El lunes 13 de abril, exactamente un mes después de la declaración de la emergencia sanitaria, y tras acordar, en una extensa negociación, un protocolo, los trabajadores de la construcción volvieron a sus puestos de trabajo. Fueron de los primeros. Por eso, un mes después de su retorno, el que los más de 400 test aleatorios que se realizaron en el sector dieran negativo de covid-19 alentó a las autoridades de gobierno a apretar el acelerador para la vuelta a la actividad en otros rubros.
Pero los primeros en volver a trabajar aplicando un riguroso protocolo, que implica distanciamiento, uso de tapabocas y disponibilidad de alcohol en gel, entre otras medidas, también son de los primeros en comenzar a hacer asambleas sindicales y movilizaciones. “Si podemos trabajar, si podemos prender los motores de la economía, sostenerlos, como se dijo, está claro que con el mismo protocolo podemos juntarnos a discutir los trabajadores entre nosotros”, dijo Daniel Diverio, presidente del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (SUNCA).
Durante esta semana el sindicato resolvió hacer asambleas “en una plaza pública, en una avenida que esté desierta, en una canchita de fútbol”, aplicando el mismo protocolo que en las obras: distanciamiento, tapabocas y alcohol en gel. “Y si hay que trasladar a compañeros desde lejos, se hace en ómnibus que pueden llevar sólo 50% de la capacidad. Ha habido mucha militancia para que a lo largo y ancho del país se hagan cientos de estas asambleas. Cuando discutimos el protocolo para reintegrarnos a trabajar, esa discusión nos dio elementos para construir resguardos ante la situación sanitaria, y eso fue lo que aplicamos en nuestras asambleas”, contó Diverio a la diaria. Estas asambleas son parte de una serie de movilizaciones convocadas para mayo, en defensa de la Ley de Negociación Colectiva y de la convocatoria a los Consejos de Salarios, y en rechazo a la ley de urgente consideración (LUC).
En cuanto a la convocatoria a los Consejos de Salarios, Diverio dijo que están “preocupados” porque no saben “cuáles son las pautas ni si las va a haber, ni cuáles son las condiciones”, teniendo en cuenta que el convenio colectivo del sector de la construcción terminó el 30 de abril. El sindicato, así como el PIT-CNT, propone que si la situación de emergencia sanitaria impide que se convoque a los Consejos de Salarios, “lo que tendría que haber es una prórroga de todos los convenios actuales”. Para Diverio, incluso esta última opción no sería lo mejor para los trabajadores porque, en el caso de la construcción, la fórmula “no contiene crecimiento salarial, porque es una fórmula de empate”, pero “por lo menos se asegura un blindaje al salario y no hay componentes salariales que puedan complicar a la industria”.
Según el dirigente, por el otro lado, las cámaras empresariales no quieren la prórroga, sino “pagar el salario puro y duro, sin ningún tipo de ajuste”, en tanto el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, “dice que está buscando una alternativa que iría por el medio”. “El camino del medio también es rebaja salarial”, subrayó Diverio. El dirigente dijo que preocupa la posibilidad de la eliminación de los correctivos porque implica sacar “una herramienta fundamental para mantener el salario. El correctivo en la construcción ahora es de 3,71%. Si no tuviéramos ese correctivo, estaríamos perdiendo 3,71% de salario real”. Esta posibilidad es aún más preocupante para el dirigente, en un escenario “muy complejo, en el que los más optimistas están planteando que va a haber una inflación de dos dígitos, de entre 10% y 11%”.
Sector que va a crecer
Por otra parte, Diverio destacó que la construcción es un sector que no está pasando por una situación complicada, empleando a entre 40.000 y 45.000 trabajadores, cuando “el promedio histórico del país es de 38.000 trabajadores”. Además, “en medio de la pandemia, con licencia especial, fueron enviados muchos trabajadores a seguro de paro y el promedio de ocupación en la industria se mantuvo. Entonces, no sólo no es una industria en dificultades, también es una de las pocas con perspectivas de crecimiento”.
Las asambleas se llevaron a cabo en los alrededores de las obras, en todo el país. Diverio confirmó que en la mayoría de los casos, cuando se estaban armando las asambleas se presentaron efectivos policiales que, con el argumento de controlar las medidas sanitarias, “solicitaron datos personales de los organizadores”. “Capaz que venimos mal acostumbrados. Hemos realizado movilizaciones multitudinarias y nunca nos paró un policía. Hay una nueva conducción política y una nueva realidad, pero entendemos que tenemos el derecho legítimo a defender nuestros derechos, y lo vamos a seguir haciendo con los trabajadores en la calle”, concluyó.
El SUNCA se reunirá este sábado en un asamblea nacional de delegados. No descarta tomar alguna medida y, en principio, se plegaría al paro y movilización que convocaría el PIT-CNT para el 4 de junio frente al Palacio Legislativo, cuando se esté votando la LUC.