte, el subsecretario Buffa habló en la tercera jornada sobre la necesidad de agregar valor y digitalizar la producción. “Tenemos el desafío de producir más, producir más en forma amigable, producir más en forma oportuna, producir más de una manera que incluya todos los aspectos de sanidad y de inocuidad [...] La digitalización también participa en poder generar sistemas de trazabilidad que permitan generar un sistema de rastreabilidad para saber desde donde y hacia dónde va nuestra producción”, dijo. Sobre la digitalización aseguró que no puede excluir a nadie, debe ser democratizadora: “Tiene que integrar al sector privado, al sector público, a los empleados, y a los sindicatos”.
Por último Buffa aseguró que hay una carencia en infraestructura: “Cuando hablamos de digitalización, tenemos que lograr que el acceso a diferentes instrumentos sea considerado en una dimensión territorial y ahí tenemos un desafío grande para trabajar. También tenemos un desafío grande para trabajar en la generación de capacidades”.