¿A qué te dedicás?
Hace cinco años soy encargada de la rotisería Del Palacio, en el Palacio Salvo.
¿Cómo afectó tu actividad la pandemia?
La pandemia me modificó en términos generales la producción, los empleados y las ventas. La producción bajó 85%; el fuerte de la casa son las tartas, de las que hacíamos 60 de 13 sabores distintos diariamente. Normalmente entraban 200 personas. Ahora estoy preparando unas ocho tartas aproximadamente, y hoy, por ejemplo, entraron 14 personas. Las pocas personas que entran nos dan las gracias por mantenernos, ya que en la vuelta no queda nada abierto.
¿Qué es lo que te complicó y qué fue lo más sencillo?
De sencillo nada [se ríe]. Acá de ocho personas quedamos dos. Lo más difícil fue decirles a los compañeros que se iban al seguro de paro, y por otro lado el tratar de llegar a cubrir los gastos fijos. Día a día se hace más complicado. Nuestro horario era de 8.00 a 20.00, ahora estamos abiertos de 11.00 a 16.00 por la falta de gente. Medir el consumo de luz… tuvimos que recortar todos los gastos, como por ejemplo el envío de la diaria. Además, es un rubro que no se vende por internet; nuestro fuerte es el público de oficina, los trabajadores de la vuelta.
¿Qué te parece que va a pasar?
Se puede decir que al día de hoy la estamos remando como se puede; el futuro es una incertidumbre, no sé en qué va a terminar esto. Antes, con actividad, las horas no te daban para hacer todo el trabajo; ahora las horas son eternas, no pasan más.
¿Vas a poder aprovechar algo de todo esto más adelante?
En cuanto al futuro quiero ser optimista y poner toda la energía positiva para salir de esto y ser solidaria con quien más lo necesita, espero que cuando pase esta pandemia nos deje alguna enseñanza.
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